Las distintas opciones
La ajustada evoluci¨®n de las restricciones, los mecanismos de interdependencia, el sentido de las relaciones funcionales, el logro de los equilibrios macroecon¨®micos son problemas t¨¦cnicos que, en esta fase, se convierten en determinantes. Hay, por tanto, una primera separaci¨®n entre dise?os insolventes y dise?os t¨¦cnicamente solventes, pero el problema est¨¢ en que la competencia t¨¦cnica, la solvencia, puede aplicarse a distintas combinaciones de principios ideol¨®gicos, estrategia y prioridades de pol¨ªtica econ¨®mica.c) Finalmente, unas prioridades dadas, articuladas a trav¨¦s de un planteamiento t¨¦cnico solvente, pueden ser llevadas a la pr¨¢ctica con estilos de gobernar muy diferentes; el grado de participaci¨®n que se estimula en los grupos sociales intermedios, el control y la transparencia de la acci¨®n de gobierno, el contenido ¨¦tico de los gobernantes, su capacidad de utilizar los mecanismos de la democracia para conectar sociedad y clase pol¨ªtica son factores. que influyen no ya en el nivel de respaldo pol¨ªtico sino en la propia realidad.
A menudo el margen de maniobra se presenta como un nudo gordiano, sobre- cuya desigual percepci¨®n se eleva luego una inevitable din¨¢mica de incomprensi¨®n y enfrentamiento.
En contra de lo que a menudo se argumenta, no existe un margen de maniobra ¨²nico sino que cada combinaci¨®n de opciones de estrategia y pol¨ªtica genera su espec¨ªfico espacio de maniobra. De un lado, esto equivale a afirmar que las restricciones existen, hay planteamientos consistentes e inconsistentes, pero a la vez permite exigir que no se utilice esta calificaci¨®n con el sesgo ideol¨®gico y el car¨¢cter indiferenciado con que habitualmente se emplea.
Interesa dar un paso adicional. Incluso una vez realizada una determinada combinaci¨®n de opciones, el margen de maniobra no es algo que se derive de forma objetiva y necesaria de ¨¦stas, convirti¨¦ndose en un simple dato en el an¨¢lisis, sino que es una variable sobre la que se puede actuar si consideramos a la econom¨ªa, con toda ambici¨®n y modestia, como una ciencia social.
Margen de maniobra
Una aproximaci¨®n tecnocr¨¢tica a la realidad establecida tiene que tornar como dados elementos sobre los que en cambio podr¨ªa incidir no ya el poder emergente de un cambio revolucionario sino incluso otro que est¨¦ alentado por un impulso regeneracionista. El margen de maniobra aparente puede, en consecuencia, verse modificado por la variaci¨®n de tres elementos:1. El grado de eficacia conque se comporta una econom¨ªa se relaciona con m¨²ltiples factores,, algunos de ellos no dependientes de,magnitudes cuantificables sino de componentes institucionales, pol¨ªticos y sociales, no sometidos por,tanto a las restr¨ªcciones cuantitativas que evaluamos los economistas. Sin embargo, en su transformaci¨®n pueden latir importantes modificaciones del comportamiento econ¨®mico. Sin ir m¨¢s lejos, la asignaci¨®n de los recursos puede mejorar notablemente con una desregulaci¨®n selectiva que discrimine entre agentes econ¨®micos, reduzca la capacidad de regulaci¨®n de los monopolios, la maniobrabilidad de las transnacionales para escapar al juego del mercado, la interpretaci¨®n abusiva que late en los movimientos especulativos, mientras que, por otro lado, la productividad del gasto p¨²blico podr¨ªa multiplicarse si se consiguiera una profunda reforma de la Administraci¨®n que actuara sobre la frontera interior del gasto.
2. Por su _parte, el grado de apoyo social de un determinado Gobierno es un factor corrector,en m¨¢s o en menos, de la capacidad te¨®rica de que ¨¦ste dispone en el plano jur¨ªdico-formal. Hay aspectos de la realidad social cuya transformaci¨®n s¨®lo podr¨¢ ser abordada por un Gobierno, que, adem¨¢s de tener el derecho legal a regularlos, tenga tras s¨ª un respaldo social que lo posibilite, de forma que'si tal no es el caso el statu quo ser¨¢ para ¨¦l un dato inamovible que condicionar¨¢ realmente el margen de maniobra de que dispone. Un, proyecto de modernizaci¨®n que no concite en torno a ¨¦l una s¨®lida y activa din¨¢mica social s¨®lo ser¨¢ capaz de enfrentarse con aspectos secundarios, no con las grandes cuestiones que lo condicionan.
3. La capacidad imaginativa con relaci¨®n a la cuesti¨®n p¨²blica no puede estar referida a la capacidad de enso?aci¨®n de los gobernantes sino a la que tengan para formular an¨¢lisis y proyectos colectivos que sean capaces de modificar los t¨¦rminos con que, en condiciones normales, se presenta una situaci¨®n dada. Hay problemas que son insolubles tal como se formulan habitualmente y que, en cambio, pueden serlo sise modifican los valores o t¨¦rminos de su planteamiento. Sabemos que hasta las utop¨ªas pueden llegar a ser productivas, pero si dise?ar una utop¨ªa est¨¢ al alcance de bastantes, convertirla en productiva es mucho m¨¢s dificil, y hacer que inspire la pol¨ªtica c¨®rriente lo es a¨²n m¨¢s, aunque haya momentos hist¨®ricos en que solamente consigui¨¦ndolo se pueden dar respuestas consistentes. Si se consigue, entonces el supuesto margen puede verse profundamente modificado.
No se trata de presentar como f¨¢cilmente conseguible el logro de los se?alados estados de voluntad colectiva. S¨®lo se pretende afirmar su posibilidad real y el profundo impacto que se derivar¨ªa de algo que en condiciones normales tiende a analizarse como un simple dato: el margen de maniobra econ¨®mico en una situaci¨®n dada. Desde esta perspectiva hay que reconocer que en Espa?a hay una situaci¨®n contradictoria. Por un lado, el margen de maniobra en 1989 es superior al de 1982 si se atiende al estado de los equilibrios macroecon¨®micos, a la coyuntura internacional e incluso a la solvencia de la gesti¨®n econ¨®mica corriente. Sin embargo, puede ser muy inferior al que exist¨ªa hace siete a?os si se considera la posibilidad de incidir sobre los par¨¢metros que condicionan el grado de eficacia, el apoyo social activo de que dispone el Gobierno y la capacidad imaginativa con que se enfrenta a los problemas de fondo de nuestro pa¨ªs.
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