Txema Montero: "He hablado muchas veces con 'Josu Ternera"
El eurodiputado de Herri Batasuna afirma que, "si el di¨¢logo con ETA fracasa, s¨¦ que el primero en caer ser¨¢ el mensajero"
Pregunta. ?Montero es el bueno o el malo? Respuesta. Eso es maniqueo. Aporto mis esfuerzos, pongo mi carne en el asador para la resoluci¨®n pac¨ªfica del problema vasco. Esto, cara a la opini¨®n p¨²blica, me convirti¨® primero en un villa no, por las cuentas bancarias de dudosa procedencia y haber hablado con el m¨¢s malo entre los malos; luego fui un h¨¦roe, porque tal vez en esa reuni¨®n se hab¨ªa dado cauce a la ampliaci¨®n de la tregua.
P. ?Es el momento de reconocer que vio a Josu Ternera dos horas antes de su detenci¨®n?
R. No.
P. Calific¨® como descerebrado a quien dijo que su conversaci¨®n con el jefe etarra hab¨ªa versado sobre finanzas, y no sobre la negociaci¨®n con el Gobierno. As¨ª admit¨ªa que estaba all¨ª por la v¨ªa del lapsus.
R. Asumo mis lapsus.
P. ?Cu¨¢ntas veces ha hablado con ETA, y concretamente con Ternera, de la necesidad de negociar?
R. Es un tema constante desde que se llega a la conclusi¨®n de que no es posible la insurrecci¨®n popular, ni una guerra popular prolongada de desgaste del sistema, porque eso nos sit¨²a en un punto de dif¨ªcil recuperaci¨®n social, econ¨®mica y pol¨ªtica. Es decir, quien pensaba que Euskadi era Nicaragua o Vietnam era un rom¨¢ntico, pero sin dos dedos de frente. He hablado mucho de esto, y desde luego muchas veces con Josu.
P. Debe ser dif¨ªcil convencer a los armados de un discurso pol¨ªtico.
R. No, los que tienen las armas no son sargentos chusqueros. Puede que no sea f¨¢cil, pero es posible. Hay otros ejemplos de revolucionarios que han empu?ado las armas y regresaron a la actividad pol¨ªtica.
"No me hicieron fotos"
P. Y un hombre como usted, ?tiene una comunicaci¨®n f¨¢cil con Ternera o Artapalo? R. La comunicaci¨®n pol¨ªtica es fluida y al mismo tiempo bronca, ¨¢spera. Somos coincidentes respecto al diagn¨®stico del problema. Sobre el tratamiento, se dan coincidencias y divergencias.
P. ?Cree que la polic¨ªa francesa le sigui¨® a usted hasta la casa de Josu Ternera y esto permiti¨® su detenci¨®n?
R. Le ten¨ªan vigilado desde el 8 de diciembre, y quiero dejar en el aire la inc¨®gnita de si estuve all¨ª o no.
P. ?Pero si le hicieron fotos!
R. No es cierto, me consta que no es cierto, todos tenemos nuestras fuentes de informaci¨®n. Alguien me ha dicho: no s¨¦ si estuviste, pero no te hicieron fotos.
P. Le voy a exponer un punto de vista perverso: que usted condujera a la polic¨ªa intencionadamente hasta all¨ª. Nada m¨¢s ser detenido el etarra, la tregua se ampl¨ªa, las noticias sobre conversaciones se hacen m¨¢s claras.
R. Los malintencionados existen en todas partes. Lo que prueba la detenci¨®n de Josu, desde mi punto de vista, es la sinceridad y la decisi¨®n de ETA de buscar la pacificaci¨®n. Porque ETA pod¨ªa haber reaccionado cerr¨¢ndose, y no ha sido as¨ª.
P. Otro modo de verlo es que la detenci¨®n facilitaba el di¨¢logo, lo que explicar¨ªa que no se le de tuviera antes.
R. No. lo s¨¦, pero me resulta incre¨ªble.
P. Hace un a?o, Herri Batasuna tom¨® la delantera sobre la negociaci¨®n y ETA les par¨® los pies, s¨®lo ellos eran los interlocutores.
R. Fuimos excesivamente ingenuos. No nos dimos cuenta de que los se?ores espa?oles estaban mareando la perdiz, o trataban de ganar tiempo. Tengo la impresi¨®n de que ETA ten¨ªa las cosas mucho mas claras.
P. ?Qu¨¦ ha sucedido para que sea posible negociar ahora?
R. Yo pido que se crea con mesura, no con la fe del carbonero.
P. ?Qu¨¦ peso ha tenido el cansancio de los presos?
R. Ellos son lo m¨¢s claro. Dicen que han luchado para conseguir unos objetivos pol¨ªticos y que su salida, aparte de solucionar algunas situaciones personales, no acaba el problema, a no ser que ETA desaparezca por cansancio hist¨®rico.
P. ?Admite esa posibilidad?
R. A nivel de discusi¨®n privada, lo admito. Pero no creo que se d¨¦. Porque siempre habr¨¢ otros j¨®venes que retomen la lucha si no se da una verdadera soluci¨®n pol¨ªtica.
P. Hay informaci¨®n sobre la presi¨®n de los presos para que se negocie.
R. Se confunde informaci¨®n con propaganda.
P. HB dice eso cuando una informaci¨®n no les gusta.
R. No, es que es cierto.
P. Cuando usted pasaba a Francia para hablar con Ternera de la necesidad de negociar con el Gobierno, adem¨¢s de decirle que Euskadi no es Nicaragua, ?qu¨¦ otros argumentos utilizaba?
R. Los que utiliza HB. Que pensamos que todo este caudal de lucha puede ser capitalizado por la izquierda abertzale. En ETA ha existido una especie de frustraci¨®n hist¨®rica, porque toda su lucha fue capitalizada por la burgues¨ªa nacionalista, consecuencia del modo en que se hizo la transici¨®n pol¨ªtica y de que la izquierda abertzale no ten¨ªa un instrumento pol¨ªtico. Ahora eso existe, el papel del PNV se ha agotado, y nosotros somos una fuerza emergente.
Nueva etapa
P. Y para esta nueva etapa la existencia de la lucha armada puede ser incluso un impedimento. R. No lo s¨¦. Tiene que verificarse si la lucha armada es un elemento de progreso o de regreso social.
P. Le pregunto si HB cree que la existencia de ETA le resta votos, porque la gente est¨¢ harta de sangre y de miedo.
R. En este momento en que se abren unas perspectivas, ¨¦stas no son disociables de la lucha practicada por ETA.
P. Mientras no se atrevan a plantear esta cuesti¨®n a ETA, p¨²blicamente, no ser¨¢n el primer partido de Euskadi.
R. Cada vez nos vota m¨¢s gente. Podemos tener un techo, es posible, pero a eso le doy la importancia que merecen unas elecciones dentro de una democracia formal. Hay otras formas de intervenci¨®n pol¨ªtica, podemos tener un papel parecido al del Partido Comunista Italiano.
P. El PCI no ten¨ªa un brazo armado.
R. Pero concitaba todo tipo de alianzas, las m¨¢s absurdas, para impedir que llegara al poder.
P. Entre los papeles que se encontraron a Josu Ternera estaban unas actas de reuniones mantenidas por HB con otras organizaciones pol¨ªticas, y que, al contrario que los famosos extractos de sus cuentas bancarias, parecen aut¨¦nticas. ?Hasta tal punto debe HB dar cuenta de sus actos a ETA?
R. En absoluto. Ignoro c¨®mo han llegado all¨ª esos papeles, pero yo no los he llevado.
P. Habl¨¢bamos de los motivos que ahora facilitan una negociaci¨®n. ?C¨®mo influye la actitud de Francia, la amenaza argelina de expulsar a los etarras de su territorio?
R. Son aspectos que desconozco. Lo que s¨ª conocemos es que Francia ten¨ªa inter¨¦s en una soluci¨®n negociada y as¨ª nos lo hizo saber.
P. ?A usted?
R. No lo puedo decir.
P. Ese af¨¢n de pluralizar da una idea del secretismo de su grupo pol¨ªtico y de la cautela que mantienen frente a ETA.
R. Esto no es un juego, queremos ser eficaces. Para resolver estos temas hay que ser serios. Adem¨¢s, el empleo del plural permite una mayor ambig¨¹edad.
P. En el plazo de unos pocos d¨ªas hemos le¨ªdo noticias contradictorias sobre las exigencias de ETA: que sus peticiones se endurec¨ªan y que se rebajaba la alternativa KAS. ?Sabe usted hasta d¨®nde piensa ceder ETA?
R. En la mesa de conversaciones se va a marcar el campo de juego de una eventual negociaci¨®n pol¨ªtica, que es la segunda fase. Yo digo que en esta primera mesa se va a hablar de la alternativa KAS con m¨¢s detalle de lo que hacen suponer los cinco puntos publicados en la Prensa, y que el Gobierno tiene un documento sobre esto al que supongo dar¨¢ respuesta punto por punto para que se pueda ir desbrozando el camino. Si es as¨ª, y se aproxima el lenguaje y se habla de conceptos similares, pasaremos a la segunda fase.
P. ?Todo est¨¢ sobre la mesa, o ETA ha renunciado previamente a alguna de sus inamovibles posturas anteriores?
R. Todo est¨¢ sobre la mesa. La alternativa KAS no es un mercado persa donde se diga: yo te cambio tres por dos, o cinco por siete. Se tata de ver si estamos de acuerdo en el an¨¢lisis del problema y el modo de solucionarlo, y en qu¨¦ plazos. Puedo adelantar que HB ve como altamente improbable el ejercicio de la autodeterminaci¨®n en bastante tiempo. Se pretende que se reconozca ese derecho, para lo que se precisa una reforma de la Constituci¨®n, lo que sabemos es complicado.
Acuerdo a plazos
P. Se disponen a jugar con letras aplazadas. R. Eso es.
P. Eso quiere decir que las circunstancias han moderado las posiciones de ETA.
R. No s¨¦ lo que piensan ellos. Habr¨¢n hecho un an¨¢lisis consultando y teniendo en cuenta muchas opiniones. ?Debilitados? Hasta que no renuncie a la independencia y al socialismo, hasta ese d¨ªa, yo no hablar¨ªa de debilidad.
P. Xabier Arzalluz mostraba su escepticismo hace unos d¨ªas sobre el fin de la violencia. Por que, aunque se llegue a una pacificaci¨®n, ETA advierte que ser¨¢ garante del proceso y tomar¨¢ las armas en caso de desviaci¨®n. Como en las dictaduras milita res, donde a veces se permite el acceso al poder de los civiles pero advirtiendo: ojo, que estamos aqu¨ª.
R. Ya veremos. ETA va a poner sobre la mesa 30 a?os de su historia y quiere asegurarse del proceso. Es l¨®gico, y su papel de garantes se relativizar¨¢ en la medida que los acuerdos se consoliden.
P. A pesar de que dec¨ªa antes que no hay que creer en una soluci¨®n pac¨ªfica con la fe del carbonero, todo indica que en esta ocasi¨®n pueden albergarse m¨¢s esperanzas, ?no?
R. Es cierto. Porque se est¨¢ aproximando el lenguaje, hay valores entendidos, la voluntad de ETA es inequ¨ªvoca y porque las autoridades, por motivos que desconozco, desean resolver este asunto de una forma r¨¢pida.
P. ?Y cu¨¢l ser¨¢ su posici¨®n al final de la tregua?
R. Ahora estamos en la distensi¨®n, pero si por cualquier motivo ese d¨ªa nos encontr¨¢ramos en una situaci¨®n de dureza, de fracaso, yo s¨¦, porque lo he visto antes, que el primero en caer es el mensajero. Yo vivo en una situaci¨®n de interinidad.
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