Stephen Frears: "Sin un buen gui¨®n no cruzo la calle"
Su pel¨ªcula 'Las amistades peligrosas' est¨¢ propuesta para siete 'oscars'
Aqu¨ª est¨¢ Stephen Frears, descalzo, en una suite de un hotel de lujo, rasc¨¢ndose la planta del pie como si tal cosa mientras responde a las preguntas. No se habla de si fue penalti o no, pues, contra lo que pudiera parecer, no es un hincha brit¨¢nico de f¨²tbol. Es, por el contrario, uno de los cineastas m¨¢s sensibles del cine europeo, autor de pel¨ªculas como Mi hermosa lavander¨ªa, ?brete de orejas o Sammy y Rose se lo montan. La ¨²ltima de ellas, Las amistades pefigrosas, est¨¢ propuesta para siete oscars de Hollywood. Frears se explica mal, pero acierta a decir que sin un buen gui¨®n no se atrever¨ªa ni a cruzar la calle.
Parece que las entrevistas en cadena no son la afici¨®n favorita de Stephen Frears, que el martes lleg¨® a Madrid, ayer recibi¨® a la Prensa para promover su ¨²ltima pel¨ªcula, y a primera hora de la tarde parti¨® para Par¨ªs. Responde con brevedad a cuestiones referentes a su trabajo, y s¨®lo se extiende un poco para hacer campa?a contra Margaret Thatcher, "esa peque?oburguesa que ha instituido en el Reino Unido la gris aristocracia de la avaricia y el dinero".Muestra en todo momento un ir¨®nico sentido del humor, y su abrupta naturalidad, nada fingida, no responde en absoluto al clich¨¦ que podr¨ªa esperarse de un cineasta-autor. "Me identifico completamente con mis pel¨ªculas, pienso que son muy personales y creo que hay en ellas una cierta continuidad tem¨¢tica, pero para nada pretendo ser un autor. Soy un cineasta en alquiler".
Frears se detiene un momento a ponderar la labor de los guionistas -"todos mis filmes est¨¢n escritos por mis amigos"- y echa de menos que en el cine brit¨¢nico no se les considere con el mismo relieve que a los dramaturgos en el teatro.Para Las amistades peligrosas se bas¨® en la obra teatral de Christopher Hampton, adaptaci¨®n a su vez del libro hom¨®nimo de Choderlos de Laclos, que narra, en la Francia prerrevolucionaria del siglo XVIII, la historia de unos arist¨®cratas inmensamente ricos que viven exclusivamente dedicados a su propio placer. Para conseguirlo, todas las estratagemas de la seducci¨®n les son v¨¢lidas, incluidas la indiferencia y la crueldad.Actores norteamericanos
Glenn Close, Michelle Pfeiffer y John Malkovich son los actores principales. Los tres formados en Norteam¨¦rica, y no en el Reino Unido. "El acceso a la historia se realiza a trav¨¦s de los personajes", dice Frears. "La pel¨ªcula trata de gente que negocia con sus sentimientos, o fracasa al hacerlo, y los actores norteamericanos muestran de forma muy profunda los sentimientos, sobre todo en los primeros planos".Sobre cu¨¢les fueron sus problemas al rodar, dice: "Ninguno. Una vez que tienes el gui¨®n es dif¨ªcil contar el proceso...". Y pone cara de desconsuelo, como si le pareciera imposible que las palabras visualicen lo que imagina.
Gozoso cinismo
La cr¨ªtica norteamericana se ha volcado con Las amistades peligrosas, y adjetivos como punzante, sarc¨¢stica, decadente, distinguida, extravagante, opulenta, rica y c¨®mica se han juntado a las siete candidaturas para los oscars. Entre ellas, la de mejor pel¨ªcula y las de mejores actrices, principal y secundaria, Glenn Close y Michelle Pfeiffer, respectivamente. Frears, adscrito a producciones independientes, se encuentra metido con el ¨²ltimo de sus seis filmes en el epicentro del gran montaje de Hollywood. "No es el momento de criticar los premios", dice ri¨¦ndose. "En condiciones normales lo har¨ªa, pero hoy por hoy los apoyo".Las actrices citadas y John Malkovich cierran el c¨ªrculo de di¨¢logos fren¨¦ticos que componen Las amistades peligrosas. Para Frears, "la pel¨ªcula funciona porque la gente se reconoce en la capacidad de comportarse mal de los personajes, en su gozoso cinismo. En el fondo, es lo mismo que Dallas".
El director no cree que deban hacerse paralelismos hist¨®ricos entre su pel¨ªcula y el mundo de hoy. "Al menos en el Reino Unido la gente que tiene el poder es m¨¢s gris que los personajes de la pel¨ªcula. Estos, por otra parte, est¨¢n tratados con tanto cari?o que ser¨ªa presuntuoso suponer que se est¨¢ haciendo con ellos una cr¨ªtica de clase". Frears dice enamorarse de los actores cuando trabaja, y los salva, a ellos y a sus personajes. "Todos tienen sus razones; todos tienen madre", concluye sonriendo.
Babelia
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