Federica Marangoni
La "¨²lt¨ªma bizantina" de la escultura
Federica Marangoni, la escultora veneciana del vidrio que se apellida a s¨ª misma "la ¨²ltima bizantina", expone por tercera vez en nuestro pa¨ªs en el solo espacio de seis meses. Tras su primera aparici¨®n en la Casa de Vacas del Retiro, en Madrid, con Las moradas del mito, en noviembre del a?o pasado, donde jug¨® con el vidrio, los espejos, el m¨¢rmol y el ne¨®n, y su exposicion en el Palau de la M¨²sica de Valencia el 18 de febrero ¨²ltimo, hoy inaugura una exposici¨®n en Barcelona bajo el t¨ªtulo Fragmentos de luz en la catedral del mito, en el Hivernacle, en el parque de la Ciutadella. '
Federica naci¨® en Padua, aunque de sangre toda veneciana en su casa, "de envidia f¨ªsica", ya que hasta las gu¨ªas m¨¢s serias de la ciudad lagunar, como lo son las inglesas, aseguran que la suya fue la casa de Otelo. Pero de lo que nadie duda es que aquella casa que un d¨ªa fue palacio g¨®tico, toda de la familia desde el portal, con su pozo, hasta la impresionante buhardilla de 200 metros cuadrados, est¨¢ encuadrada en uno de los rincones mas venecianos. Tan pegada a la escuela de los Carmini que dentro de su buhardilla entra uno de los muros del edificio donde se conservan las pinturas de Tiepolo, que casi se pueden ver desde la ventana de su estudio a trav¨¦s de las cristaleras. "Tuvimos que cerrar una bodega a trav¨¦s de la cual pod¨ªamos incluso entrar a rogar a Tiepolo", dice con una punta de orgullo, consciente de vivir en un lugar sagrado del arte.Federica es como la imagen de la simpat¨ªa en movimiento, una especie de azogue ben¨¦fico, con todas las puertas de su alma y de su casa abiertas. Est¨¢ enamorada de su familia, en la que reina un clima de santa libertad, donde cada uno tiene su espacio f¨ªsico y vital y donde tambi¨¦n cada uno ha crecido con sus gustos. Su marido, abogado afamado, pasa la semana entre Mil¨¢n y Roma. Tiene su estudio en los bajos de la casa, bien cerca de la tierra.
Federica, hecha de fibra de arte, se ha preparado su estudio en la punta m¨¢s alta de la casa, cerca de las estrellas y, de las mariposas, dos elementos base de su creaci¨®n art¨ªstica, fuera de la tierra, en el para¨ªso de su arte, donde hace y deshace y prepara proyectos en cadena. All¨ª, sobre los techos deVenecia, ha conseguido, como ha escrito Pierre Restany, "hacer inmaterial la transparencia".
La artista habla con gusto de la luz. Dice que la que envuelve a Venecia es "conceptual", que es como decir que es irreal, porque est¨¢ filtrada por las brumas, por el mito, por el misterio. Pero la luz es la que da cuerpo, vida, consistencia a su arte multimedia, en el que usa no s¨®lo el vidrio, sino tambi¨¦n el v¨ªdeo, las im¨¢genes m¨®viles, todo lo que ¨ªtalo Calvino llamaba "materia ligera".
Pero si la luz de Venecia es "conceptual", como dice Federica, ella sabe convertir el concepto en realidad tangible. Y al rev¨¦s. Lo ha hecho, seg¨²n el cr¨ªtico franc¨¦s Restany, "haciendo caer como un prodigio la historia formal de la vidrier¨ªa en el reino aleatorio del concepto, la artesan¨ªa m¨¢s vieja del mundo en la poes¨ªa m¨¢s actual".
Es, Federica, una artista todo entusiasmo que sabe conversar con las estrellas, pero que al mismo tiempo, no sabe vivir -es el agua donde respira- sin el tel¨¦fono, sin comunicar, sin hablar, sin expresarse no s¨®lo con el vidrio, sino tambi¨¦n con la palabra.
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