V¨ªsperas salvadore?as
LAS ELECCIONES del domingo en El Salvador est¨¢n siendo precedidas por unas sombr¨ªas v¨ªsperas de bombas y muerte. Las guerrillas del Frente Farabundo Mart¨ª, tras el fracaso de las negociaciones para el aplazamiento de estos comicios, han lanzado una violenta y destructora ofensiva que ha alcanzado incluso a la casa presidencial. Lo que le a?ade un dramatismo especial a la situaci¨®n actual es que, hace s¨®lo unas semanas, la posibilidad de poner fin a la guerra civil que asola el peque?o pa¨ªs desde hace nueve a?os parec¨ªa al alcance de la mano. Las propuestas de aplazamiento de las elecciones, a cambio de lo cual la guerrilla ofreci¨® abandonar las armas y pasar a una actividad pol¨ªtica, fueron consideradas positivas por el propio vicepresidente de Estados Unidos.?Por qu¨¦ fracasaron entonces las negociaciones? La causa inmediata es la intransigencia del Ej¨¦rcito y del partido de extrema derecha Arena, cuyo candidato tiene las m¨¢ximas posibilidades de ser el pr¨®ximo presidente, tras el proceso de deterioro sufrido por la Democracia Cristiana. Pero de que se haya llegado a este punto es responsable, sobre todo, la incapacidad del dirigente democristiano Jos¨¦ Napole¨®n Duarte -a cuya tr¨¢gica peripecia vital no se le ha ahorrado ahora el ¨²ltimo sufrimiento de una enfermedad mortal- para crear un proyecto de centro capaz de oponerse tanto a la guerrilla como a la oposici¨®n de extrema derecha, hoy a las puertas del poder. La inanidad pol¨ªtica de la Democracia Cristiana, sus divisiones internas y un no desde?able grado de corrupci¨®n dejaron la bandera de la lucha contra la guerrilla exclusivamente en manos de la extrema derecha y del Ej¨¦rcito. Cuando Duarte quiso restablecer un di¨¢logo -que se promet¨ªa esperanzador- con el frente pol¨ªtico de la guerrilla, las dos cabezas de la hidra ya hab¨ªan crecido demasiado.
Pero el fracaso de Duarte es tambi¨¦n el de la pol¨ªtica norteamericana en la regi¨®n. Estados Unidos quiso hacer de aqu¨¦l y de su partido una especie de modelo a seguir en toda la regi¨®n: apoyo pol¨ªtico a un partido moderado y ayuda militar prioritaria para acabar con las guerrillas. Los hechos demostraron pronto que no exist¨ªa una soluci¨®n militar. La continuaci¨®n de la guerra debilit¨® pol¨ªticamente al partido en el Gobierno y reforz¨® considerablemente el papel de los militares. El resultado est¨¢ a la vista.
En esta loca carrera hacia la aniquilaci¨®n, la guerrilla tampoco parece haber parado en mientes. Tras rechazar la demanda de todos los partidos pol¨ªticos, incluida Convergencia Democr¨¢tica -una coalici¨®n de izquierda que ha colaborado con el Frente Farabundo Mart¨ª-, de que prolongase la tregua y respetase el desarrollo de las operaciones electorales, la guerrilla s¨®lo parece interesada en demostrar que est¨¢ en condiciones de paralizar la vida pol¨ªtica del pa¨ªs.
Piensa con ello llegar en una posici¨®n de fuerza a unas futuras negociaciones, que sigue propugnando, y no parece preocuparle que su actitud pueda ayudar a Arena a ganar las elecciones. Todo conduce, pues, si no se impone la raz¨®n, a una suicida polarizaci¨®n de la sociedad salvadore?a, que no se traducir¨¢ en nuevas negociaciones, sino en la generalizaci¨®n de la guerra y su cada vez m¨¢s dificil fin.
La pol¨ªtica espa?ola -y hoy de la Comunidad Europea- en la regi¨®n se ha traducido en un neto apoyo a los esfuerzos de los presidentes centroamericanos a favor de la paz y la democracia. Una pol¨ªtica que debe formularse con nitidez frente a las vacilaciones y ambig¨¹edades del nuevo presidente norteamericano, quien, contradiciendo las conclusiones de la cumbre de presidentes centroamericanos del pasado 14 de febrero, se ha decidido por el mantenimiento de la contra nicarag¨¹ense. Por ello resultan especialmente contraproducentes iniciativas tales como un intento de mediaci¨®n en el caso salvadore?o, condenado al fracaso de antemano, o las declaraciones de Fern¨¢ndez Ord¨®?ez dando a entender que aceptaba la tesis de Bush contraria a la desmovilizaci¨®n de la contra. Ni el voluntarismo ni la incontinencia verbal son aconsejables en tan delicadas situaciones.
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