Pifias
Parece que inevitablemente el defensor de los lectores tenga que volver una y otra vez sobre los fallos, inexactitudes, equivocaciones, erratas... que se cometen en el peri¨®dico. Nada pasa inadvertido: siempre hay quien se?ale el patinazo, el gazapo, la metedura de pata o el dislate, por peque?os que sean. Algunos yerros se reconocen p¨²blicamente en la secci¨®n Fe de errores; pero una cantidad considerable de ellos quedan para siempre en el limbo, sin redenci¨®n.Entre las quejas que recibe el ombudsman son muy frecuentes las referidas a todo tipo de deslices gramaticales, a incorrecciones hist¨®ricas, al mal uso del lenguaje... No todas las protestas se recogen en esta columna, aunque todas ser¨ªan merecedoras de ello. Hay comunicantes asiduos que no se desalientan ante el silencio y, con un esp¨ªritu de colaboraci¨®n ejemplar, escriben una y otra vez haci¨¦ndonos ver nuestras equivocaciones. De las ¨²ltimas pifias cometidas he aqu¨ª una breve selecci¨®n.
Respeto a la historia
Ha muerto en Suiza la ¨²ltima emperatriz del desaparecido imperio austro-h¨²ngaro, Zita de Borb¨®n y Parma. En la nota necrol¨®gica publicada por EL PA?S (15 de marzo) se aseguraba que su esposo fue Carlos II, y que ¨¦ste subi¨® al trono tras el asesinato de su t¨ªo Franz Ferdinand (Francisco Fernando). No: la emperatriz Zita estaba casada con el archiduque Carlos (Carlos I), que ocup¨® el trono a la muerte natural de su t¨ªo el emperador Francisco Jos¨¦, en 1916.
Estas faltas las advierte el lector Armando L¨®pez Carrasco, asiduo cazador de inexactitudes hist¨®ricas en EL PA?S. El archiduque Francisco Fernando y su mujer, herederos de la corona, murieron asesinados en Sarajevo, en 1914. "Este doble asesinato", recuerda L¨®pez Carrasco, "fue la chispa que provoc¨® la Primera Guerra Mundial".
El redactor jefe Lorenzo Romero explica que aquella nota, enviada desde Viena por Vivianne Schnitzer, no se edit¨¦, pas¨® directamente a la filmaci¨®n: "Una mejor redacci¨®n del texto", dice, "hubiera expresado claramente lo que la autora quer¨ªa decir y que no consigui¨®: que el asesinato del primer heredero, su primo Francisco Fernando (1914) -no su t¨ªo-, fue lo queconvirti¨® a Carlos en heredero de la corona austro-h¨²ngara; luego, a la muerte del emperador Francisco Jos¨¦, se convirti¨® en Carlos I (1916)".
Una explicaci¨®n
Al humorista Romeu se le escapa de cuando en cuando alg¨²n gazapo gramatical. Hay lectores que se apresuran a denunciarlos. El ¨²ltimo es del d¨ªa 5 de marzo. Uno de sus personajes empezaba diciendo: "Lo terrible es que si te detienes a meditar un poquito, realizas que, por lo ¨²nico...". Eso de realizas que ha enojado a un lector: "Ser¨ªa interesante que aprendi¨¦ramos a utilizar nuestra propia lengua y no a destrozarla m¨¢s de lo que est¨¢".
Romeu es consciente de que comete errores de esta ¨ªndole: "Decir que el castellano es mi tercera lengua", escrib¨ªa hace dos meses al ombudsman, "y que adem¨¢s, por malvado, me expulsaron del cole, no son excusas".
No son excusas, pero s¨ª es una explicaci¨®n. Romeu a?ad¨ªa entonces: "Supongo que cont¨¢is con implacables correctores; que me corrijan, pues". En aquellas fechas quedamos en que la revisi¨®n de sus vi?etas se har¨ªa en la Redacci¨®n, antes de enviarlas al taller. Est¨¢ claro que no se ha hecho, al menos en esta ocasi¨®n.
Tama?o y peso
En una cr¨®nica sobre el cultivo de frutos tropicales en Cantabria (EL PA?S, 26 de marzo), Jes¨²s Delgado contaba que se han conseguido ejemplares de b¨¢baco "cuyo tama?o oscila entre 600 y 1.000 gramos de peso".
Un lector, en tono guas¨®n, pregunta al ombudsman: "?Qu¨¦ es m¨¢s grande, un kilo de plomo o un kilo de paja? ?Desde cu¨¢ndo la dimensi¨®n de las cosas se expresa en gramos?". Fue un error de pluma en el que no se repar¨® a la hora de ser editado el trabajo.
Homosexuales
Le¨ªdo en un titular (EL PA?S, 5 de marzo): "Propuesta de que homosexuales y lesbianas extranjeros se casen para legalizar su residencia".
Jos¨¦ Tovar Larrucea se?ala: esa frase pudiera interpretarse en el sentido de que las lesbianas no son homosexuales. Tiene raz¨®n. El defensor de los lectores ya se ha ocupado de este frecuente error (v¨¦ase El ombudsman del 15 de enero): lesbiana significa mujer homosexual. Si se hubiera escrito: "Propuesta de que homosexuales extranjeros" (g¨¦nero masculino) "y lesbianas espa?olas se casen", etc¨¦tera, que es lo que se dec¨ªa en el texto, el titular habr¨ªa sido m¨¢s preciso y no habr¨ªa inducido al equ¨ªvoco.
Los hombres homosexuales son hombres homosexuales; un hombre homosexual no puede ser un lesbiano; una lesbiana es una homosexual; ambos son homosexuales. As¨ª lo recordaba un lector en aquella ocasi¨®n.
R¨¦cord de erratas
"Por favor", ruega el lector Enrique Garc¨ªa Argul, "a ver si usted me defiende de los ataques de que ha sido objeto mi modesta cultura por parte de nuestro EL PA?S". Y adjunta el recorte de una cr¨®nica transmitida desde Washington (11 de marzo). En sus 138 l¨ªneas se cometieron 25 erratas. Un r¨¦cord: probablemente ¨¦ste sea el trabajo publicado con m¨¢s cantidad de errores. La gran mayor¨ªa eran faltas de acentuaci¨®n. Se ve claramente que la cr¨®nica no fue editada, como es obligado, ni pas¨® por correcci¨®n.
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