Kirsty Baggethun
Un puente entre la cultura espa?ola y la noruega
Los 20 a?os que ha dedicado Kirsty Baggethun a trabajar por libre la han convertido en un s¨ªmbolo de la amistad entre las dos culturas, lo que sin duda ha influido en la decisi¨®n de la Embajada de ficharla. Sobre ella ha reca¨ªdo buena parte del delicado trabajo de organizaci¨®n del seminario sobre temas europeos, patrocinado por el Ministerio de Exteriores noruego y la Fundaci¨®n Ortega y Gasset, que tuvo lugar en Madrid la semana pasada. Ha traducido a Carlos Fuentes y a George Orwell (Homenaje a Catalu?a) al noruego, y a lbsen (Casa de mu?ecas) y a otros narradores noruegos al espa?ol. Su versi¨®n de Misterios, de Knut Hansum, por primera vez traducido directamente, va a ser publicada por Alfaguara.Hace un a?o acompa?¨® a la primera ministra Gro Harlem Brundtland y al presidente Felipe Gonz¨¢lez y su esposa, Carmen Romero, cuando ¨¦stos visitaron aquel pa¨ªs.
Como int¨¦rprete jurado ha tenido que asesorar a expertos, y asistir a juicios, algunos de car¨¢cter pol¨ªtico, en el franquismo. Licenciada en Filosof¨ªa y Letras, tiene una maestr¨ªa en Literatura Latinoamericana en Par¨ªs. Adem¨¢s del ingl¨¦s, se defiende en franc¨¦s y en alem¨¢n.
"Al principio este pa¨ªs para m¨ª era otro mundo, y me cre¨ªa todo lo que me dec¨ªa la gente", recuerda. "A los 18 a?os vine por primera vez a Madrid en el tren, en tercera. Los que estaban enfrente desenvolvieron los bocadillos y me dijeron: '?gusta?'. Entonces yo, como buena noruega, sent¨ª que no pod¨ªa rechazar lo que en mi pa¨ªs es una invitaci¨®n de verdad -cuando se produce-, no una f¨®rmula, y le pegu¨¦ un buen mordisco al bocadillo. Claro, todos se quedaron de piedra y me miraron (y se miraron) asombrados". "Menos mal", observa, "que mi familia pol¨ªtica me ayud¨® mucho en esto".
Los G¨®mez-Baggethun son hospitalarios y amantes del hogar, pero tambi¨¦n de las fiestas y del rock and roll. "Jos¨¦ siempre cierra las fiestas", dice Kirsty. El chico que conoci¨® en el campo de fresas y que se empe?¨® en ir en moto a Oslo para verla es ahora catedr¨¢tico de F¨ªsica Nuclear. Sus hijos, Cristina, de 15 a?os, y Erik, de 8, van a la escuela p¨²blica. Todos en la familia hablan noruego, y lo suelen hacer en casa.
"Me he pasado casi media vida en Espa?a y me siento casi tan espa?ola como noruega. Pens¨¢ndolo bien", corrige, "me siento m¨¢s de las dos cosas".
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