"Las centrales siguen un esquema nacionalsindicalista"
Entrevista con Carlos Solchaga, ministro de Econom¨ªa y Hacienda
Pregunta. ?Se siente responsable del actual momento de crispaci¨®n social que atraviesa la sociedad espa?ola?Respuesta. Honestamente, no. Creo que era muy dif¨ªcil, una vez superada la crisis econ¨®mica cuando los beneficios registran aumentos muy fuertes -y, por tanto, es mucho m¨¢s perceptible que nunca la diferencia de trato de unas rentas a otras-, que una pol¨ªtica econ¨®mica que es racional y que est¨¢ dando buenos resultados no originase alg¨²n tipo de confrontaci¨®n y de discusi¨®n desde consideraciones sociales.
Sin embargo, eso no es responsabilidad del ministro de Econom¨ªa ni del Gobierno en su conjunto. Ha sido una cosa que insisto, ten¨ªa que ocurrir. Pero eso no quiere decir que deba cambiarse la pol¨ªtica econ¨®mica sino que quiz¨¢ haya que complementarla con otras acciones. Yo creo que hace falta algo m¨¢s que esa pol¨ªtica econ¨®mica para mantener un cierto equilibrio y, digamos, un modo de convivencia razonable entre el Gobierno y los ciudadanos. Aqu¨ª es donde puede haber habido fallos del Gobierno, fallos con los que yo naturalmente, me siento solidario.
P. ?Esas pol¨ªticas complementarias podr¨ªan haber configurado el prometido giro social?
R. En parte, s¨ª. Eso nos lleva a que cuando se empiezan a producir altos beneficios, algunos dicen "yo no noto que nos estemos aprovechando todos por igual". Y en seguida se ponen ejemplos: los beneficios de la banca han crecido en 1988 en torno al 40% . los resultados de las empresas se han duplicado, hay gente que ha especulado en bolsa y ha ganado mucho dinero, un piso que antes val¨ªa siete millones ahora vale 12... Todo eso, no voy a negarlo, es parte de la verdad. Pero no es toda la verdad.
Lo que hace falta es saber si se est¨¢ produciendo una redistribuci¨®n de la renta a favor o en contra de los asalariados. Pues bien, en 1988, una vez m¨¢s, la renta habr¨¢ crecido en t¨¦rminos monetarios entre el 10% y el 11%, y sin embargo los salarios como consecuencia del crecimiento cercano al 3% en el empleo y de algo m¨¢s del crecimiento del 8% (cerca del 9%) del salario medio por empleado, habr¨¢n subido por encima del 11%.
P. Los, sindicatos, en este momento, ?no est¨¢n reivindicando m¨¢s poder?
R. Sin ninguna duda. Eso es perfectamente leg¨ªtimo. El problema surge cuando los sindicatos se creen legitimados por algo que es anterior a la legitimaci¨®n surgida de las urnas: y eso no, ?eh?, eso no. Ser obrero no legitima para ejercer el poder m¨¢s que el sistema que los ciudadanos libremente han elegido a trav¨¦s de la Constituci¨®n, que consiste en elecciones democr¨¢ticas y mayor¨ªas parlamentarias.
Lo que uno puede poner en tela de juicio es c¨®mo quiere participar en este poder, y, al hacerlo, a qui¨¦n est¨¢ beneficiando. Hay aspectos en la actuaci¨®n sindical que recuerdan componentes corporativistas. El hecho de que los sindicatos est¨¦n m¨¢s pendientes de quienes tienen empleo que de los que no lo tienen es un signo de corporativismo.
Cuando algunos dicen que el primer punto de reivindicaci¨®n es que no habr¨¢ j¨®venes empleados en tales o cuales condiciones, est¨¢n caminando por una senda peligrosa. Cuando se niegan a discutir con los empresarios, y exigen hacerlo s¨®lo con el Gobierno, inician una estrategia que es la ¨²nica posible en reg¨ªmenes autoritarios, sean ¨¦stos corporativistas de derechas o estalinistas: los sindicatos no quieren discutir el poder con la clase propietaria de los medios de producci¨®n, sino con el Gobierno y con el Estado. Eso es el esquema propio del nacionalsindicalismo.
P. Ahora el Gobierno dice que subir¨¢ a 200.000 millones su oferta en las negociaciones con los sindicatos. ?Habr¨ªa que modificar el cuadro macroecon¨®mico?
R. Hay aspectos cuantitativos y aspectos cualitativos, porque si s¨®lo nos fijamos en los n¨²meros es dif¨ªcil de explicar. ?Qu¨¦ son 400.000 millones?: el 1% del PIB espa?ol. La ¨²nica manera de saber por qu¨¦ el Gobierno se autoimpone unos l¨ªmites es analizando cada una de las partidas. Porque el tema no es regar dinero, aunque el Gobierno estuviera dispuesto a hacerlo y que no hubiera riesgos, pero, ?por qu¨¦ regar determinado dinero, si eso significa establecer, a lo mejor, precedentes inquietantes o peligrosos para el desarrollo de nuestra econom¨ªa en el futuro?
Funcionarios y pensiones
P. ?Cu¨¢les son los l¨ªmites que se ha impuesto el Gobierno en el actual proceso negociador y cu¨¢les son las razones que le han llevado a establecerlos?R. Empecemos por los salarios. Nos piden un aumento del 2% para los salarios de todos los funcionarios: para los jueces, que a lo mejor han tenido un aumento del 12% o 15%; para los ense?antes, que tuvieron un arreglo que tambi¨¦n supon¨ªa un incremento por encima de los dos d¨ªgitos; para los polic¨ªas, que tambi¨¦n tuvieron ese tipo de aumento, e igualmente para aquellos que se han quedado en el 4% justo. La base es que ha habido una desviaci¨®n de la inflaci¨®n. Es un argumento razonable, no es una cosa de locos. Pero, ?por qu¨¦ el Gobierno se establece unos l¨ªmites? Primero, porque no quiere introducir la escala m¨®vil en la econom¨ªa de este pa¨ªs y porque carecer¨ªa de fuerza si aceptara la escala m¨®vil para los funcionarios.
Puedo discutir que determinados colectivos de funcionarios han salido perjudicados como consecuencia de que la inflaci¨®n ha ido m¨¢s all¨¢ de lo previsto y que sirvi¨® como referencia a la hora de fijar sus salarios, primero en el Consejo de Ministros y luego en el Parlamento al aprobar la ley de Presupuestos. Pero eso es una cosa, y otra cosa es que en el sistema de fijaci¨®n de salarios incluyamos una indiciaci¨®n con esta cl¨¢usula de revisi¨®n autom¨¢tica. Nosotros no estamos por indiciar la econom¨ªa. No vamos a poner una escala m¨®vil. Y no la vamos a poner porque estamos convencidos de que no sirve para nada, s¨®lo para aumentar las tensiones inflacionistas, y sobre todo impide, una vez que ¨¦stas se han creado, empezar a disminuirlas. Pero no garantiza una mejor redistribuci¨®n de la renta para los trabajadores; ah¨ª est¨¢ el ejemplo italiano.
P. ?Y qu¨¦ pasar¨¢ con las pensiones?
R. Sucede algo similar. Una vez m¨¢s estamos en el tema de la indiciaci¨®n inmediata. En general, no lo podemos admitir, pero aqu¨ª reconozco que la aplicaci¨®n del criterio de subir s¨®lo a aquellos que se han quedado por debajo del coste de la vida tiene un aspecto algo desagradable y, si se quiere, contradictorio con lo que ha sido la pol¨ªtica de pensiones. Porque como nosotros hemos venido fijando unas pensiones que por abajo crecen mucho para irse aproximando al salario m¨ªnimo y, como hay recursos limita dos, por arriba crecen muy poco y la m¨¢s alta est¨¢ topada, como dicen ahora (con un techo de 187.000 pesetas), ahora ser¨ªa contradictorio decir que estos pensionistas han crecido menos que la inflaci¨®n, si desde el principio el Gobierno tom¨® la decisi¨®n que se subieran por debajo del IPC.
Habr¨¢ que considerar si la masa media de pensionistas ha perdido un poco, o algo, o mucho. ?Y c¨®mo se les reparte? Vamos a hablar de dinero, pero sin tener car¨¢cter de revisi¨®n autom¨¢tica, y vamos a ver qu¨¦ sistema se nos ocurre. Ya hicimos una propuesta: si yo lo hiciera con aquellos que han perdido y les diera exactamente la diferencia con lo que han perdido, me costar¨ªa en un caso 10.000 millones y en otro caso 12.000 o 15.000 millones, seg¨²n los criterios o hip¨®tesis con que se act¨²e.
P. Pero donde parece que la postura del Gobierno est¨¢ m¨¢s alejada de la sindical es respecto a aumentar la cobertura hasta el 48% de los parados.
R. Es una cosa incre¨ªble. Se habla del 48% como si ¨¦sta fuera una cifra m¨¢gica. En la ¨²ltima reuni¨®n dije a los sindicatos: Ustedes insisten en que el 48% de los que no tiene trabajo deben tener una cobertura, ?por qu¨¦?
"Porque una vez se firm¨®". Pero, ?por qu¨¦ se firm¨® el 48% y no otra cifra? Porque se pensaba que con la cantidad de dinero que hab¨ªa disponible en los presupuestos, si el empleo, la tendencia a la actividad de los hombres y mujeres de este pa¨ªs y el crecimiento de la poblaci¨®n activa iban por tal camino, se podr¨ªa dar cobertura con los medios que hab¨ªa a unas 300.000 personas m¨¢s. Y eso representaba, sobre unas previsiones de la evoluci¨®n del paro registrado, llegar al 48%.
?Se dio cobertura a 300.000 personas m¨¢s desde 1985? S¨ª. Pero, ?qu¨¦ ha pasado? Pues que un mont¨®n de mujeres -y adem¨¢s hacen muy bien- se han apuntado a la actividad, ha aumentado el n¨²mero de desempleados y ya no se est¨¢ en el 48%, sino en una cobertura menor. Es decir, ha habido una raz¨®n de fuerza mayor: hemos cumplido el contenido de la idea que ten¨ªamos cuando habl¨¢bamos del 48% pero no podemos cumplir ese porcentaje ahora.
Pero en definitiva estamos dispuestos a discutir y vamos a ver cu¨¢nto dinero podemos poner. Estamos dispuestos a discutir colectivo por colectivo y quiz¨¢ lleguemos al 48% -yo personalmente creo que no-. La posici¨®n del Gobierno es cubrir aquellos colectivos con mayores necesidades, y ponemos m¨¢s de 60.000 millones encima de la mesa para empezar a negociar, que pueden cubrir a unos 200.000 nuevos beneficiarios del subsidio.
El Gobierno s¨®lo pone una condici¨®n: a los que no han tenido un primer empleo, el Gobierno lo que quiere es darles no 100.000, sino a lo mejor 200.000 millones en la forma de subsidio para empleo, no en subsidio para desempleo. El Gobierno quiere dedicar a esta creaci¨®n de empleo todo el dinero que sea necesario. A ese colectivo no le hacemos ning¨²n bien, y lo decimos desde ahora, si le instalamos en el subsidio de desempleo. Por consiguiente, queda fuera de esa cobertura. Aqu¨ª est¨¢ el 50%. de los desempleados, y en el resto ya veremos hasta d¨®nde llegamos, superando los 60.000 millones, para alcanzar un acuerdo.
El salario m¨ªnimo
P. ?Y cu¨¢ntos recursos est¨¢ dispuesto a poner en la mesa de negociaci¨®n para equiparar las pensiones m¨ªnimas al salario m¨ªnimo?R. Primero es necesario analizar las variables que condicionan el coste de la aproximaci¨®n, que, naturalmente, depende de la evoluci¨®n del salario m¨ªnimo interprofesional (SMI). Si ¨¦ste crece cada a?o al 10%, la pensi¨®n m¨ªnima tendr¨¢ que crecer por encima de esta cifra para que se vayan aproximando; por consiguiente, lo que nos piden, tanto en t¨¦rminos del tiempo que vayamos a tardar para alcanzar el prop¨®sito de la equiparaci¨®n como en t¨¦rminos del dinero que cuesta, depende tambi¨¦n del trayecto que uno le d¨¦ en su prop¨®sito al SMI en el futuro. Nosotros creemos que si el SMI va por encima de la inflaci¨®n prevista, tiene un coste relativamente elevado, y veremos en qu¨¦ condiciones, pero estamos dispuestos a comprometernos a hacerlo en la legislatura.
Pero tambi¨¦n debemos clarificar qu¨¦ sistema de pensiones queremos. Porque hay distintos par¨¢metros que influyen tambi¨¦n en el coste. Por ejemplo, cuando decimos equiparar pensi¨®n m¨ªnima a salario m¨ªnimo, ?a qu¨¦ pensi¨®n nos referimos, ?a la ¨²ltima que se cobra, por ejemplo, por viudedad? Eso es muy fuerte, porque hay diferencias de 30 o 40 puntos a cubrir. Afortunadamente aqu¨ª estamos bastante pr¨®ximos. Cuando hablamos de la pensi¨®n m¨ªnima, nos estamos refiriendo a la de jubilaci¨®n en la que el beneficiario tiene c¨®nyuge a su cargo. Eso significa que la de los que no tengan c¨®nyuge ser¨¢ algo menor, que la de las viudas mayores de 65 a?os ser¨¢ inferior (el Gobierno habla de un 85% del salario m¨ªn¨ªmo) y la de las viudas m¨¢s j¨®venes que tienen oportunidad de hacer alg¨²n trabajo ser¨¢ algo menos, en tomo al 75% del SMI. La tercera variable s¨ª tiene mucho que ver con el dise?o del sistema de pensiones que queramos para nuestro pa¨ªs. Porque, ?qu¨¦ pasa con las otras pensiones que est¨¢n por encima del SMI?
P. ?Y de d¨®nde saldr¨¢n los recursos necesarios para cumplir con estos posibles compromisos?
R. Que nadie nos pida que todo el dinero que vayamos a dedicar a lo que podr¨ªa ser llegar a un acuerdo con los sindicatos tenga que ser "a m¨¢s a m¨¢s", porque eso no beneficia a nadie. Una parte puede venir de algo m¨¢s de recaudaci¨®n que pueda haber, y otra parte tendr¨¢ que venir de la reasignaci¨®n de recursos dentro del gasto presupuestario, y creo que es bueno para todos que al final seamos capaces de subvenir a las necesidades financieras de este acuerdo, si es que llega a producirse, sin necesidad de aumentar el d¨¦ficit p¨²blico o de aumentar la presi¨®n fiscal por encima de lo que los par¨¢metros legales prev¨¦n en los presupuestos del Estado.
Derribar al presidente
"Nos pagan para administrar con prudencia"
El Gobierno y la direcci¨®n del PSOE no eran conscientes del grado de deterioro social. Eso tiene un coste pol¨ªtico, pero el Gobierno cree que su funci¨®n consiste en administrar con prudencia la relaci¨®n entre medios disponibles y aspiraciones sociales. "Para eso nos pagan", afirma Solchaga.Pregunta. ?Por qu¨¦ no se intent¨® toda esta reflexi¨®n antes del 14-D?
Respuesta. Esa es una buena pregunta y bastante dif¨ªcil de responder. Con frecuencia nos ocurre lo que sucede en las relaciones de convivencia en los n¨²cleos familiares: se produce un deterioro, una falta de respeto. Quiz¨¢ una de las virtualidades del 14-D es que tenemos que argumentar entre nosotros, sindicatos y Gobierno, y tambi¨¦n ante la opini¨®n p¨²blica, que est¨¢ muy enfadada porque algunos se hacen muy ricos o porque es dif¨ªcil casarse a causa de que se han disparado los precios de las viviendas.
A lo mejor, en los ¨²ltimos tiempos, como consecuencia de ese deterioro del que ninguno ¨¦ramos conscientes, no hemos confesado ante la sociedad lo que quer¨ªamos y pod¨ªamos hacer y si eso era compatible con las aspiraciones de colectivos sociales. ?Es culpa del Gobierno? En parte, s¨ª. Pero el Gobierno todav¨ªa no ha descalificado la pol¨ªtica de los sindicatos, ni ha insultado a los dirigentes sindicales. Lo otro s¨ª se ha producido; ha habido sindicalistas que han descalificado la pol¨ªtica del Gobierno, han insultado a personas, han puesto en tela de juicio la honestidad.
P. En pol¨ªtica, esas cosas se pagan. ?Cu¨¢l es el coste?
R. Es dif¨ªcil decirlo. Ante una huelga general de car¨¢cter pol¨ªtico, un Gobierno conservador, que no desea modificar nada de lo que existe, reacciona pensando qu¨¦ tiene que hacer para cambiar algo sin que cambie nada.
Pero nosotros s¨ª queremos que cambien cosas. Muchas de las aspiraciones que exigen los sindicatos est¨¢n en nuestro programa, pero tenemos la responsabilidad de administrarlo en funci¨®n de nuestro conocimiento de la situaci¨®n. En el supuesto de que no haya acuerdo, un Gobierno conservador o bien hace un programa que parezca el giro social, o enfrenta a la opini¨®n p¨²blica con las elecciones anticipadas, para que ¨¦sta diga si tiene raz¨®n y si eso le permite acabar despu¨¦s con la resistencia sindical.
Nosotros lo tenemos m¨¢s f¨¢cil y m¨¢s complicado. M¨¢s f¨¢cil, porque no nos sentimos desautorizados program¨¢ticamente; al igual que mucha gente, nosotros decimos que hay cosas por cambiar y lo tenemos incluso comprometido p¨²blicamente en nuestro programa.
Pero tambi¨¦n lo tenemos m¨¢s dif¨ªcil; si no hay acuerdo y alguien pusiera en tela de juicio la legitimidad de la representaci¨®n mayoritaria obtenida en las urnas, tendr¨ªa sentido acabar en unas elecciones. Si alguien cree que la legitimidad de la representaci¨®n obrera est¨¢ por delante de la legitimidad conseguida en las urnas, a lo mejor no nos quedar¨¢ otro remedio, porque se habr¨¢n puesto en tela de juicio las esencias del funcionamiento de un sistema democr¨¢tico. Si no, tendremos que seguir gobernando para hacer muchas de las cosas que nos piden que hagamos, pero al ritmo que consideramos pol¨ªticamente posible e irreversible.
"El presidente no se plantea renunciar"
P. ?Ha escuchado alguna vez al presidente del Gobierno, en estos ¨²ltimos meses, plantear su posible renuncia?R. No, yo eso no lo he escuchado. Desde luego no se ha planteado nunca en el Consejo de Ministros, en una deliberaci¨®n de car¨¢cter pol¨ªtico ni, que yo sepa, en una de car¨¢cter personal. Puede haber hecho una frase como la del otro d¨ªa en la conferencia de prensa, "para hacer esto, me voy a mi casa", pero no supone el planteamiento de la renuncia.
Los sindicatos han dicho que no se trata de derribar al presidente. El secretario general de CC OO opina que debe marchase, pero no s¨¦ si es su juicio de la situaci¨®n o si refleja una estrategia.
P. ?Y el partido socialista tiene alguna soluci¨®n?
R. El partido, como se ha reflejado en el comit¨¦ federal, est¨¢ unido en torno a las tesis de su ejecutiva y de su Gobierno: no digo yo que Izquierda Socialista y militantes relevantes no hagan cr¨ªticas, pero es extraordinario que cuando se ha intentado deslegitimar tan duramente las posiciones del Gobierno, desde posturas de izquierda, el partido siga en torno a la ejecutiva y al Gobierno. Pero tambi¨¦n hay dolor y preocupaci¨®n por esa cr¨ªtica.
P. ?Hacia d¨®nde puede ir un proyecto socialdem¨®crata, si tiene tan a la proa a los representantes obreros?
R. Yo dir¨ªa a algunos de los representantes de la clase obrera, porque los sindicatos no son sus representantes exclusivos. En cualquier caso, la respuesta es clara: habr¨¢ que construir un modelo socialdem¨®crata bastante nuevo, del que no existen precedentes, que se est¨¢ alumbrando con dolor en toda Europa. Si un sindicato se corporativiza, ?por qu¨¦ habr¨ªa de tener en el Gobierno socialista una consideraci¨®n diferente a la del Colegio de Abogados?
En toda Europa se est¨¢ alumbrando un modelo nuevo: alg¨²n papel tendr¨¢n que jugar los sindicatos, pero no el que han venido desarrollando, porque eso no lo quiere la sociedad, como lo prueba la reducci¨®n de la afiliaci¨®n sindical.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Socialdemocracia
- Pacto social
- Carlos Solchaga
- Declaraciones prensa
- III Legislatura Espa?a
- UGT
- Comisiones Obreras
- Negociaci¨®n colectiva
- Gobierno de Espa?a
- Sindicatos
- Huelgas generales
- Salarios
- PSOE
- Pol¨ªtica social
- Sindicalismo
- Huelgas
- Legislaturas pol¨ªticas
- Pensiones
- Ministerios
- Partidos pol¨ªticos
- Prestaciones
- Conflictos laborales
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Elecciones
- Ministerio de Econom¨ªa, Comercio y Empresa