La horizontalidad es un valor moral

Un pl¨¢cido s¨¢bado de enero del pasado a?o el aficionado se dispuso a la contemplaci¨®n de una excelencia del western, programada a la hora del caf¨¦ o la siesta. No la vio. Y la emitieron. La aparente paradoja tiene una explicaci¨®n, lamentablemente com¨²n, aunque no tanto hoy como ayer: la pel¨ªcula, originalmente rodada y exhibida en un esplendoroso cinemascope, nos fue dada a ver en formato est¨¢ndar.Hoy, esa misma pel¨ªcula, El hombre del Oeste, vuelve a la peque?a pantalla; esta vez, o nos la proyectan como Anthony Mann manda, o ma?ana salimos a la calle con machetes. La horizontalidad de la pantalla no es un capricho. De acuerdo que el invento tuvo en su origen miras comerciales y poca atenci¨®n prest¨® al arte. Pero gente lista como Mann, maestro del western y cineasta por antonomasia de los espacios abiertos, hall¨® en el cinemascope fuente de vida y de sentido. Mann acert¨® en dar a las dimensiones espaciales de El hombre del Oeste un aire de tragedia. Por eso no puede neg¨¢rsele el cinemascope al filme, porque formato es sin¨®nimo de perspectiva, porque el encuadre interpreta los hechos, y ¨²nicamente hay un formato para El hombre del Oeste.

El hombre del Oeste se emite hoy a las 2.00 por TVE-1.