Entusiasmo
Mientras la Orquesta Nacional realiza su amplia gira por Jap¨®n una de la m¨¢s importantes de su historia, bajo la direcci¨®n de Rafael Fr¨¹hbeck, el abono semanal del Auditorio presenta sucesivamente a la Sinf¨®nica de Euskadi, la JONDE y la Sinf¨®nica de Bilbao. La primera cuenta ya entre las mejores formaciones de nuestro pa¨ªs y luce aspectos -como la preciosa calidad de su cuerda aseada por el profesor rumano Nicolescu- tan admirables como pudimos comprobar en la virtuos¨ªstica interpretaci¨®n de la obertura de Rusian y Ludmila, de Glinka.La visita de los sinf¨®nicos del Pa¨ªs Vasco ha superado la realizada en 1987. Ahora ha venido con un excelente director al frente, el israel¨ª Gabriel Chmura (Breslau, 1946), seguro, claro, imaginativo y musical.
Orquesta Sinf¨®nica de Euskadi
Director: Gabriel Chmura. Solistas: Emma Jim¨¦nez, piano, y F¨¦lix Ayo, viol¨ªn. Obras de Ibarrondo, Mendelssohn y Schumann. Auditorio Nacional. Madrid, 14 de enero
El programa atendi¨® las tres dimensines deseables para la programaci¨®n de una orquesta en tourn¨¦e, estreno madrile?o de un compositor vasco, habitualmente res dente en Francia, F¨¦lix lbarrondo (O?ate, 1943); actuaci¨®n de solistas del pa¨ªs de tanto m¨¦rito y prestigio como son el violinista F¨¦lix Ayo y la pianista Emma Jim¨¦nez de Ach¨²carro, ambos de Sestao, que protagonizaron con alt¨ªsima calidad t¨¦cnica y expresiva el Doble concierto del jovenc¨ªsimo Mendelssohn, largo tiempo olvidado; para final, una sinfon¨ªa de repertorio: la Renana, tercera de las cuatro compuestas por Schumann.
En Irrintzi (el caracter¨ªstico grito vasco), F¨¦lix Ibarrondo no desarrolla directamente nada seguido a la incitaci¨®n tradicional que motiv¨® la partitura, escrita por encargo de la Orquesta de Euskadi, que la estren¨® en Bilbao. Aun cuidando siempre la riqueza t¨ªmbrica, en su funci¨®n expresiva y estructural, Irrintzi se separa del halago sonoro, casi neoimpresionista, practicado por el autor en Au bord d'abismes o en Sous l'emprice d'une ombre, si bien permanece un cierto regusto por lo f¨ªsico y gestual. La obra fue bien recibida.
Brillante y exigente, delicadamente expresivo o gravemente solemne son¨® el gran canto de Schumann, como un elevado mensaje del m¨¢s puro romanticismo germano. Qued¨® claramente expuesta la textura, fueron cantadas las melod¨ªas con generosidad y medidos los matices con detalle dentro de una excelente continuidad que vali¨® a la Orquesta de Euskadi una larga y entusiasta ovaci¨®n prolongada hasta la propina. Hay que felicitar a nuestros visitantes e instarles a que cuiden con amor su excelente agrupaci¨®n sinf¨®nica.
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