"A prop¨®sito de las censuras que me quiso aplicar el Vaticano"
El obispo Casald¨¢liga explica el intento de reducirlo al silencio por sus puntos de vista cr¨ªticos
Hoy m¨¢s que nunca quisiera responder personalmente a cada uno de los que me hab¨¦is escrito con ocasi¨®n de ese altercadillo casero que he tenido con el Vaticano. No voy a contar la novela entera. Vuestras cartas y mensajes me han emocionado hasta las l¨¢grimas a veces, y me obligan a responderos, m¨¢s que con papel, con la propia vida. Vosotros, amigos, hermanos, comprende-r¨¦is el alcance de esta carta colectiva y la gratitud y el cari?o con que os abrazo a cada uno: en mi nombre, en nombre de toda nuestra Iglesia de Sao F¨¦lix de Araguala y, si no parece pretensi¨®n, en nombre del pueblo y la Iglesia de toda esta patria grande de nuestra Am¨¦rica Latina.De la visita ad limina y de mis encuentros con Juan Pablo II y con los cardenales Gantin y Ratzinger -prefectos, respectivamente, de la Congregaci¨®n para los Obispos y para la Doctrina de la Fe- hice un relato que muchos de vosotros hab¨¦is le¨ªdo: La piedra, As¨ªs y la espiga de ma¨ªz.
Volv¨ª de Roma, dec¨ªa en este relato circular, "m¨¢s eclesial, espero, y m¨¢s latinoamericano tambi¨¦n".
El d¨ªa 23 de agosto, la Nunciatura en Brasilia me comunicaba que la Congregaci¨®n para los Obispos le hab¨ªa confiado el encargo de entrar en contacto conmigo "para la firma de un documento" referente a mi reciente visita ad limina. El 8 de septiembre, la misma Nunciatura, despu¨¦s de una conversaci¨®n telef¨®nica que mantuve con el se?or nuncio, me remit¨ªa el documento "personal y reservado", uno de los cuales deber¨ªa yo "firmar y fechar".
Papel timbrado
Ese documento, monitum, posiblemente en lat¨ªn, se titula en portugu¨¦s Intima?ao (intimaci¨®n) de parte de las congregaciones para la Doctrina de la Fe y para los Obispos. No lleva firma de nadie ni el sello de dichas congregaciones, pero vino en papel timbrado de la Nunciatura.
Son dos p¨¢ginas y media de considerandos teol¨®gico-can¨®nicos, de constataciones sobre actos m¨ªos, supuestamente contrarios a esos considerandos, y de intimaciones concretas que yo asumir¨ªa si firmase.
Son cuatro apartados en torno a teolog¨ªa de la liberaci¨®n, cr¨ªticas m¨ªas a medidas tomadas por la curia romana, op¨²sculos catequ¨ªsticos de nuestra prelatura -que tienen hasta 13 ediciones y han sido publicados en muchos pa¨ªses-, celebraciones y romer¨ªas de los m¨¢rtires, visitas a Centroam¨¦rica y particularmente a Nicaragua.
Las restricciones o prohibiciones, en letra may¨²scula, que yo deber¨ªa asumir firmando son tan amplias y globales que me dejar¨ªan incluso "en condiciones de inferioridad con respecto a cualquier presb¨ªtero o di¨¢cono" seg¨²n los canonistas consultados: "Pr¨¢cticamente, bajo una suspensi¨®n a divinis, si se atiende a la letra del texto, con el agravante, adem¨¢s, de que se extender¨ªa (esa suspensi¨®n) al ministerio de la palabra y por tiempo indefinido".
Es evidente que el contenido del documento reproduce "las proposiciones" a que se refer¨ªan los cardenales Gantin y Ratzinger en nuestro encuentro romano, y que yo deber¨ªa firmar all¨ª mismo, pero que no llegu¨¦ a ver porque les dije formalmente a los se?ores cardenales "que est¨¢bamos hablando entre obispos -como escribe nuestro bolet¨ªn Alvorada- adultos y corresponsables en la Iglesia".
A lo largo de todo ese incidente he sentido m¨¢s de cerca c¨®mo llueven sobre Roma las acusaciones quisquillosas y qu¨¦ poco se cultiva, en ciertos medios eclesi¨¢sticos, la madurez, la confianza fraterna y la libertad de esp¨ªritu.
No firm¨¦ el documento, pues. Ni podr¨ªa firmarlo nunca, por su contenido y por las circunstancias en que me lleg¨®. Estaba yo en Goi¨¢s, ayudando en la coordinaci¨®n de la asamblea diocesana jubilar de aquella iglesia hermana, pastoreada por don Tom¨¢s Balduino, cuando, el d¨ªa 22 de septiembre, la Rede Globo solt¨® la noticia de que hab¨ªa recibido "un t¨¦lex de Roma" en el cual se me comunicaba que el Vaticano me hab¨ªa impuesto silencio total. (Es bueno recordar que la Rede Globo, adem¨¢s de poderosa, no se da muy bien con las causas populares ni con la Iglesia comprometida con las mismas. En plena represi¨®n lleg¨® a mostrar televisivamente para todo Brasil un n¨²mero falsificado de nuestro Alvorada con la hoz y el martillo sustituyendo a la cruz que acompa?a al gallo ma?anero del logotipo del bolet¨ªn). ?Qui¨¦n habr¨ªa pasado a la profan¨ªsima Rede Globo esa decisi¨®n eclesi¨¢stica? En todo caso, no era la primera vez que la Rede Globo recib¨ªa, de primera mano, comunicaciones eclesi¨¢sticas...
Ante el acoso de los medio de comunicaci¨®n, del episcopado brasile?o y de otros muchos amigos, don Tom¨¢s Balduino llam¨® a la Nunciatura en Brasilia pidiendo aclaraciones.
El nuncio estaba ausente y su sustituto se limit¨® a responder que ellos se encontraban "bajo secreto". El d¨ªa 23 publiqu¨¦ una nota sucinta en torno a esos hechos.
Di¨¢logo con Roma
La presidencia de la CNBB, reunida con la Comisi¨®n Episcopal de Pastoral (CEP), divulg¨® el d¨ªa 30 de septiembre un comunicado explicando lo acaecido y poni¨¦ndose a disposici¨®n m¨ªa y de la Santa Sede "para cualquier tipo de colaboraci¨®n fraterna", en la esperanza de "encontrar la perfecta comuni¨®n en la misma voluntad de fidelidad a la Iglesia", dentro "del esp¨ªritu fraterno y la libertad evang¨¦lica". Y 20 obispos firmaron, de inmediato, un manifiesto de "profunda comuni¨®n" conmigo; subrayando que mis causas son sus propias causas; apelando al Evangelio, al Vaticano II, a Medell¨ªn y a Puebla, y a la palabra del mismo Juan Pablo II.
Llovieron las llamadas telef¨®nicas, las cartas, los telegramas, los manifiestos, los votos p¨²blicos: de protesta contra esas medidas eclesi¨¢sticas, de solidaridad conmigo y con nuestra Iglesia.
El se?or nuncio hablaba, en su telegrama de Roma, de una respuesta "informal". Yo, el primero, y otros muchos hermanos sent¨ªamos que no se hab¨ªa zanja do la cuesti¨®n.
Al no firmar yo el documento-intimaci¨®n y al propalarlo la Rede Globo, mi proceso queda ba como en el aire. Era necesario proseguir el di¨¢logo con Roma.
El d¨ªa 20 de octubre, don Luciano Mendes de Almeida, presidente de la CNBB, pudo hablar personalmente con el Papa y aclararle aspectos referentes a mi persona y a mi actuaci¨®n. Habl¨® tambi¨¦n don Luciano con los cardenales Ratzinger y Gantin Seg¨²n don Luciano -que es un jesuita benign¨ªsimo-, Juan Pablo II escuch¨® con atenci¨®n y afecto y expresaron tambi¨¦n su afecto hacia m¨ª los dos cardenales, ambos intentando disminuir lo acontecido.
Pero, eso s¨ª, tanto el Papa como los cardenales hicieron hincapi¨¦ en mis idas conflictivas a Nicaragua, porque sobre ellas ven¨ªan presionando en el Vaticano algunos obispos nicarag¨¹enses.
El d¨ªa 16 de noviembre escrib¨ª una carta al Papa y sendas cartas a los cardenales Gantin y Ratzinger. Despu¨¦s de rezar y de consultar bastante, decid¨ª suspender de momento mis visitas a Nicaragua. Y as¨ª se lo escrib¨ªa al Papa: "Para evitar incomprensiones o conflictos entre hermanos, voy a suspender mi ida a Nicaragua, el pr¨®ximo mes de febrero. Espero que no falten ni la oraci¨®n ni la solidaridad de muchos en favor de Centroam¨¦rica, tan conflictiva y tan decisiva para el futuro pol¨ªtico y eclesial de nuestro continente; y particularmente espero que no le falte esa solidaridad de emergencia a la pobre Nicaragua".
1. A la gente sencilla o a la gente menos informada en asuntos de iglesia no le resulta f¨¢cil entender toda esa complicaci¨®n eclesi¨¢stica. La Iglesia y sus procedimientos quedan m¨¢s desprestigiados ante la opini¨®n p¨²blica. Los enemigos -o adversarios-, de fuera y de dentro, se regodean con los golpes que recibimos "los rebeldes" y se aprovechan para desprestigiarnos o para perseguirnos.
Proceso involutivo
2. Hay un proceso, abierto y sistem¨¢tico, de involuci¨®n en la Iglesia cat¨®lica: en torno a obispos, te¨®logos, seminarios, editoriales, colecciones; en el nombramiento de obispos; ante las reivindicaciones de la mujer o del laico, m¨¢s en general; frente a las comunidades eclesiales de base; sobre las conferencias episcopales; y en la promoci¨®n, oficial u oficiosa, de movimientos, entidades y proyectos de una sola l¨ªnea pastoral.
Negar esa involuci¨®n me parece ingenuidad o hipocres¨ªa.
3. Deber¨ªa haber sido siempre normal el derecho de opini¨®n p¨²blica en la Iglesia, comunidad de hermanos, fundamentalmente iguales por el bautismo. Desgraciadamente no ha sido as¨ª. La historia lo sabe muy bien. En el a?o santo de 1950, P¨ªo XII preconiz¨® este derecho en su discurso a los periodistas cat¨®licos; el Concilio lo destaca en Lumen Gentium, n¨²mero 37.
4. La solidaridad es m¨¢s que un derecho. Es un deber. Es el amor hecho p¨²blico, colectivo, pol¨ªtico. Ahora m¨¢s que nunca debemos asumir y concretar eficazmente nuestra solidaridad con los pueblos y las iglesias de Centroam¨¦rica y particularmente con la prohibida Nicaragua. Yo, de mi parte, seguir¨¦ siendo solidario con todas mis posibilidades, hasta la muerte.
5. Personalmente, en medio de esa marejadilla toda, siento que el Padre y los hermanos me exigen conjugar dial¨¦cticamente y evang¨¦licamente la fidelidad a mi propia conciencia de persona adulta y libre; la fidelidad a Am¨¦rica Latina en proceso de liberaci¨®n, que es ahora mi patria grande; la fidelidad a la Iglesia, una y universal, en corresponsabilidad de cristiano y en colegialidad de obispo; y, sobre todo, la fidelidad a Jesucristo y al Reino.
Por lo dem¨¢s, la coyuntura mayor de Am¨¦rica, de Brasil, de la regi¨®n de la prelatura, est¨¢ ah¨ª, inquietante. Bush es la continuidad de la pol¨ªtica de Reagan, tan nefasta para Centroam¨¦rica y para Nicaragua. Esquipulas no se consolida. El hurac¨¢n Joan ha acumulado nuevos sufrimientos sobre Nicaragua.
Pero escribo esta carta en tiempo de adviento, bajo la luz siempre nueva de la Navidad. A pesar de todos los pesares, "levantar la cabeza porque est¨¢ cerca nuestra liberaci¨®n".
Con esta inconmovible esperanza, os abrazo a todos, en Aquel que es la propia humanidad de Dios, Jes¨²s, el Cristo, hijo tambi¨¦n de nuestra compa?era Mar¨ªa de Nazaret.
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