Tedio histoyicista

Hanussen es una de las candidatas al Oscar del presente a?o en el apartado de mejor pel¨ªcula extranjera, al lado de nuestra Mujeres al borde de un ataque de nervios, Le ma?tre du musique (B¨¦lgica), Pelle, el conquistador (Dinamarca) y Salam Bombay (India), y desde luego no est¨¢ entre las favoritas en raz¨®n a sus cortos m¨¦ritos y a tenor de lo visto.La presente coproducci¨®n centroeuropea significa la tercera colaboraci¨®n entre el realizador h¨²ngaro Istv¨¢n Szab¨® y el exultante actor austriaco Klaus Maria Brandauer, int¨¦rprete id¨®neo para los barroquismos historicistas del realizador magiar. Szab¨®, el m¨¢s internacional hoy de los cineastas h¨²ngaros surgidos en los a?os sesenta, ha demostrado siempre una inquietud obsesiva por las vicisitudes hist¨®ricas de su pa¨ªs en la edad contempor¨¢nea.

En Hanussen parte de la desmembraci¨®n del Imperio austroh¨²ngaro, posibilitador de un nuevo mapa europeo tras el fin de la Primera Guerra Mundial, y enlaza con los fen¨®menos que posibilitaron la ascensi¨®n de Hitler al poder. As¨ª, en cierta l¨®gica, se relaciona con la sociedad mostrada en Coronel Redl (situada un poco antes de la Primera Guerra Mundial y protagonizada por un coronel del Ej¨¦rcito imperial austroh¨²ngaro) y con la par¨¢bola del nazismo relatada en Mephisto. T¨ªtulos ambos protagonizados por el extravertido Brandauer y que lograron irepercusi¨®n fruct¨ªfera. Mephisto (1981), basada en una novela de Klaus Mann, obtuvo el Oscar a la mejor pel¨ªcula extranjera, y Coronel Red1 (1985) obtuvo el Gran Premio del Jurado en Cannes. Ahora, con menos fortuna, el cineasta contin¨²a con sus obsesiones, intentando explorar el fruct¨ªfero fil¨®n del historicismo en complicidad con Klaus Mar¨ªa Brandauer.

Historia requetesabida

El argumento de Hanussen nos presenta a un soldado austriaco que es herido en un accidente durante la guerra. Ingresado en un hospital militar, descubrir¨¢ sus facultades para transmitir la voluntad y adivinar el futuro. Dado que no era necesario ser muy clarividente para adivinar la llegada del nazismo al poder y que el espectador conoce de sobra la historia contada, el tedio preside la narraci¨®n cinematogr¨¢fica, que deambula por escenarios barrocos, mientras ocurren hechos que no despiertan inter¨¦s alguno. Pretexto todo ello para que el protagonista muestre su cat¨¢logo de recursos gestuales y el aburrin¨²ento asome incluso a la mirada de Erland Josephson, que en ning¨²n instante da sensaci¨®n de creerse su papel. Desangelada, pl¨²mbea y pretenciosa, su rebuscada -y fallida calidad formal aconsejan a su realizador el abandono de un fil¨®n, ya acabado o, lo que a¨²n ser¨ªa peor, mal explotado.