Saludables prop¨®sitos
En EL PA?S del 10 de los corrientes leo que el secretario de la Conferencia Episcopal, se?or Garc¨ªa Gasc¨®, acaba de declarar que la Iglesia espa?ola respetar¨¢ los auierdos de 1978-1979 sobre financiaci¨®n de la misma. Ante tan saludable prop¨®sito, deseo puntulizar lo siguiente:1. La Iglesia alcanzar¨¢ su meta de autofinanciarse solamente cuando sus gastos queden enteramente cubiertos por sus rentas propias y por las aportaciones o donativos privados y voluntarios. Todo lo dem¨¢s no es aut¨¦ntica autofinanciaci¨®n.
2. Hientras la Iglesia siga recibiendo dinero mediante la subvenci¨®n directa del Estado, o a trav¨¦s de la asignaci¨®n por el Estado de un porcentaje del impuesto general sobre la renta de las personas f¨ªsicas, esta instituci¨®n seguir¨¢ sin autofinanciarse, pues la cuant¨ªa global que resulta de aplicar ese porcentaje en virtud de opci¨®n voluntaria de los contribuyentes que as¨ª lo deseen sigue siendo dinero fiscal, es decir, p¨²blico y no privado.
3. Si la Iglesia obtiene de la benevolencia del Estado un incremento del citado porcentaje actual (0,52%), quedar¨¢ al descubierto ante el cuerpo ciudadano que la mayor¨ªa sociol¨®gica cat¨®lica en este pa¨ªs pertenece al pasado, y que el 68% de los contribuyentes espa?oles (si se confirma que los que optaron en favor de la Iglesia apenas alcanzan el 32%) tendr¨¢ que soportar contra su voluntad el pago de la diferencia entre la subvenci¨®n directa del Estado para 1988 y el resultado de la recaudaci¨®n v¨ªa IRPF, aunque no se incrementase el monto total de lo tributado por ese 68%. Esta notable diferencia quedar¨¢ as¨ª enjugada mediante un desplazamiento contable de la carga hacia quienes decidieron no entregar su tributaci¨®n a la Iglesia. Si, como ya se acaba de anunciar, en a?os sucesivos se hace coincidir la cuant¨ªa de la subvenci¨®n directa (que deber¨¢ desaparecer en 1991) con la
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aportaci¨®n v¨ªa IRPF, elevando el porcentaje del 0,52 (calculado de forma hasta ahora correcta), se habr¨¢ violado en letra y esp¨ªritu lo acordado por los mencionados acuerdos (ya de legalidad dudosa en su d¨ªa), entre la Iglesia y el Estado.
En vista de todo lo expuesto, me pregunto: ?en qu¨¦ consiste la asombrosa declaraci¨®n del se?or Garc¨ªa Gasc¨® de la voluntad episcopal de "respetar escrupulosamente" lo pactado, cuando seguidamente se anuncia que la Iglesia solicitar¨¢ del Estado el incremento porcentual de la cuota del IRPF?- Embajador de Espa?a. .
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