Ajuste estructural
Am¨¦rica Latina se apresta a ingresar en la d¨¦cada del noventa entre la esperanza y la incertidumbre. No pocos han calificado a los a?os ochenta como la d¨¦cada perdida. En sus estertores, la d¨¦cada de los ochenta nos presenta una regi¨®n en permanente batalla por producir y exportar los bienes y servicios necesarios para cancelar los intereses de una deuda externa multimillonaria e impulsar al mismo tiempo los niveles de crecimiento que permitan evitar un sacrificio mayor al que ya soport¨® su poblaci¨®n. Parece un callej¨®n sin salida aparente.
En lo que sin duda constituye una aberraci¨®n del sistema econ¨®mico internacional, una regi¨®n del mundo en desarrollo se ha convertido en uno de los principales exportadores de capitales y recursos hacia el mundo desarrollado. Mientras tanto, la actividad econ¨®mica en la mayor¨ªa de los pa¨ªses latinoamericanos no avanza, las inversiones no se recuperan, los fondos que se logra generar est¨¢n precomprometidos, y los nuevos pr¨¦stamos, congelados.
Aunque poco se avanza en su soluci¨®n, la deuda externa de Am¨¦rica Latina ha pasado a convertirse en un t¨®pico de las relaciones econ¨®micas internacionales. Su menci¨®n constituye un elemento obligatorio en los foros financieros, en los discursos pol¨ªticos o en las p¨¢ginas de la gran Prensa. Sin embargo, poco ¨¦nfasis se pone en se?alar otra obligaci¨®n, socialmente m¨¢s dram¨¢tica: la deuda social.
El concepto de deuda social fue expuesto por primera vez por el presidente de Brasil, Tancredo Neves, cuando, a trav¨¦s de un discurso pronunciado el 9 de noviembre de 1984, durante su campa?a presidencial, record¨® que en su pa¨ªs, que soporta la mayor divida externa del mundo, a grande d¨ªv¨ªda do Brasil ¨¦ a divida social, como sabemos todos nos, Iideres pol¨ªticos trabalhistas deste pa¨ªs. Entonces ya comenzaban a manifestarse las tempranas con secuencias de esta deuda interna; cuatro a?os despu¨¦s podemos cuantificarla. En menos de un decenio, la mayor¨ªa de los pa¨ªses latinoamericanos ha retrocedido el equivalente de 25 a?os de su desarrollo.
Tal ca¨ªda del bienestar material en tan poco tiempo no tiene parang¨®n con ning¨²n otro proceso similar que se haya dado en regi¨®n alguna del mundo durante cualquier periodo de la historia contempor¨¢nea, ni siquiera durante la Gran Depresi¨®n. Adem¨¢s, el sacrificio econ¨®mico realizado a lo largo de este per¨ªodo no fue equitativamente absorbido. El ajuste llevado a cabo por los pa¨ªses deudores, dirigido a restablecer la balanza de pagos, se logr¨® a costa de inmensos esfuerzos que recayeron principalmente sobre los pobres y los trabajadores.
Aumento de la pobreza
Durante el periodo 1980-1985, la ca¨ªda de un 12% del ingreso por persona, reforzada por la concentraci¨®n del ingreso, aument¨® el porcentaje de personas en condiciones de pobreza en Am¨¦rica Latina del 33% al 39%. Esto implica retornar a la situaci¨®n de pobreza prevaleciente a comienzos de 1970 y un aumento de 120 a 160 millones en el n¨²mero de pobres.
A la luz de las realidades internacionales e internas, no es dif¨ªcil concluir que la regi¨®n ha perdido en su conjunto, pero el an¨¢lisis de esas mismas realidades nos lleva a subrayar que esta p¨¦rdida fue inequitativamente distribuida entre los distintos agentes nacionales. Por ende, la transferencia neta de recursos al exterior que ha venido haciendo Am¨¦rica Latina se ha efectuado en gran medida a expensas de los pobres y los trabajadores, cuyo ingreso disponible se redujo en casi un 5% del producto bruto interno.
Al examinar el impacto del ajuste desde el marco de la OIT, preocupada por los intereses de lOS trabajadores, creemos necesario insistir en la ¨ªntima relaci¨®n que guardan la deuda externa y la deuda social de Am¨¦rica Latina. Ambas tienen implicaciones similares para el desarrollo latinoamericano: por una parte, el enorme esfuerzo que ha hecho la regi¨®n y la desigual forma en que ¨¦ste se ha distribuido, ha aumentado significativamente la deuda social; por otra, enfrentar la deuda social, al igual que la deuda externa, requiere producir un ajuste estructural.
El ajuste externo es necesario para aumentar el super¨¢vit comercial de la regi¨®n. En el caso de la deuda social, es necesario aumentar la cantidad de recursos que captan los grupos de menores ingresos.
Dada la heterogeneidad que presentan las si nacionales, no existe una f¨®rmula ¨²nica para proponerles, pero creemos que deber¨ªan considerarse las siguientes propuestas:
— Es necesario producir un ajuste expansivo y equitativo enfatizando en la b¨²squeda de pol¨ªticas que compatibilicen la superaci¨®n estructural de la restricci¨®n externa con la superaci¨®n de la pobreza. Retomar el crecimiento econ¨®mico en un contexto equitativo implica no s¨®lo aumentar la inversi¨®n, sino adem¨¢s modificar su composici¨®n. Esto es, reorientarla hacia actividades que maximicen la generaci¨®n de empleo productivo, la generaci¨®n de divisas, y aseguren el abastecimiento de bienes y servicios de consumo b¨¢sico, cuya demanda se ver¨¢ estimulada por la redistribuci¨®n de ingresos.
— Para enfrentar el problema de empleo e ingresos de los trabajadores ser¨¢ necesario aumentar la participaci¨®n de ¨¦stos en el producto y, simult¨¢neamente, aumentar la tasa de inversi¨®n. Todo esto requiere la canalizaci¨®n de los recursos de inversi¨®n hacia los sistemas integrados de producci¨®n de productos exportables y de bienes y servicios esenciales como mecanismo para reforzar los efectos positivos del crecimiento sobre el empleo. Requiere, en cuanto sea posible, de una pol¨ªtica salarial expansiva, al menos para recuperar los niveles deteriorados durante la crisis, lo que alimentar¨ªa el papel del mercado interno como fuente de crecimiento.
— Resulta urgente dise?ar una pol¨ªtica hacia el sector informal. Se estima que m¨¢s de 30 millones de personas laboran en este sector de la econom¨ªa, que ha operado como una suerte de seguro de desempleo en casito dos los pa¨ªses de la regi¨®n. Las pol¨ªticas hacia el sector informal deber¨ªan orientarse a reforzar su capacidad productiva y a superar los obst¨¢culos que representan para el desarrollo del sector algunos aspectos de la legalidad e institucionalidad vigentes.
— Para reducir la deuda social de corto plazo con los pobres y los trabajadores, una pol¨ªtica de gasto social se impone como un factor impostergable, aunque s¨®lo fuera por un elemental sentido de la solidaridad. Los programas de salud y nutrici¨®n, de educaci¨®n y vivienda, son adem¨¢s altamente intensivos en mano de obra y permiten incorporar productivamente y capacitar a j¨®venes, mujeres y a los que habitan en zonas de alta concentraci¨®n de desempleo y pobreza.
-Es necesario aumentar la eficiencia del gasto p¨²blico, reestructurando el gasto hacia el logro de los objetivos planteados. Esto implica reducir gastos prescindibles, como los militares, que deber¨ªan limitarse o, al menos, congelarse durante el per¨ªodo de mayor escasez de recursos, para permitir aumentar el gasto social a la vez que ¨¦ste se focaliza para llegar efectivamente a los grupos que m¨¢s lo necesitan.
Gran desaf¨ªo
Corao sea, la magnitud del desaf¨ªo es inmensa. El pago de la deuda social, unido a la necesidad de reactivar la inversi¨®n y el cumplimiento de los compromisos internacionales, s¨®lo ser¨¢n posibles mediante un amplio esfuerzo global que incluya a acreedores y deudores, tanto externos como internos. En lo interno, este esfuerzo deber¨¢ convocar las voluntades concertadas de los tres interlocutores principales: el Estado, los trabajadores y los empresarios, sea mediante el pacto social, el acuerdo nacional, el consenso, la concertaci¨®n o como se lo denomine. Abrigamos la convicci¨®n de que si todos los copart¨ªcipes sociales hacen acopio de sus posibilidades de concertaci¨®n, las naciones afectadas podr¨¢n enfrentar mejor y de manera m¨¢s equitativa la crisis y as¨ª poder pasar a un estadio superior de desarrollo, requisito indispensable para el mantenimiento de la convivencia democr¨¢tica.
V¨ªctor Tokman es director del Programa Mundial del Empleo de la OIT.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.