Ensidesa y AHV: adi¨®s a las chimeneas
La puesta en marcha de una moderna acer¨ªa en Ensidesa y el anuncio de nuevas l¨ªneas de producci¨®n en Altos Hornos de Vizcaya y Avil¨¦s abren una nueva etapa en la siderurgia espa?ola, que, seg¨²n el autor, cierra el proceso de reconversi¨®n y debe coordinar sus actuaciones para ser competitiva en la Comunidad Europea.
La foto es hist¨®rica: sin casco, frente a una pantalla y pulsando con un l¨¢piz electr¨®nico el encendido del convertidor, el Rey acaba de inaugurar en Ensidesa una de las acer¨ªas m¨¢s modernas del mundo. Comienza as¨ª el final de la reconversi¨®n sider¨²rgica, el m¨¢s dif¨ªcil proceso de ajuste empresarial habido en Espa?a en este siglo.La nueva acer¨ªa es el principio del fin de la reconversi¨®n de la siderurgia integral, pues se acaban de aprobar para Ensidesa y AHV dos l¨ªneas de recocido continuo de hojalata y se preparan reformas en los trenes de perfiles y otras l¨ªneas de acabados que hagan competitivas estas grandes empresas ante el mercado europeo. Atr¨¢s queda un proceso de reestructuraci¨®n que exigi¨® la reducci¨®n de m¨¢s de la mitad de las sociedades, incluyendo las f¨¢bricas de aceros comunes y especiales, una inversi¨®n aproxirnada de 1,5 billones de pesetas y la p¨¦rdida de cerca de 24.000 empleos, hasta permitir que el conjunto del sector anuncie beneficios para este a?o.
El proceso de reconversi¨®n sider¨²rgica ha sido m¨¢s duro que ning¨²n otro, porque afect¨® a grandes empresas, a grandes colectivos laborales y a regiones con gran tradici¨®n industrial, que adem¨¢s tuvieron que soportar la reestructuraci¨®n de otros sectores como el minero o el naval. Los ejemplos de Asturias y Vizcaya son paradigm¨¢ticos de regiones con una vieja historia industrial y obrera que sufrieron un proceso de reconversi¨®n m¨²ltiple, precisamente en empresas muy sindicalizadas y en sectores intensivos de trabajo, de tal manera que su crisis provoc¨® consecuencias negativas tanto para la estabilidad social como para. la actividad econ¨®mica, hasta el extremo de convertirse en las regiones espa?olas de menor crecimiento en los ¨²ltimos a?os.
La situaci¨®n tuvo otra complicaci¨®n a?adida, a saber, la confrontaci¨®n entre regiones tratando de conseguir ventajas para sus respectivas industrias, precisamente en el momento en que se estaba afirmando el Estado de las autonom¨ªas. En la siderurgia la pelea m¨¢s larga tuvo lugar entre Sagunto y Ensidesa, entre Valencia y Asturias, por el llamado tren de bandas en caliente (TBC) y el posterior cierre de la cabecera de Sagunto, pero los enormes fondos empleados por el Banco de Cr¨¦dito Industrial para sanear AHV o la clausura reciente del tren BK de comerciales en Ensidesa se imputan a los intereses vascos en contra de la siderurgia p¨²blica asturiarna. Aunque, como decimos, la pugna m¨¢s enconada tuvo lugar entre Ensidesa y Sagunto.
La factor¨ªa de Sagunto, construida en 1923 tratando de aprovechar el mineral turolense de Ojos Negros e impulsada en los a?os del desarrollismo bajo el control de AHY hasta convertirse en una nueva siderurgia integral, entr¨® en crisis a finales de los setenta, siendo primero-como se dijo entonces- "INIlizada" y despu¨¦s favorecida por el famoso informe Kawasaki, encargado ad hoc por el vicepresidente valenciano Abril Martorell. La construcci¨®n del TBC se (defendi¨® en Valencia con argumentos de proximidad al mercado m¨¢s din¨¢mico -el levantino-, de adecuaci¨®n tecnol¨®gica -era la siderurgia m¨¢s moderna- y de localidad -era la industria del Camp del Morvedre-, pero con el cambio de Gobierno en 1982 la raz¨®n asturiana acab¨® pesando m¨¢s por criterios de especializaci¨®n funcional de cada regi¨®n, pues Valencia ten¨ªa tina econom¨ªa diversificada en expansi¨®n, mientras Asturias en crisis viv¨ªa dependiente de una industria b¨¢sica donde cualquier reestructuraci¨®n afectaba de lleno a los cimientos de su econom¨ªa, y adem¨¢s el Principado tein¨ªa una larga experiencia industrial, dotaci¨®n de materias primas energ¨¦ticas y medios de tr¨¢fico -el puerto de El Musel- adecuados para una mejor especializaci¨®n sider¨²rgica.
Pero realmente la historia de las luchas sider¨²rgicas tiene a Vizcaya y Asturias como protagonistas destacados a lo largo de un siglo de industrializaci¨®n, donde los Altos Hornos vascos, Duro Felguera, Uninsa y finalrriente Ensidesa aparecen recurrentemente confrontados por la hegemon¨ªa en la industria b¨¢sica, en torno a lo que el profesor Nadal llam¨® el eje Gij¨®n-Bilbao, esto es, el intercambio de carb¨®n y mineral de hierro que articul¨® hist¨®ricamente el desarrollo de la industria sider¨²rgica espa?ola.
La cultura de las chimeneas
A mediados del siglo pasado, las grandes f¨¢bricas de hierro se hab¨ªan instalado al lado de los yacirnientos hulleros porque el consumo de carb¨®n en los hornos en relaci¨®n con el m¨ªneral era tan elevado que las ventajas de localizaci¨®n estaban en Asturias, as¨ª que el Principado fue durante varias d¨¦cadas el centro febrero del pa¨ªs. Sin embargo, la revoluci¨®n tecnol¨®gica del m¨¦todo Bessemer, que ahorraba combustible y exig¨ªa minerales de hematites -los que abundaban en Vizcaya-, traslad¨® a la r¨ªa de Bilbao una hegemon¨ªa sider¨²rgica que se med¨ªa por el n¨²mero y la altura de los altos hemos: las chimeneas reflejaban el poder¨ªo industrial de una regi¨®n.
En efecto, las chimeneas fueron durante toda una ¨¦poca el s¨ªmbolo del progreso econ¨®mico, y la siderurgia, el sector estrat¨¦gico que reflejaba el grado de industrial¨ªzaci¨®n de un territorio. Por los altos hemos levantados y las toneladas de acero producidas se conoc¨ªa el dinamismo de una econom¨ªa, la pujanza de una regi¨®n, la prosperidad de un Estado. Es m¨¢s, los grandes cambios que tuvieron lugar en la econom¨ªa europea durante el per¨ªodo de entresiglos, con la creaci¨®n de nuevas formas de competencia comercial, nuevos sistemas financieros y el ascenso de Alemania a primera potencia mundial, se dieron en la siderurgia. Para empezar, la primera respuesta a la enorme lucha internacional derivada de la revoluci¨®n tecnol¨®gica de Bessemer acab¨® provocando nuevas formas de organizaci¨®n comercial como los c¨¢rteles y de concentraciones empresariales como los trustes, y despu¨¦s la necesidad de financiar enormes complejos industriales termin¨® juntando el capital industrial con el bancario para dar origen a lo que Hilferding defini¨® como capital financiero, "aquel capital depositado en los bancos y utilizado por los industriales", o sea, que en definitiva la siderurgia revolucion¨® los negocios, las finanzas y hasta los poderes del mundo.
En Espa?a, los vascos aprovecharon la disposici¨®n de minerales y la ventaja tecnol¨®gica para concentrar f¨¢bricas y agrandar chimeneas, pero fue finalmente la entrada del llamado capital bancario en la industria vizca¨ªna lo que permiti¨® la creaci¨®n en 1902 de AHV y su definitiva hegemon¨ªa sider¨²rgica, mientras este nuevo capital financiero hecho de acero extend¨ªa por el pa¨ªs el poder¨ªo de los dos grandes bancos de la regi¨®n, el Bilbao y el Vizcaya.
Asturias no tuvo ni capitales ni mineral de hematites para transformar sus viejos complejos sider¨²rgicos, as¨ª que mantuvo sus f¨¢bricas separadas, pendientes del carb¨®n, de la producci¨®n de hierros bastos y de la coyuntura. Porque, efectivamente, las industrias asturianas en vez de concentrar talleres compraron minas y en vez de especializarse se dedicaron a fabricar los productos m¨¢s intensivos en consumo energ¨¦tico, esto es, los semiacabados. El mapa de la siderurgia espa?ola estuvo, pues, bien definido desde comienzos de siglo: los asturianos utilizaban el carb¨®n para elaborar hierros sin transformar, mientras los vascos acababan laminando el acero para a?adir valor a sus empresas.
Ahora bien, esta especializaci¨®n regional del trabajo s¨ªder¨²rgico favorable a los vascos empez¨® a romperla el Estado en los a?os cincuenta con la iniciativa de crear en Avil¨¦s la empresa nacional sider¨²rgica -Ensidesa-, siendo luego cuestionada en los sesenta por los viejos empresarios privados asturianos, que al calor de los planes de desarrollo y la acci¨®n concertada decidieron formar en Gij¨®n una nueva empresa cora¨²n, la Uni¨®n de Sider¨²rgicas -Uninsa-, hasta que por ¨²ltimo la fusi¨®n de ambas, en 1973, devolvi¨® la hegemon¨ªa sider¨²rgica al Principado. Durante este per¨ªodo, AHV hab¨ªa emprendido un plan de modernizaci¨®n que inclu¨ªa mejoras t¨¦cnicas y cambios en el capital -en 1964 entr¨® con un 25% de participaci¨®rt la empresa norteamericana United States Steel Corporation-, tratando de conservar el dominio en la fabricaci¨®n de acabados. As¨ª pues, la industria sider¨²rgica vivi¨® entonces un proceso lleno de tensiones, donde los empresarios privados se opusieron primero a la creaci¨®n de la nueva siderurgia p¨²blica y despu¨¦s a que elaborara productos terminados, pero el empe?o del r¨¦gimen en cimentar con acero un desarrollo que supon¨ªa incontinente repobl¨® de chimeneas el Principado "para engrandecer la patria".La crisis-sider¨²rgicaCuando a finales de 1973 se fusionaban las siderurgias asturianas y AHV levantaba la cuarta planta integral en Sagunto, la industria sider¨²rgica americana estaba frenando su producci¨®n b¨¢sica y desplazando sus altos hemos a otros pa¨ªses dotados de buenas materias primas y mano de obra barata, porque las nuevas condiciones de la econom¨ªa mundial, la competencia sider¨²rgica japonesa y una anunciada crisis de sobreproducci¨®n. aconsejaban ajustes industriales sin precedentes: la divisi¨®n internacional del trabajo llegaba tambi¨¦n a la siderurgia, desplazando las chimeneas a terceros pafises en desarrollo como Brasil o Corea.
La crisis sider¨²rgica anunciada empez¨® por una ca¨ªda de la demanda, pues los principales consumidores -las industrias del autom¨®vil, naval o construcci¨®n- sufrieron los efectos de la recesi¨®n internacional, pero se estaban dando a la vez cambios t¨¦cnicos que ahorraban acero por unidad de: producto final y adem¨¢s los productos sider¨²rgicos se sustitu¨ªan por nuevos materiales, desde pl¨¢sticos hasta fibras; es decir, hubo un cambie completo, en las condiciones tecnol¨®gicas y de mercado que produjeron una grave crisis industrial, con espectaculares ca¨ªdas de producci¨®n, p¨¦rdidas de empleo y cierres de empresas.
En Europa, British Steel redujo en el decenio siguiente el empleo en un 70%, y la producci¨®n, cerca de la mitad; en Francia, la reconversi¨®n sider¨²rgica llev¨® a una profunda crisis a regiones de tradici¨®n industrial como Lorena, pese a las enormes inversiones p¨²blicas realizadas, mientras las empresas alemanas como Thyssen y Mannesmann consiguieron salvar mejor la situaci¨®n, yendo hacia una diversificaci¨®n empresarial e integraci¨®n vertical donde la producci¨®n de acero serv¨ªa como materia prima a las f¨¢bricas del grupo, de tal manera que su volumen de negocios sider¨²rgicos qued¨® reducido a m¨¢s de la mitad.
Espa?a abord¨® la reconversi¨®n sider¨²rgica tarde y mal. El primer plan es de 1981, pero hasta 1984 no se pone en marcha el llamado plan de reestructuraci¨®n del sector, que, adem¨¢s de reducir la capacidad de producci¨®n desmantelaba la cabecera de AH del Mediterr¨¢neo, dejando a AHV y Ensidesa como siderurgias integrales. Sin embargo, un ajuste sin orden aunque con concierto -con la Administraci¨®n- se ven¨ªa produciendo des de 1979, cuando los accionistas mayoritarios de AHM -AHV- entregaron su participaci¨®n al INI, y Ensidesa empez¨® a cerrar instalaciones en Mieres, La Felguera y luego en Avil¨¦s para hacer frente a la crisis. As¨ª fue como AHM se "INIliz¨®" y la salvaci¨®n de Ensidesa se convirti¨® en la salvaci¨®n de Asturias, a la vez que AHV se "creditindustrializaba", esto es, recib¨ªa enormes fondos p¨²blicos del Banco de Cr¨¦dito Industrial para su saneamiento industrial y financiero, hasta llegar a adquirir ¨²ltimamente la participaci¨®n americana e integrarse en el consejo de administraci¨®n de la empresa: la reconversi¨®n ha convertido pr¨¢cticamente a la siderurgia espa?ola en una empresa de todos.
Eso exige una coordinaci¨®n de actuaciones de la pol¨ªtica industrial en beneficio de nuestras siderurgias, o sea, la sinergia entre AHV y Ensidesa, entre Asturias y Vizcaya, que cierre el ciclo hist¨®rico de una confrontaci¨®n secular. Con vistas al futuro de una industria b¨¢sica competitiva en el mercado europeo, se trata de especializar las producciones de ambas regiones, de aprovechar su experiencia industrial y las nuevas plantas de acero y acabados, que alejen para siempre los malos humos de las viejas chimeneas y que devuelvan el verde de esperanza a unas tierras que empujaron al ritmo del carb¨®n y del hierro la industrializaci¨®n espa?ola.
Germ¨¢n Ojeda es profesor titular de Historia e Instituciones Econ¨®micas de la universidad de Oviedo y director de la Fundaci¨®n Jos¨¦ Barreiro.
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