Espa?a gole¨® a Malta sin emoci¨®n
Espa?a s¨®lo est¨¢ a un punto de asegurarse matem¨¢ticamente la presencia en el Mundial de Italia. El camino est¨¢ siendo tan sencillo que un partido como el de ayer, ante Malta, fue resuelto casi con desidia, y a¨²n as¨ª se marcaron cuatro goles. Pero lo m¨¢s espectacular volvi¨® a ser el p¨²blico. El campo se llen¨® hasta arriba, con 94 millones de pesetas de recaudaci¨®n. Y se llen¨® con un cartel realmente espectacular: un Jueves Santo, a las 12 del mediod¨ªa, ante un equipo como Malta, y con la clasificaci¨®n pr¨¢cticamente asegurada. Muchos espectadores llegaron al estadio con sus ropas todav¨ªa oliendo a incienso. Pero ninguno se fue insatisfecho. Ver a la selecci¨®n en Sevilla es como acudir a una fiesta, aunque esta vez no hubiese emoci¨®n.El espect¨¢culo en s¨ª, es decir, el f¨²tbol, fue realmente escaso. Malta estaba obsesionada con no sufrir una goleada como el 12-1 de 1983. Su ¨²nico objetivo era encajar el menor n¨²mero de goles posibles, e incluso cuando perd¨ªa por 4-0, sus jugadores perd¨ªan el tiempo devolviendo el bal¨®n al portero.
Los espa?oles tampoco estaban excesivamente motivados. Sabedores de su superioridad, sufriendo una temperatura cercana a los 30 grados, y tratando de evitar las duras entradas de los malteses, se dedicaron a mover el bal¨®n esperando a que llegasen los goles. Michel, libre de marcaje, era el que m¨¢s entraba en juego, y de sus pies salieron los mejores momentos del d¨ªa. Con lanzamientos de 30 o 40 metros, Michel inici¨® las jugadas que quebraron con mayor facilidad la defensa maltesa.
Pero, pese al resultado, hubo varios frustrados. Mart¨ªn V¨¢zquez, por ejemplo, que, en un mal d¨ªa, fall¨® en muchos env¨ªos y nunca entr¨® en juego. O Quique, que se encontr¨® con un hueco enorme en su banda, y que no supo utilizarlo. O el propio Butrague?o, que ten¨ªa un escenario y un p¨²blico que parec¨ªan preparados en su honor, y que no acert¨® a aprovecharlos.
El partido, as¨ª, entr¨® en un l¨¢nguido debate en el medio campo de Malta. Espa?a, sin acelerar su ritmo, encontraba las ocasiones, pero ni Quique (m. 12), ni Sanchis (m. 13), ni Andrin¨²a o Butrague?o (m. 28, en un doble remate de cabeza), las materializaron. El problema era que tanto espa?oles como malteses sab¨ªan que el gol ten¨ªa que llegar, y la ¨²nica emoci¨®n posible pod¨ªa estar en acertar el minuto en que se produjese. Fue en el 38, en un lanzamiento de Michel a bal¨®n parado.
La segunda parte comenz¨® con el mismo gui¨®n. Ni siquiera hab¨ªa lugar para el nerviosismo, porque no hac¨ªan falta 12 goles, si no tan s¨®lo los dos puntos. Roberto fallaba dos nuevas ocasiones (m. 19 y 52), y Butrague?o se emborrach¨® de bal¨®n (m. 64) cuando Michel, a su lado, estaba desmarcado. Mientras tanto, Malta, a con 10 hombres por la expulsi¨®n de De Gregory, se encerraba m¨¢s en s¨ª misma sin ning¨²n tipo de complejo de culpabilidad. Pues ni siquiera le import¨® encajar el segundo gol, tambi¨¦n de Michel, en un bal¨®n parado a¨²n m¨¢s en o¨ªllo para ¨¦l: un penalti.
La languidez primaveral sevillana se quebr¨®, por fin, en 30 segundos de juego. De repente, en el minuto 70, Busutil cometi¨® la osad¨ªa le cruzar la mitad del campo, y tras regatear con buena t¨¦cnica a dos defensores espa?oles, dej¨® el bal¨®n a Carabott, solo ante Zubizarreta. Era tan clara la oportunidad que Carabott no se lo lleg¨® a creer. Andrin¨²a y Zubizarreta levantaron el brazo, se?alando un fuera de juego que no hab¨ªa sido se?alado. Y el pobre Carabott, el inocente Carabott, con toda la porter¨ªa frente a ¨¦l, le entreg¨® el bal¨®n a Zubizarreta para que sacase la falta que no exist¨ªa. Carabott pic¨®, y, mientras Busutil le daba una bronca espectacular, el bal¨®n fue a Eloy, ¨¦ste centr¨® a Manolo, y e bajito de la selecci¨®n cabece¨® a la red. Fueron los 30 mejores segundos del d¨ªa.
A partir de entonces, los bostezos del p¨²blico se transformaron en clas o palmas. Malta se arrug¨® a¨²n m¨¢s, y Manolo consigui¨® el cuarto y ¨²ltimo gol. Todo fue lo suficientemente predecible como para que el f¨²tbol no llegase a arrebatarle el protagonismo a las procesiones en el Jueves Santo.
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