?rbol ca¨ªdo
SE DA por seguro que Pilar Mir¨® ser¨¢ destituida como directora general de RTVE en el pr¨®ximo Consejo de Ministros, el d¨ªa 13. Pero es la tercera o cuarta vez que el cese se da por inminente. En cualquier caso, Pilar Mir¨® sigue al d¨ªa de hoy, pese a los desplantes de la oposici¨®n, la sorda indignaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica y la desautorizaci¨®n expresa por parte de ministros y dirigentes del PSOE, al frente de la radiotelev¨ªsi¨®n p¨²blica. El esc¨¢ndalo que se organiz¨® por la adquisici¨®n de vestuario con fondos p¨²blicos fue considerable. Pero el que supone que el Gobierno se empecine en mantenerla en su puesto tres meses despu¨¦s de su estallido lo supera ampliamente.Lo que hizo Pilar Mir¨® fue algo m¨¢s que un error, sin que quepa diluir su responsabilidad con el argumento de que su comportamiento individual es un simple reflejo de los h¨¢bitos imperantes en la sociedad espa?ola o en sus clases dirigentes. En primer lugar, no es cierto que todo el mundo haga lo mismo. Si todos los cargos p¨²blicos, cada uno a su nivel -concejales, alcaldes, asesores de consejeros auton¨®micos, embajadores o ministros-, hicieran lo mismo, hace tiempo que el Estado se habr¨ªa declarado en quiebra.
La ¨²nica actitud razonable por parte de Pilar Mir¨® habr¨ªa sido la de marcharse inmediatamente. Es lo que se espera de alguien que reconoce haber cometido irregularidades como las puestas de manifiesto por la Intervenci¨®n General. Su inicial pretensi¨®n de desplazar la responsabilidad del cese hacia quien la nombr¨® resulta injustificada, sobre todo teniendo en cuenta que son notorias las relaciones de amistad que unen a Pilar Mir¨® con el presidente del Gobierno. Pero no menos injustificada resulta la l¨®gica de Felipe Gonz¨¢lez, que se niega a aceptar dimisiones o a destituir a cargos p¨²blicos, precisamente porque as¨ª lo solicita la oposici¨®n o la opini¨®n p¨²blica.
El argumento de la dificultad de hallar un sustituto id¨®neo resulta igualmente insostenible. Es seguro que si la directora general hubiera dimitido por motivos de fuerza mayor, sin mediar esc¨¢ndalo alguno, la vacante habr¨ªa sido cubierta de inmediato. Al aplicar el criterio de enfriar el asunto para evitar producir sensaci¨®n de debilidad, Gonz¨¢lez ha conseguido el efecto opuesto: la situaci¨®n no puede resultar m¨¢s rid¨ªcula, y el bochorno aumenta cada d¨ªa. Al optar por la pasividad, el presidente ha renunciado a adoptar una actitud ejemplificadora en el ¨¢mbito de los comportamientos y ha abonado el terreno para que quienes s¨®lo se sienten fuertes frente a los d¨¦biles se ensa?en a su gusto con un ¨¢rbol ca¨ªdo y artificialmente sostenido en pie. Pero sobre todo ha renunciado a hacer de la crisis el punto de apoyo para, una reforma a fondo del estatuto de RTVE, cuya redacci¨®n actual favorece el imperio del arbitrismo y constituye un caldo ¨®ptimo para que germine la corrupci¨®n. No en vano ha sido la propia directora general quien ha admitido que la televisi¨®n "s¨®lo interesa a los pol¨ªticos en cuanto instrumento de sus objetivos partidistas".
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