Una cantata para Madrid
Entre los actos organizados por la Comunidad de Madrid para celebrar la fiesta del Dos de Mayo destac¨® un concierto del Coro y la Orquesta de C¨¢mara comunitarios, dirigidos por su titular, Miguel Groba, en el que, junto a interpretaciones de Telemann y Haydn, se dio a conocer en nuestra ciudad, despu¨¦s de haberse interpretado en San Lorenzo de El Escorial y en San Mart¨ªn de la Vega, el C¨¢ntico matritense, escrito por Gabriel Fern¨¢ndez ?lvez (Madrid, 1943).El empe?o ten¨ªa dificultades; se trataba de conseguir algo popular que, sin concesiones, calara en el gran p¨²blico, y es preciso decir que el fin se logr¨® plenamente. Ten¨ªa mayor dificultad, al no contar el compositor con los colores de la gran orquesta sinf¨®nica, y adem¨¢s, al abandonar su lenguaje musical habitual.
Orquesta de C¨¢mara y Coro de la Comunidad de Madrid
Director: Miguel Groba. Obras de Telemann, Haydn y Fern¨¢ndez ?lvez. Auditorio Nacional, 2 de mayo.
Fern¨¢ndez ?lvez busc¨® inspiraci¨®n o material tanto en el folclor madrile?o ciudadano como en el de la provincia, y de modo especial en el de los pueblos de la llamada sierra pobre: Montejo, Florcajo, Lozoyuela o Villavieja, campo investigado por Garc¨ªa Matos en su cancionero de 1952 y cercado por Bonifacio Gil en un curios¨ªsimo libro de 1981 titulado La fama de Madrid.
En la primera parte del C¨¢ntico, el compositor se identifica con la actitud elogiosa del citado folclorista y canta a su Madrid a trav¨¦s de cinco fragmentos, entre los que destacan la canci¨®n V¨ªsperas de San Isidro, de Valdepi¨¦lagos, plenamente castellana; la Danza carnavalesca, o el Fandango, ese aire que durante siglos nos represent¨® en el mundo.
Salvo el Fandango -y para eso muy relativamente, pues existe en casi toda Espa?a-, el resto de este material, si bien ampl¨ªa los t¨®picos conocidos, es menos identificable con lo t¨ªpicamente madrile?o, o sea, el folclor ciudadano de tonadillas y zarzuelas que Fern¨¢ndez ?lvez explota en la segunda parte del C¨¢ntico. Entre esos aires tiene el acierto de incluir, casi a modo de himno, una cita de L¨®pez de Hoyos, que fuera maestro de Cervantes: "Fui sobre agua edificada,/ mis muros de fuego son,/ ¨¦sta es mi insignia y blas¨®n". La partitura se cierra con el mismo tema del preludio, un aire de vals del g¨¦nero de tantos compuestos por nuestros zarzuelistas castizos. Hubo muchos aplausos, que se renovaron cuando director, orquesta y coro interpretaron la Canci¨®n de la maja, de Ricardo Villa, que fuera primer director de la Banda Municipal de Madrid.
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