Un feto recibe en el interior del utero materno c¨¦lulas embrionarias procedentes de abortos
Un beb¨¦ de siete meses fue sometido el pasado junio en Ly¨®n (Francia) cuando era un feto de 30 semanas y se encontraba en el ¨²tero materno, a la transferencia de c¨¦lulas embrionarias humanas, extra¨ªdas de productos de aborto. Las c¨¦lulas fueron inyectadas en el cord¨®n umbilical de David para paliar la inmunodeficiencia que padece el beb¨¦, una grav¨ªsima enfermedad hereditaria que parece haber mejorado tras este experimento sin precedentes.
Los padres, de nacionalidad francesa, estaban desesperados. Despu¨¦s de que suprimir hijo muriera a los siete meses a causa de una rara forma de inmunodeficiencia, recibieron m¨¢s noticias alarmantes. Su segundo hijo, nacido en agosto del pasado a?o, sufr¨ªa de tambi¨¦n de s¨ªndrome del linfocito desnudo, la misma enfermedad hereditaria, casi siempre mortal. Podr¨ªan haber optado por el aborto o autorizar a los m¨¦dicos a intentar en su futuro hijo, tras el parto, el mismo tipo de transplante de gl¨®bulos' blancos que se realiz¨® en su primer v¨¢stago. Pero la pareja escogi¨® una tercera opci¨®n hist¨®rica: su hijo recibir¨ªa el primer transplante de c¨¦lulas fetales humanas que se practica a un embri¨®n en el interior del ¨²tero.El experimento se practic¨® el pasado junio sin ser difundido y fue comunicado recientemente en un congreso cient¨ªfico en Par¨ªs. La operaci¨®n se realiz¨® cuando David era un feto de 30 semanas y los resultados han sido destacables. Aunque ha sido confinado en una burbuja est¨¦ril de pl¨¢stico desde su nacimiento, David, que ahora tiene siete meses de edad, parece disponer de un sistema inmunitario que est¨¢ mejorando. Si todo va bien, el ni?o podr¨¢ abandonar el habit¨¢culo al final del verano. Aunque su supervivencia no est¨¢ asegurada, la experiencia ayudar¨¢ a los cient¨ªficos a desarrollar formas de corregir otras enfermedades cong¨¦nitas y hereditarias a trav¨¦s del transplante de c¨¦lulas fetales.
Millones de c¨¦lulas
Esta acci¨®n sin precedentes fue practicada por dos relevantes m¨¦dicos de Ly¨®n: Jean Louis Touraine, un inmun¨®logo del hospital Edouard-Harriot, y Daniel Raundrant, un obstetra del Hospital Hotel Dieu. Los doctores quer¨ªan tratar a David cuando se encontraba todav¨ªa dentro del vientre de su madre porque pensaban que si tal acci¨®n se realizaba precozmente, ten¨ªa mayores posibilidades de ¨¦xito. Los m¨¦dicos tomaron siete cent¨ªmetros c¨²bicos de l¨ªquido, conteniendo alrededor de 16 millones de c¨¦lulas inmunitarias del h¨ªgado y el timo de dos fetos muertos, productos de aborto, e inyectaron este material en el cord¨®n umbilical de David, quien, antes de su nacimiento, recibi¨® otra transfusi¨®n con m¨¢s c¨¦lulas. Los an¨¢lisis revelaron que las c¨¦lulas transferidas se hab¨ªan multiplicado en el h¨ªgado, bazo y m¨¦dula ¨®sea de David. Esto hecho demostraba que su sistema inmunitario pod¨ªa llegar a ser normal.Los m¨¦dicos se muestran cautos. "A¨²n no hemos salido del apuro", manifest¨® Raudrant. Pero el beb¨¦ puede correr mejor suerte que otro enfermo de inmunodeficiencia, tambi¨¦n llamado David, el ni?o burbuja que vivi¨® sus 12 a?os de existencia en un habit¨¢culo est¨¦ril, antes de que muriera en Houston (Texas, EE UU), en 1984.
El uso de fetos procedentes de abortos con fines terap¨¦uticos es un campo prometedor pero muy controvertido. Se han trasplantado ¨®rganos fetales en ni?os y c¨¦lulas embrionarias para tratar la enfermedad de Parkinson en los adultos. Los partidarios del derecho a la vida se oponen a esta pr¨¢ctica, a menos que la madre haya sufrido un aborto involuntario. Para los padres de David, el asunto estaba claro: s¨®lamente se dispon¨ªa de productos de aborto y sin la transferencia de c¨¦lulas su hijo no hubiera tenido oportunidad de sobrevivir.
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