Regeneraci¨®n
Pacheco, el alcalde de Jerez, ha tenido la superferol¨ªtica idea de regenerar a las prostitutas de su zona. Af¨¢n ¨¦ste, el de salvar a las mujeres de s¨ª mismas, que siempre tuvo una honda raigambre en el universo de las fantas¨ªas masculinas. Quiere Pacheco que las putas aprendan alg¨²n peque?o oficio; encima de llevar una vida aperreada, ahora se convertir¨¢n en obreras lumpen.Se me ocurre, sin embargo, que esta iniciativa nobil¨ªsima se le ha quedado un poco corta. Porque, puestos a dar lustre y esplendor a las conciencias, ?por qu¨¦ no regenerar tambi¨¦n a los clientes? A las puertas de los burdeles m¨¢s sonados podr¨ªa instalarse un equipo m¨®vil de primeros auxilios morales, como los de la Cruz Roja, pero equipado para las transfusiones del esp¨ªritu. Y una dotaci¨®n de especialistas se encargar¨ªa de explicar a los puteros la indecencia total de lo que hacen. Que es fe¨ªsimo aprovecharse sexualmente de las necesidades econ¨®micas del otro. Despreciar, como suelen hacerlo los clientes, a aquellas con quienes gozan. Disfrutar humillando. Y pretender comprar por cuatro perras no s¨®lo el sexo de la hetaira, sino tambi¨¦n su dignidad. Menudo pantano moral guardan en su corazoncito los puteros. Ellos s¨ª que necesitan un plan de regeneraci¨®n en siete d¨ªas.
Algunas feministas reclaman que la prostituci¨®n sea prohibida. No estoy de acuerdo. La prostituci¨®n no es m¨¢s que la punta de? iceberg de una sociedad profundamente enferma, en la que la relaci¨®n hombre / mujer est¨¢ te?ida de humillaci¨®n y de violencia. Hasta que no sanemos todos, no se acabar¨¢ con los burdeles; la prohibici¨®n no evita el comercio carnal, s¨®lo deja indefensas a las putas. Si Pacheco quiere hacer algo por sus chicas, que les proporcione una buena protecci¨®n m¨¦dica y legal, para que as¨ª se puedan defender de los chulos y dem¨¢s abusos habituales. Y, eso s¨ª, que se preocupe de la educaci¨®n de la totalidad de las mujeres, y de construir una sociedad menos tarada. Es decir, que intente cambiar siquiera un poco este mundo tan prostituido que habitamos.
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