Ultramarinos y coloniales
La CE y las naciones de ?frica, Caribe y Pac¨ªfico debaten las ayudas comerciales
CARLOS SCHVARTZ ENVIADO ESPECIAL, Cuatro d¨ªas de debate sobre la renovaci¨®n del convenio que ampara los productos de ex colonias europeas de Africa, Caribe y Pac¨ªfico (ACP), cuya nueva versi¨®n deber¨¢ estar firmada en febrero de 1990, han dejado como saldo una obvia fisura entre este grupo de pa¨ªses y Europa. Los hombres de la Comunidad Europea (CE) han dejado claro que dar¨¢n recursos para una renovaci¨®n de las econom¨ªas, pero que consideran de dudoso futuro la persistencia de la protecci¨®n a los monocultivos. Mientras, las naciones ACP han reiterado la necesidad de proteger las exportaciones de ron, pl¨¢tanos y az¨²car a Europa ante la p¨¦rdida de mercado que supone para ellas la liberalizaci¨®n del comercio mundial.
La asamblea paritaria de parlamentarios de naciones de Africa, Caribe y Pac¨ªfico y de la CE, reunida en Barbados para definir la naturaleza del futuro acuerdo que sustituir¨¢ al Lom¨¦ 3, lleg¨® a su final con una n¨ªtida divisoria de aguas y sin acuerdo aparente.De un lado, los pa¨ªses ACP dejaron clara su necesidad de que la permanente p¨¦rdida de mercado en la CE a manos de productos de otros pa¨ªses en desarrollo sea compensada mientras se les asegura la supervivencia de su trato preferencial. Del otro, la CE defin¨ªa como su estrategia central para la comunidad ACP la asignaci¨®n de recursos para asistir a la reconversi¨®n de sus econom¨ªas.
El vicepresidente de la Comisi¨®n Europea y comisario para el Desarrollo, Manuel Mar¨ªn, se?al¨® en su intervenci¨®n ante la asamblea la necesidad de atacar los obst¨¢culos a la industrializaci¨®n, evaluando en cada caso si ¨¦sta debe realizarse en el terreno de la transformaci¨®n de los productos b¨¢sicos o en otras ¨¢reas. Mar¨ªn abog¨® por una apertura de las naciones ACP a la iniciativa privada, eliminando las correspondientes trabas que subsisten en algunos pa¨ªses, y centr¨® la posibilidad de desarrollo en la creaci¨®n de peque?as y medianas empresas, a las cuales, dijo, la CE brindar¨¢ la necesaria asistencia tecnol¨®gica.
Por su parte, Luis Y¨¢?ez -secretario de Estado espa?ol para la Coordinaci¨®n Internacional- se?al¨® que era dif¨ªcil para Europa mantener en el futuro el nivel de preferencia para los productos ACP asegurado hasta ahora a la luz de los acuerdos alcanzados en la ronda Uruguay del GATT, cuya tendencia general es hacia una eliminaci¨®n del proteccionismo.
La inmediata reacci¨®n de las naciones ACP fue manifestar su resentimiento por el acuerdo alcanzado en Montreal durante la ¨²ltima reuni¨®n del GATT, en noviembre, para los productos tropicales, que de hecho supone una reducci¨®n de la protecci¨®n a los de ACP y una mayor apertura comercial hacia el conjunto de los productores de estas materias. "Es evidente que una mayor liberalizaci¨®n del comercio internacional es inevitable", se?al¨® Edwin Carrington, secretario general de ACP y representante de Trinidad-Tobago.
"Lo que solicitamos es el mantenimiento de nuestros ingresos, a¨²n cuando caiga el nivel de nuestras exportaciones, porque esto es lo establecido por la convenci¨®n de Lom¨¦. Que esa compensaci¨®n sea en dinero o adopte. otras caracter¨ªsticas, es un tema a negociar", a?adi¨®. Carrington afirm¨® que no se opone a la incorporaci¨®n de nuevas naciones a la convenci¨®n, siempre y cuando "la partida presupuestaria no se vea reducida. Es decir, que aumente en proporci¨®n a los nuevos participantes".
Causa com¨²n
Los representantes de los pa¨ªses ACP hicieron causa com¨²n durante las deliberaciones sobre las cuotas de az¨²car, la necesidad de una denominaci¨®n de origen de? ron para hacer frente a los sustitutos de esta bebida fabricados en Europa e insistieron en la necesidad de proteger las cuotas de importaci¨®n de pl¨¢tanos.
Pero, tras esta batalla, existe por parte de las naciones en desarrollo una cuota de resignaci¨®n. "Sabernos que los tiempos cambian y que habr¨¢ que buscar nuevas v¨ªas de entendimiento con Europa", se?al¨® Carrington.
Mientras, los diplom¨¢ticos europeos se?alaban el fracaso de Estados Unidos por poner pie entre las naciones del Caribe. El plan del ex presidente Ronald Reagan de apoyo a esta regi¨®n qued¨® lentamente en el olvido tras su lanzamiento, precisamente en Barbados, en 1984. "La desconfianza hacia Estados Unidos es la clave del fracaso", se?al¨® un diplom¨¢tico franc¨¦s.
Fue el propio Mar¨ªn quien defini¨® m¨¢s tajantemente la pol¨ªtica que Europa pretende frente a esta regi¨®n plagada de ex colo mas anglo y franc¨®fonas. "Es necesario que, en las presentes circunstancias, las naciones ACP se aproximen a las reglas de mercado. Es necesario que las naciones se abran a la inversi¨®n privada y permitan la generaci¨®n de fuerzas comerciales propias que rompan con el estancamiento", se?al¨® el comisario. Insisti¨® en que ¨¦sta es la ¨²nica ¨®ptica bajo la cual este grupo de naciones puede hacer frente al mercado ¨²nico europeo en 1992.
Respecto a la posici¨®n del conjunto de naciones ACP, se?al¨® que su problema de fondo es la competitividad, y tras sugerir que ¨¦sta no se logra sobre la base de los subsidios a las producciones no rentables, indic¨® que la CE est¨¢ dispuesta a brindar fondos para mejorar la competitividad.
La alternativa
Ante la persistencia de acusaciones sobre "una presi¨®n excesiva sobre las naciones ACP", Mar¨ªn fue tajante: "Hay veces que no hay m¨¢s alternativa que moverse", dijo. Se?al¨® al respecto que el cierre de plantas sider¨²rgicas en Europa no fue tarea agradable, sino una elecci¨®n obligada. Mar¨ªn se?al¨®, adem¨¢s, que no es pol¨ªtica de la CE repercutir sobre los pa¨ªses en desarrollo el coste de las batallas del comercio internacional. Dijo al respecto que la baja de los precios de garant¨ªa del az¨²car ser¨¢ resarcida para los productores de ACP. A?adi¨® que tampoco era razonable que en un proceso de liberalizaci¨®n del comercio internacional se excluyera a otras naciones en desarrollo del mercado europeo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.