Fuertes protestas en Italia por la reforma de la asistencia sanitaria
La decisi¨®n del Gobierno de hacer pagar a los italianos una parte de los servicios sanitarios que hasta ahora eran gratuitos ha desencadenado una guerra de protestas y huelgas que en algunas ciudades, como en N¨¢poles, han dado lugar a manifestaciones y escenas de violencia que han provocado decenas de heridos. Todo comenz¨® cuando el Gobierno de De Mita decidi¨® recortar el presupuesto dedicado a sanidad para hacer frente a un d¨¦ficit del Estado que hab¨ªa superado los 13 billones de pesetas, el verdadero c¨¢ncer de la econom¨ªa, por otra parte pr¨®spera, de este pa¨ªs.
Tras meses de discusiones y ante el rechazo de los ministerios de que las tijeras se usasen con ellos, considerando cada uno intocable su huerto, se decidi¨®, para recuperar 800.000 millones de pesetas, empezar por la salud, los ferrocarriles, el absentismo en la Administraci¨®n p¨²blica y la reducci¨®n de las ayudas a las empresas. Pero lo que sublev¨® a la gente fue el tener que empezar a pagar un impuesto por cada an¨¢lisis, cada medicina y cada d¨ªa pasado en el hospital.Te¨®ricamente, de dicho impuesto deber¨ªan estar exentos los llamados pobres, los que viven de una jubilaci¨®n peque?a y los que no ganan m¨¢s de un mill¨®n de pesetas brutas al a?o.
Pero lo que ha indignado ha sido el hecho en s¨ª mismo porque, como es sabido, si hay una cosa que no funciona en este pa¨ªs es el servicio p¨²blico de la sanidad, en el cual las Unidades de Sanidad Local (USL) fueron en su d¨ªa entregadas a personajes pol¨ªticos y no profesionales de las medicinas y han servido m¨¢s para financiar a los partidos que para curar a la gente.
Corrupci¨®n administrativa
En los ¨²ltimos a?os muchos administradores de las Unidades de Sanidad Local, muy unidos a la pol¨ªtica, han sido condenados o han ido a la c¨¢rcel por corrupci¨®n administrativa. El mismo ministro de la Sanidad, Donat Cattin, lleg¨® a desahogarse un d¨ªa diciendo que en los hospitales "se puede morir por negligencia".La gente tiene la conciencia de que ya paga demasiado al Estado por unos servicios que no funcionan y que despu¨¦s los que pueden acaban pagando adem¨¢s una sanidad privada si quieren estar bien atendidos.
Pero al mismo tiempo el Gobierno insiste en que parte de los males reales en este campo de la salud vienen del hecho de que al ser todo gratis se despilfarran cada a?o miles de millones en medicinas que despu¨¦s se tiran, en an¨¢lisis in¨²tiles, en hospitalizaciones no necesarias, que en muchos casos sirven s¨®lo como un lugar de recogida gratuita de los, ancianos.
El Gobierno cree que teniendo que pagar una parte de los servicios los ciudadanos podr¨¢n exigir m¨¢s a los m¨¦dicos y se har¨¢n m¨¢s moderados en la utilizaci¨®n de los servicios p¨²blicos.
Ante este anuncio los trabajadores se han "levantado en armas". Dicen que no se f¨ªan de que dicho dinero pueda servir para reformar los mecanismos hoy averiados de la salud y que el Estado tiene que hacer que funcionen las cosas y despu¨¦s podr¨¢ exigir. Al mismo tiempo la precipitaci¨®n en la adopci¨®n de estas medidas ha creado el caos, la indignaci¨®n y la protesta.
En los hospitales, por ejemplo, y en los laboratorios se forman colas enormes porque ni siquiera los administradores saben c¨®mo debe pagar la gente ya que no se ha preparado con antelaci¨®n la infraestructura burocr¨¢tica necesaria.
En algunos casos ha habido gente que se ha ido enferma de los hospitales alegando que no pod¨ªan pagar las 1.000 pesetas diarias. Otros se negaban a pagar, y un exceso de celo de los administradores les imped¨ªa hospitalizarse incluso en caso de gravedad, cosa que despu¨¦s ha criticado el mismo ministro de la Sanidad, Donat Cattin. Ha habido quien intentaba hacer pagar hasta en los manicomios a enfermos cr¨®nicos que no tienen dinero amenaz¨¢ndoles con ponerles en la calle.
Los sindicatos han calificado de "inicua" la disposici¨®n del Gobierno y han convocado manifestaciones y huelgas en todo el pa¨ªs. Tambi¨¦n los partidos pol¨ªticos, incluso los del Gobierno, que hab¨ªan aceptado el decreto de la Presidencia del Gobierno ante el temor de perder votos vista la imponente protesta popular, han empezado a echarse atr¨¢s sobre todo pensando en las elecciones europeas pr¨®ximas.
Divisi¨®n en los partidos
Los socialistas, republicanos y liberales han declarado que est¨¢n dispuestos a "revisar" el decreto. Tambi¨¦n la Democracia Cristiana est¨¢ dividida y los comunistas, que organizaron el pasado d¨ªa seis una manifestaci¨®n de protesta por las calles de Roma han anunciado que llevar¨¢n a cabo una dura oposici¨®n en el Parlamento no para que se corrija el decreto, sino para que "no pase".Afirman los comunistas que un tema tan delicado como el de la reforma sanitaria no se puede hacer a golpe de hacha, improvis¨¢ndola, sin una programaci¨®n seria, s¨®lo para recoger para las arcas del Estado unas cantidades m¨ªnimas de dinero que no van a significar apenas nada en la resoluci¨®n del problema del d¨¦ficit.
Las que se frotan las manos de alegr¨ªa son las sociedades privadas de seguros, que han aprovechado r¨¢pidamente la ocasi¨®n y han comenzado una campa?a intensiva de suscripci¨®n de p¨®lizas para cubrir las necesidades del ciudadano de posibles gastos de la sanidad.
Por ahora, la Presidencia del Gobierno, acosada por todos, resiste y ha anunciado que "no se vuelve atr¨¢s". Pero al final tendr¨¢ que ceder, ya que por tres veces en el Parlamento ha faltado el n¨²mero legal a la hora de votar el conjunto de los decretos fiscales que convertir¨ªan en ley definitiva la nueva disposici¨®n que obliga a pagar parte de la sanidad p¨²blica.
[La experiencia que ahora ha iniciado Italia de mantener una asistencia sanitaria p¨²blica pero con la aportaci¨®n de una cierta cantidad por la persona que va a recibir esa asistencia se ha llevado a cabo en otros pa¨ªses de Europa. En Espa?a los sucesivos Gobiernos socialistas tambi¨¦n han estudiado esa posibilidad.]
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