El c¨ªrculo se cierra

El repertorio germ¨¢nico no es nuevo en la carrera de Montserrat Caball¨¦. Durante los seis a?os de formaci¨®n que pas¨® entre Basilea y Bremen (1956-1962) trabaj¨® a fondo un terreno tan poco frecuente en su trayectoria posterior como el lied: "En aquella ¨¦poca, dar un recital significaba ofrecer fundamentalmente lied alem¨¢n"."Puedo decir que mis primeros 10 a?os de carrera son germ¨¢nicos por excelencia", contin¨²a la soprano. "No obstante, cuando viv¨ªa en Alemania hice muy poco Wagner: fui cover de Lohengrin en Basilea, cant¨¦ Rienzi y Tannh?user, y en Bremen fui cover de la Eva de Los maestros cantores de Nuremberg, obra que no llegu¨¦ a cantar en escena".

Su caballo de batalla en esos momentos fue Strauss. "El bel canto fue un aut¨¦ntico descubrimiento que lleg¨® tras esos primeros 10 a?os de carrera. Mi hermano y el director Carlo Felice Cillario tuvieron la culpa. A partir de la Fiordiligi de Cos¨¬ fan tutte, los dos me insist¨ªan en que si pod¨ªa hacer el aria de este personaje, pod¨ªa afrontar perfectamente la cabaletta de Lucrezia Borgia y lo que hiciera falta". El salto se produjo en 1965, el 20 de abril, en el Carnegie Hall de Nueva York: hab¨ªa nacido una indiscutible estrella belcantista.

"En la tercera d¨¦cada mi voz se ha ensanchado, es menos l¨ªrica, tiene m¨¢s volumen, un centro m¨¢s importante y, en consecuencia, una fuerza dram¨¢tica superior. Entonces es cuando me siento capaz de abordar obras como la Semiramide o Ermione, de Rossini; Saffo, de Pacini; la Sieglinde de La valquiria. Es un repertorio que l¨®gicamente no hubiera pod¨ªdo hacer antes". Y es ah¨ª, como culminaci¨®n de esta etapa, que el c¨ªrculo parece cerrarse con una majestuosa vuelta al repertorio germ¨¢nico, representado por uno de sus m¨¢s altos t¨ªtulos: Trist¨¢n e Isolda.