Victor Ullate: "Antes me destituyeron y ahora me premian"
El bailar¨ªn, que fue director del Ballet Nacional, satisfecho con el Premio Nacional de Danza
V¨ªctor Ullate ha sido galardonado recientemente con el Premio Nacional de Danza 1989. Zaragozano de 41 a?os, primer bailar¨ªn del ballet del Siglo XX (de Maurice B¨¦jart) durante 14 a?os, estrella invitada en numerosos ballets y fundador del Ballet Cl¨¢sico Nacional en 1978, Ullate dirige desde el pasado a?o su propia compa?¨ªa. Su proyecto comenz¨® hace cinco a?os con la apertura de una escuela de la que han salido los 26 integrantes de su ballet, as¨ª como sus profesoras y repetidoras.
La noticia del premio le lleg¨® en San Sebasti¨¢n y a punto de levantar el tel¨®n. "Reacci¨®no a la inglesa", ironiza su administradora. Pero Ullate se apresura a decir: "Me pill¨® de sorpresa y no me lo esperaba". Se siente agradecido y recompensado: "Como t¨² dijiste, para m¨ª el premio supone un reconocimiento a mi trabajo y un gran honor. Estoy profundamente agradecido, porque el que antes me destituyeran y ahora me premien tiene mucho valor para m¨ª, y me parece una actuaci¨®n por parte del ministerio de chapeau, como dicen los franceses".El premio no va a influir para nada en su trabajo. "Es dificil¨ªsimo, todo cuesta mucho dinero y vamos a necesitar patrocinadores privados". El reconocimiento de las instituciones hacia su labor, que ha culminado con la concesi¨®n del Premio Nacional, empez¨® el a?o pasado al conceder al ballet el r¨¦gimen de concertaci¨®n, que le supuso una subvenci¨®n bianual de 38 millones de pesetas.Ullate explica el ¨¦xito de su gesti¨®n porque ahora se siente m¨¢s seguro y con m¨¢s experiencia, y cuenta con un equipo que le apoya "sin fisuras". "El premio es un poco de todos", dice, "bailarines, escen¨®grafos, administraci¨®n, repetidores; todos trabajamos por un ideal". Afirma encontrarse muy a gusto y en una situaci¨®n que no cambiar¨ªa por nada. "S¨®lo espero que tengamos suerte y el espect¨¢culo siga gustando como hasta ahora. Conseguir actuaciones en Espa?a es dif¨ªcil, porque hay pocos teatros". Y reconoce que en esto s¨ª puede influir el premio.
Con mezcla de lenguaje afrancesado y acento ma?o, Ullate repite con acento triste que la envidia es el mal de este pa¨ªs, que no quiere volver sobre el pasado. El asunto, pol¨¦mico y oscuro, de sus cinco a?os como director del Ballet Nacional "est¨¢ muerto para ¨¦l", y tampoco le gusta opinar sobre los vaivenes de la compa?¨ªa oficial en los a?os siguientes: "Soy un profesional, y me cuesta hablar de compa?eros". Pero mantiene que es l¨®gico que un director traiga su equipo, y que si cambia tambi¨¦n lo hagan los bailarines y ayudantes: "Es necesario rodearte de gente que crea en ti; la danza es como la pol¨ªtica. Yo no pude tener entonces el equipo que ahora tengo". Tambi¨¦n se muestra muy seguro de lo que su experiencia le ha demostrado que es un error: "Tiene que haber una persona sola que diga esto es blanco y esto negro, porque si hay diversas opiniones, los bailarines no saben qu¨¦ hacer. Tampoco pueden estar mirando el reloj cuando ensayan; si hay que sacar un ballet, se ensaya lo que haga falta".
Su vuelta a la actividad privada le permiti¨® hacer las cosas como propuso para el Nacional y no le dejaron: "Nunca tuve posibilidad de hacer o deshacer, fui un mu?eco que ten¨ªa que consultar siempre, y siempre recib¨ªa noes". Y lo primero fue la escuela: "Una escuela es imprescindible para lograr un prototipo, una base y un estilo que caracterice a los bailarines". Su t¨¦cnica es cl¨¢sica, pero quiere que con ella se pueda hacer cualquier estilo: "Hoy en d¨ªa un buen bailar¨ªn debe saber bailar de todo".
Tiene en preparaci¨®n un nuevo programa con obras de Rudi van Dantzig, director del Het National Ballet, de John Wissman, core¨®grafo titular del Royal Winnipeg, y de Hans van Manen, antecesor de Kylian en la direcci¨®n del Neederlands.
Como director es consciente del prestigio que obtiene con estos nombres y las puertas internacionales que pueden abrirles, aunque se muestra precavido ante el ¨¦xito presente.
Babelia
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