EE UU boicotea los acuerdos de paz sobre Nicaragua
Estados Unidos, sorprendido por los acuerdos de El Salvador, que considera demasiado favorables para los sandinistas, ha puesto a punto una estrategia de respuesta que mezcla la diplomacia con el mantenimiento de la presi¨®n durante un a?o m¨¢s de la contra en Honduras y la aplicaci¨®n de incentivos y castigos econ¨®micos y pol¨ªticos a Nicaragua para que se mueva hacia la democracia plena. Para ello, Bush solicitar¨¢ al Congreso 50 millones de d¨®lares en ayuda humanitaria para conservar a los rebeldes, como seguro, por si Daniel Ortega no democratiza Nicaragua seg¨²n los criterios m¨ªnimos que establezca Washington.
Para diplom¨¢ticos latinoamericanos y europeos y fuentes independientes, la decisi¨®n de la Administraci¨®n de Bush de mantener la pol¨ªtica de la doble v¨ªa es una violaci¨®n, si no de la letra, s¨ª al menos del esp¨ªritu de lo acordado el mes pasado en El Salvador por los cinco presidentes centroamericanos.El secretario de Estado, James Baker, al esbozar ayer la nueva pol¨ªtica en el Congreso, neg¨® que se tratara de una violaci¨®n de los citados acuerdos, que llaman a la desmovilizaci¨®n de la contra -bien es verdad que sin fijar un calendario, laguna a la que se agarran los norteamericanos- y a la paralela democratizaci¨®n del r¨¦gimen sandinista de Managua. Pero el plan de paz de El Salvador pide tambi¨¦n a EE UU y a otros pa¨ªses que detengan inmediatamente su ayuda a todos los grupos rebeldes, excepto para su repatriaci¨®n.
Baker, a pesar de que a¨²n no cuenta con un secretario de Estado adjunto para Latinoam¨¦rica, ha iniciado ya una operaci¨®n de presi¨®n sobre los aliados de EE UU en el istmo centroamericano para que apoyen la nueva estrategia y la simultaneidad de la desmovilizaci¨®n de la contra y la efectiva democratizaci¨®n de Nicaragua. Para ello ha enviado a Honduras, la "rep¨²blica en alquiler", al n¨²mero tres del Departamento de Estado, Robert Kimmit, para solicitar la permanencia del ej¨¦rcito rebelde (12.000 hombres en armas y 50.000 familiares) por un a?o m¨¢s.
Presiones a Honduras
El mensaje es que si Azcona no acepta e insiste en su r¨¢pido desmantelamiento, el Congreso en Washington no votar¨¢ la ayuda humanitaria, dejando tirados en territorio hondure?o, sin dinero y sin alimentos, ropa y medicinas, pero armados a¨²n, a estos peligrosos mercenarios. Hasta esta semana Honduras hablaba de una r¨¢pida desmovilizaci¨®n de la resistencia. Incluso envi¨® a Washington a un emisario que comenz¨® a negociar con el l¨ªder contra Adolfo Calero, el lunes, un calendario de desmantelamiento.Pero tras el viaje de Kimmit, la dependiente Honduras -el ej¨¦rcito antisandinista es superior a sus propias fuerzas armadas- convirti¨® sus recelos en t¨ªmida aprobaci¨®n. Su canciller, Carlos L¨®pez Contreras, estima ya que lo que solicita Washington no viola los acuerdos de El Salvador y que la ayuda humanitaria debe ser mantenida el tiempo que desea EE UU, hasta la desmovilizaci¨®n final. El 16 de mayo los cinco presidentes centroamericanos deber¨¢n presentar un plan espec¨ªfico de repatriaci¨®n de la fuerza antisandinista.
Mientras Kimmit torc¨ªa la mano del presidente Jos¨¦ Azcona en Tegucigalpa, Morris Busby, embajador volante para Latinoam¨¦rica, visitaba Costa Rica, El Salvador y Guatemala vendiendo la estrategia de la Administraci¨®n de Bush. El plan prev¨¦ como est¨ªmulos a Nicaragua levantar el embargo comercial, ofrecer cr¨¦ditos y normalizar las relaciones diplom¨¢ticas si Ortega abre el sistema y las elecciones son aut¨¦nticamente libres. Y, si no democratiza, apretar aun m¨¢s el cerco econ¨®mico y la amenaza de solicitar de nuevo ayuda militar para una contra que aun seguir¨ªa viva.
Baker, compensando esta pol¨ªtica de palo y zanahoria, anunci¨® al Congreso que EE UU apoyar¨¢ "alg¨²n tipo" de verificaci¨®n de fronteras, tal como establecen los acuerdos de El Salvador. Representantes de los cinco pa¨ªses centroamericanos estaban a punto, ayer, de acordar en las Naciones Unidas en Nueva York un plan de verificaci¨®n que deber¨¢ ser sometido al Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos tiene derecho de veto.
Una fuerza de 160 personas
El plan prev¨¦ que una fuerza de 160 personas (100 militares no armados y 60 expertos civiles) de Espa?a, la RFA y Canad¨¢ comprueben sobre el terreno en Centroam¨¦rica que por las fronteras de Honduras y Nicaragua y de Nicaragua y El Salvador no pasa ayuda extranjera para fuerzas insurgentes (l¨¦ase contras y guerrilla salvadore?a). Y que ning¨²n pa¨ªs del istmo tiene guerrillas que luchen contra los vecinos.Baker ha afirmado que "Estados Unidos necesita palos y zanahorias incentivos y desincentivos", y que una desmilitarizaci¨®n y una desbandada inmediatas de los contras eliminar¨ªa el ¨²nico est¨ªmulo eficaz para que Ortega cumpla seis promesas democratizadoras. Washington ha abandonado, lo que fue considerado "muy positivo" por el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, en su visita a EE UU esta semana, la opini¨®n militar, sobre todo porque el Congreso la rechaza y ha fracasado durante ocho a?os de Reagan, en beneficio de la concertaci¨®n diplom¨¢tica.
Pero es una diplomacia que no abandona el palo. "A falta de la 82? divisi¨®n aerotransportada, los contras son nuestro garrote", explica un alto funcionario de la Administraci¨®n. Baker, para persuadir a un Congreso esc¨¦ptico del que quiere obtener un respaldo bipartidario a la nueva estrategia, prometi¨® el martes que se prohibir¨¢ a la "resistencia" (calificativo a que ha sido rebajada desde el reaganiano "luchadores por la libertad") cualquier actividad militar mientras se negocia diplom¨¢ticamente la paz.
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