El c¨¢ncer secreto

"El emperador contin¨²a estable" era la frase habitual del portavoz de la Casa Imperial japonesa, Kengi Maeda, a lo largo de los m¨¢s de tres meses -111 d¨ªas en total- que dur¨® la fase de enfermedad terminal del veterano monarca japon¨¦s, el emperador Hirohito.

Las hemorragias casi diarias que le afectaban desde el 19 de septiembre de 1988 se atribu¨ªan a "inflamaciones en la zona pancre¨¢tica". S¨®lo en ocasiones muy espor¨¢dicas alg¨²n diario nip¨®n, como el liberal Asahi Shimbun, habl¨® de eventual tumor cancer¨ªgeno, hasta que ayer lo confirm¨® el propio jefe del equipo m¨¦dico de la Casa Imperial, el doctor Akira Takagi.

El c¨¢ncer hab¨ªa sido detectado hace 15 meses, a trav¨¦s de un an¨¢lisis patol¨®gico realizado en la universidad de Tokio, por el profesor Yoshifumi Urano, en base a una parte del tejido extra¨ªdo al emperador Hirohito en su operaci¨®n del 26 de septiembre de 1987, casi un a?o antes de que iniciase su ¨²ltima fase cr¨ªtica, durante la cual los m¨¦dicos le aplicaron transfusiones sangu¨ªneas por un total de casi 32 litros de sangre.

El veredicto del profesor Yoshifumi Urano -que falleci¨®, a su vez, de c¨¢ncer en enero de 1987- fue celosamente guardado para no afectar al paciente, seg¨²n fuentes de la casa imperial. Por esta decisi¨®n, la larga agon¨ªa de Hirohito de qued¨® envuelta en un velo de misterio para la -opini¨®n p¨²blica japonesa y la naturaleza exacta de su enfermedad constituy¨® uno de los secretos mejor guardados por la Prensa nipona, aunque en el exterior la noticia ya hab¨ªa trascendido y se hablaba de ella sin tapujos. Fue la ¨²ltima concesi¨®n a un hombre que un d¨ªa fue dios.