El factor tiempo
Van tres veces consecutivas. Son los instantes finales, la ¨²ltima oportunidad. Las esperanzas de miles de aficionados se encuentran en fase menguante, pero nadie se mueve. ?Qui¨¦n sabe? Todos tensos, todos crispados, todos pendientes del milagro. Una jugada m¨¢s que el cron¨®metro convierte en ¨²nica, un tiro, un rebote, una pierna privilegiada y la red que se sacude para que un estadio se ponga de fiesta d¨¢ndole la bienvenida a ese gol ag¨®nico que vale un triunfo.Atl¨¦tico de Madrid (Mart¨ªn V¨¢zquez, minuto 91), Elche (Hugo, S¨¢nchez, minutos 89 y 91) y M¨¢laga (Gallego, minuto 91) fueron los damnificados; el estadio Bernab¨¦u, el escenario, y el Real Madrid, el equipo que sac¨® ventaja de sus corajeadas p¨®stumas.
Leo Beenhakker, entrenador estudioso y met¨®dico, instruye a sus pupilos con charlas en las que resulta frecuente o¨ªrle decir que "el f¨²tbol es un deporte de momentos". Los jugadores han asimilado la lecci¨®n, pero, de todos los momentos, parecen dispuestos a aprovechar precisamente el ¨²ltimo. Ese ataque al coraz¨®n de su hinchada tiene una sola explicaci¨®n: venganza. Ellos nos silban, nosotros los infartamos.
Hero¨ªsmo o retirada
Los minutos finales suelen ser los reservados para la opci¨®n heroica o la prudente retirada. C¨¦sar Luis Menotti, t¨¦cnico campe¨®n del mundo en 1978, es un esteta que no rechaza el avasallamiento: "Cuando ha fallado todo, hay que terminar jug¨¢ndose la vida". Su colega Carlos Salvador Bilardo, campe¨®n del mundo en 1986, responde como hombre pr¨¢ctico: "Lo que no se logr¨® en 85 no se logra en cinco minutos ; si un equipo se vuelve loco, termina perdiendo lo que tiene".
Para m¨ª, llegado a ese punto del partido, no hay premisa t¨¢ctica que consiga a un equipo herido en su orgullo ganador. Un jugador vocacional le pide al f¨ªsico lo poco que le queda, pone su ¨²ltimo aliento al servicio del temperamento y, si se cree superior, ir¨¢ hacia adelante, siguiendo la flecha del instinto. En esos ratos, ansias, cansancio y p¨²blico mandan m¨¢s que el entrenador.
Muy saludable debe de ser esa desobediencia y muy decidido el aliento final cuando las estad¨ªsticas se?alan que se marcan m¨¢s goles en los ¨²ltimos 10 minutos que en cada una de las ocho fracciones de 10 restantes.
Cuando alguien llega al gol en el minuto 90 se le reprocha su buena suerte. En esta extra?a coincidencia protagonizada por el Madrid, la suerte jug¨® con el l¨ªder, pero no por acceder al triunfo en los segundos finales, sino porque en dos de las tres ocasiones (Atl¨¦tico de Madrid y M¨¢laga) la victoria fue m¨¢s de lo que merec¨ªa.
Es cierto que ninguna de las tres veces jug¨® bien, pero nunca, ni a¨²n en los peores momentos, el Madrid se dej¨® vencer por la tentaci¨®n defensiva. Incluso estando entre las cuerdas, prosigui¨® su b¨²squeda atacante. Hay veces que esta generosidad termina por ser causa de algunos de sus problemas y hay veces que esa conducta ofensiva indesmayable explica el porqu¨¦ de tanta buena suerte.
El s¨ªndrome del ¨²ltimo minuto viaj¨® a Valencia el d¨ªa 14. Cuando el partido entr¨® en zona roja, las gradas del Casanova parecieron ponerse serias. En el terreno, Sanchis acudi¨® al humor para advertirle a Arroyo: "Tengan cuidado porque ahora es cuando nos ponemos peligrosos".
En los ¨²ltimos d¨ªas tambi¨¦n Johan Cruyff aludi¨® al factor tiempo. En una de sus inteligen tes declaraciones, recomend¨® a los aficionados del Barcelona: "Acudan al Camp Nou pronto y qu¨¦dense hasta el final para no perderse los goles del equipo".
Es cierto, el f¨²tbol es una representaci¨®n teatral en la que nunca se sabe d¨®nde est¨¢ el nudo de la obra. En alg¨²n lugar le duele a ese aficionado que llega tarde por el atasco o se va temprano para no atascarse y es sorprendido por un rugido inconfundible que traduce instant¨¢nea e indignadamente como gol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.