La contaminaci¨®n, un debate oportuno

La contaminaci¨®n en Madrid, o la de cualquier otro gran n¨²cleo urbano, no es fruto del azar ni un hecho aislado, sino fruto de la actividad misma de la ciudad e inherente a procesos tan cotidianos e inevitables como el mantenimiento del confort de los edificios, el tr¨¢fico rodado y la industria, aunque en el caso de Madrid la actividad industrial no sea el mayor problema en cuanto a contaminaci¨®n.Nuestra ciudad es, adem¨¢s, proclive, por, su situaci¨®n geogr¨¢fica, a sufrir al comienzo del invierno situaciones meteorol¨®gicas anticicl¨®nicas, en las que no s¨®lo no se producen los m¨ªnimos vientos necesarios para ventilar sino que determinan un fen¨®meno conocido como inversi¨®n t¨¦rmica que mantiene confinada sobre la ciudad la masa de compuestos s¨®lidos, l¨ªquidos y gaseosos que determinan la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica.

Cuando ese fen¨®meno se prolonga durante d¨ªas, la actividad urbana va sobrecargando el ambiente, al aumentar la cantidad de contaminantes en el mismo volumen de aire y la situaci¨®n puede llegar a ser alarmante. Como quiera que ¨¦ste es un fen¨®meno lamentablemente frecuente en los pa¨ªses desarrollados se han establecido normas internacionales que regulan los niveles m¨¢ximos de contaminantes aceptables. As¨ª, la CE posee directivas relativas a la calidad de aire y que regulan el anh¨ªdrido sulfuroso, las part¨ªculas en suspensi¨®n y los ¨®xidos de nitr¨®geno.

En Espa?a, la normativa al respecto es la ley 38/1972 de Protecci¨®n del Ambiente Atmosf¨¦rico, desarrollada por el decreto 833/1975, que fue modificado en 1985 para adecuarlo a la directiva europea. Es de destacar que en esta normativa los valores l¨ªmite para ¨®xido de azufre y part¨ªculas son de 350 y 150 microgramos por metro c¨²bico en condiciones normales, no debi¨¦ndose sobrepasar estos valores durante m¨¢s de tres d¨ªas consecutivos.

Medidas preventivas

En lo que se refiere a la adopci¨®n de medidas preventivas, el Ayuntamiento puso en vigor, en 1985, coincidiendo con la modificaci¨®n de la normativa estatal, una ordenanza de Protecci¨®n del Medio Ambiente Urbano en la que no s¨®lo se adoptan los criterios comunitarios sino que incluye una situaci¨®n preventiva, mediante la declaraci¨®n de "alerta atmosf¨¦rica"; de esta forma se evita que se alcancen los niveles m¨¢ximos que contempla la ley.Esta situaci¨®n de "alerta" que s¨®lo ha sido necesario aplicar en diciembre de 1985 y en la primera semana del presente a?o, se adopta cuando toda la red supera los 250 microgramos por metro c¨²bico de S02 y los 150 microgramos por metro c¨²bico de part¨ªculas durante un d¨ªa o cuando en algunas de las estaciones se superan, tambi¨¦n en un solo d¨ªa, los 500 y 300 microgramos por metro c¨²bico de los mismos contaminantes. De estos datos puede comprobarse que la ordenanza municipal tiene un car¨¢cter aun m¨¢s preventivo que la propia normativa comunitaria.

En lo que se refiere a la rigurosidad de las mediciones del Ayuntamiento de Madrid, hay que decir que ¨¦ste posee una red de 20 estaciones distribuidas por toda la ciudad y capaz de aportar los datos de media en media hora. Esta red ha demostrado su eficacia a lo largo del tiempo, pero en raz¨®n de su antig¨¹edad posee algunas deficiencias, siendo la m¨¢s destacable la de no poder suministrar los datos referidos a los ¨®xidos de nitr¨®geno. Por ello va a ser modificada en su totalidad durante este a?o.

El problema de la contaminaci¨®n se resolver¨¢ definitivamente ahondando en los caminos ya iniciados. Para ello el Ayuntamiento no s¨®lo mejorar¨¢ su red autom¨¢tica de control sino que intensificar¨¢ sus inspecciones a los veh¨ªculos Diesel, a las instalaciones de calefacci¨®n y a las industrias potencialmente contaminantes.

Asimismo se pretende abrir un nuevo programa de subvenciones para la transformaci¨®n de calefacciones de carb¨®n a combustibles menos contaminantes. No obstante, estas actuaciones municipales no ser¨¢n suficientes si no van acompa?adas de otras, tales como la prohibici¨®n del uso de combustibles con alto contenido en azufre en las ¨¢reas urbanas con problemas ambientales, la extensi¨®n del uso de combustibles limpios (gas natural, electricidad, etc¨¦tera) y el suministro generalizado de gasolina sin plomo que permita el uso de catalizadores en los autom¨®viles. La implantaci¨®n de todas estas medidas en nuestro pa¨ªs escapa de las competencias municipales.

Existe, por ¨²ltimo, una contribuci¨®n nada desde?able para la resoluci¨®n del problema, la que puede hacer el propio ciudadano, con medidas tan sencillas como utilizar la calefacci¨®n durante las horas realmente necesarias, usar el transporte p¨²blico y comprobar peri¨®dicamente el correcto funcionamiento de su veh¨ªculo. Podemos afirmar que el acabar de forma definitiva con la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica en Madrid es un reto pendiente pero en el que hemos de implicarnos todos.