Callej¨®n sin salida electoral
Las elecciones presidenciales del 7 de mayo conducen a Panam¨¢ a un callej¨®n sin salida. La oposici¨®n anticipa que su victoria supondr¨ªa un cambio de r¨¦gimen, el fin del general Manuel Antonio Noriega y la vuelta de los militares a los cuarteles. El Ej¨¦rcito, sin embargo, parece por el momento lejos de aceptar legalmente una derrota oficialista"Gobierno y oposici¨®n son dos trenes que circulan a gran velocidad por la misma v¨ªa, pero en direcci¨®n contraria. Nada parece que se pueda hacer m¨¢s que esperar el choque inevitable", dice un diplom¨¢tico extranjero para describir la situaci¨®n existente en Panam¨¢. Para el Gobierno, sus rivales son una panda de vendepatrias "con la espina dorsal gelatinosa" ante Estados Unidos. La oposici¨®n dice que Noriega y sus seguidores son un grupo de delincuentes internacionales que trabajan a las ¨®rdenes del c¨¢rtel de Medell¨ªn. Imposible encontrar un solo punto de encuentro.
Noriega y las Fuerzas de Defensa afirman que Panam¨¢ se encuentra en pleno proceso de liberaci¨®n, durante el cual el poder debe seguir en manos de los mismos que lo han mantenido en los ¨²ltimos 21 a?os. Al expresar recientemente su apoyo por la candidatura gubernamental, la Coalici¨®n de Liberaci¨®n Nacional (Colina), Noriega se refiri¨® a ella como "el ¨²nico ganador posible".
La opini¨®n de diplom¨¢ticos y observadores independientes se inclina a considerar probable una victoria opositora. El candidato de la Alianza Democr¨¢tica Oposicionista y Civilista (ADOC), Guillermo Endara, cree que incluso permaneciendo sentados, sin hacer campa?a, el triunfo no se les escapar¨ªa.
Abogado desconocido
Endara, abogado desconocido de 52 a?os que ha recogido el testigo dejado al morir por el m¨ªtico Arnulfo Arias, reconoce que su misi¨®n no ser¨¢ ganar votos; cuentan con que ya est¨¢n ganados de antemano por el descr¨¦dito del Gobierno. "Estas elecciones son un plebiscito. El pueblo qued¨® impresionado de lo que ocurri¨® en Chile y queremos algo parecido", afirma Endara.
Si se confirma su victoria, Endara anuncia que "las Fuerzas de Defensa tienen que sufrir un cambio: Noriega tiene que retirarse y el Ej¨¦rcito tiene que volver a sus cuarteles, a ocupar un lugar honroso, pero profesional". A?ade que la oposici¨®n no procesar¨¢ a Norlega ni exigir¨¢ su salida del pa¨ªs.
Endara no cree posible un fraude porque "el pueblo va a exigir que le cuenten sus votos", y por el control internacional que se va a ejercer. Varios dirigentes democristianos de Am¨¦rica Latina y el resto del mundo han prometido ya a la oposici¨®n su llegada a Panam¨¢ el 7 de mayo.
Para ampliar el abanico ideol¨®gico de observadores internacionales, Endara se reuni¨® recientemente en Caracas con la secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, Elena Fl¨®rez, quien, seg¨²n el dirigente paname?o, le transmiti¨® la preocupaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez por la situaci¨®n en el pa¨ªs del canal y su intenci¨®n de hacer algo en favor de una soluci¨®n pac¨ªfica.
La oposici¨®n quiere mover al mundo en favor de la democracia; Gobierno y militares dicen que lo prioritario es la soluci¨®n del conflicto con EE UU. El candidato oficialista, Carlos Duque, ha marcado como primer objetivo de su Gobierno "la salida del ¨²ltimo soldado norteamericano de Panam¨¢", y acusa a la oposici¨®n de querer reformar los tratados Torrijos-Carter sobre el canal. Endara la niega y asegura que los tratados se cumplir¨¢n "al pie de la letra".
Ninguna de las opciones parece ofrecer estabilidad al pa¨ªs. Noriega, perseguido por EE UU, s¨®lo tiene una oferta numantina. La oposici¨®n, perdida en la inflaci¨®n de descalificaciones, carece de una pol¨ªtica para sustituir pac¨ªficamente al r¨¦gimen.
Hartos de soportar una situaci¨®n que condena al desempleo al 25% de la poblaci¨®n, e indiferentes ante la contienda pol¨ªtica, los paname?os parecen partidarios de un cambio que devuelva al pa¨ªs su cualidad de centro financiero de Am¨¦rica Latina.
La crisis provocada por el bloqueo de EE UU est¨¢ m¨¢s disimulada, pero no superada.
Los bancos han vuelto a operar, aunque con restricciones, y las calles de la capital mantienen su aspecto exterior de opulencia. Pero hay otros s¨ªntomas de crisis: proliferaci¨®n de pisos en venta o alquiler y hambre en los barrios pobres.
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