Un asunto de la corona
J. V.,Las fuerzas de seguridad personal del rey Hassan II, incluidos veh¨ªculos blindados ligeros, se han hecho cargo de la delegaci¨®n del Polisario desde su llegada a Marraquech en la tarde del pasado martes, procedentes de Argelia. Los hombres del Rey han ocultado celosamente a los hu¨¦spedes del monarca de las miradas de la poblaci¨®n de la capital imperial del sur, los periodistas locales y extranjeros e incluso los otros servicios de seguridad civiles y militares del Reino.
Bajo un intenso sol durante el d¨ªa y un fr¨ªo a¨²n m¨¢s crudo a la oscurecida, los numerosos turistas extranjeros que pasan en la ciudad sus vacaciones de invierno son totalmente ajenos al hist¨®rico hecho que all¨ª se est¨¢ desarrollando. La plana mayor del poder pol¨ªtico marroqu¨ª, concentrada al completo en la ciudad, sabe, sin embargo, que algo muy serio est¨¢ ocurriendo, aunque parece estar tan mal abastecida de noticias como todo el mundo, salvo los reunidos en palacio.
El presidente del Parlamento, la mayor¨ªa de los ministros, el embajador de Marruecos en la ONU y algunos l¨ªderes de la oposici¨®n, entran y salen del fastuoso hotel La Mamunia, con la ignorancia pintada en sus rostros. En ocasiones preguntan incluso a los periodistas por las ¨²ltimas novedades.
Los independentistas saharauis vinieron a bordo de un avi¨®n Myst¨¨re argelino, que aterriz¨® en el aeropuerto militar de Benguerir. Desde su llegada, la seguridad personal del Rey se hizo cargo de su protecci¨®n. Los l¨ªderes del Polisario han sido instalados en una suntuosa villa sobre cuya situaci¨®n los periodistas, e incluso el pueblo de Marraquech, hacen muchas c¨¢balas.
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