La cr¨ªtica humanizadora
Es patente que la cr¨ªtica literaria ha desplegado desde principios de este siglo, en la,Europa transpirenaica y en la Am¨¦rica de lengua inglesa, el instrumental m¨¢s variado y m¨¢s certero de toda su historia. Ha llegado incluso a utilizar los vastos recursos conceptuales de nuevas disciplinas y metodolog¨ªas, a veces muy distintas y hasta ajenas a la literatura. Nuestra ¨¦poca es as¨ª, en ambas m¨¢rgenes del Atl¨¢ntico, una nueva edad de oro alejandrina. Mas este esplendor anal¨ªtico no se ha hecho hasta ahora extensivo por sus historiadores a la cr¨ªtica de lengua castellana. 0 a lo sumo se ha estimado que es de escasa pertinencia para obras y lectores allende las fronteras del idioma. Mi prop¨®sito no es ahora, por supuesto, mostrar que la rep¨²blica de las letras cr¨ªticas de lengua castellana est¨¢ dentro del florecimiento mencionado. Estimo adem¨¢s que es un hecho consumado: v¨¦ase el estudio de la eminente profesora argentina Emilia de Zuleta Historia de la cr¨ªtica espa?ola contempor¨¢nea, Gredos, 1966. Quisiera ahora brevemente marcar el lugar que ocupa Ricardo Gull¨®n en la vasta geograf¨ªa literaria aludida.Como casi todos los cr¨ªticos literarios m¨¢s importantes de este siglo alejandrino, Ricardo Gull¨®n ha ejercido, la docencia universitaria. Y lo ha hecho en muy diversos ¨¢mbitos de estudios hisp¨¢nicos (Puerto Rico, Tejas y Chicago), siendo as¨ª un espa?ol transterrado de la posguerra que representaba en ultramar un enlace con la actividad literaria realizada por lo que podr¨ªa llamarse el enclave intelectual- en la Espa?a caudillista. Recordemos a este prop¨®sito la estrecha relaci¨®n de Ricardo Gull¨®n con la revista insula, tan ejemplarmente dedicada a mantener aqu¨ª un espacio de expansi¨®n espiritual y de ventana al mundo. Escuchar al inagotable conversador que es Gull¨®n en una tertulia en San Juan de Puerto Rico o en las reuniones anuales de los profesores de literatura de Estados Unidos era ver confirmado lo que algunos de nosotros, anteriores transterrados de 1939, sospech¨¢bamos: que la resistencia literaria a la opresi¨®n caudillista mostraba que la Espa?a de la segunda edad. de oro (1898-1936) hab¨ªa sido un considerable apoyo espiritual para los j¨®venes creadores.
A esa ¨¦poca dorada ha dedicado justamente Gull¨®n la casi totalidad de sus trabajos de cr¨ªtica literaria.. Y es pertinente se?alar ahora que Gull¨®n ha sido un gran trabajador, cumpli¨¦ndose con creces en su caso lo que dec¨ªa Manuel Aza?a: "Nadie se revela sino como trabajador". Al no haber sido profesor aqu¨ª, la revelaci¨®n de Gull¨®n ocurri¨® en instituciones ultramarinas.
C¨®nsules impermeables
Mas en contraste con muchos profesores espa?oles establecidos en Estados Unidos (que suelen verse a s¨ª mismos como c¨®nsules impermeables de su cultura nacional) Ricardo Gull¨®n ha aprovechado su prolongada estancia en Tejas y Chicago para familiarizarse con el pensamiento cr¨ªtico norteamericano. Sus estudios se distinguen, sin embargo, de algunos de sus modelos por su profundo car¨¢cter humanista, o m¨¢s bien humanizador. Esto es, Gull¨®n ha evitado las modalidades de la cr¨ªtica literaria norteamericana que Pedro Salinas denominaba humor¨ªsticarnente ingenieril. Ha escrito as¨ª Gull¨®n iluminadores ensayos atentos a la estructura de una novela o de una obra po¨¦tica, pero ha estado siempre pendiente del alma tras la forma (para decirlo al modo de su Dar¨ªo), del ser humano presente en la escritura. De ah¨ª que Gull¨®n haya podido abarcar dos extremos opuestos de la literatura, la novela y la alta poes¨ªa l¨ªrica, Gald¨¦s y Guill¨¦n: en suma, la cr¨ªtica de Ricardo Gull¨®n se interesa ante todo en el artista creador y en lo que hace de ¨¦l un ser ¨²nico.
Es muy grato para m¨ª poder compartir con estas pocas l¨ªneas la alegr¨ªa que seguramente habr¨¢ sentido Ricardo Gull¨®n al serie concedido el Premio Pr¨ªncipe de Asturias en el d¨ªa aniversario de una Espa?a que tanto representa para un liberal de anta?o (como dir¨ªa su Gald¨®s) como ¨¦l.
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