Elena Barber¨ªa
Una catedr¨¢tica para cuidar la salud bucal de los ni?os
"Me hab¨ªan regalado unos patines cuando estudiaba preu y mi padre me recomend¨® que los olvidara hasta que me examinase. Cuando volv¨ª, hab¨ªan desaparecido. Me di cuenta que las cosas hay que tomarlas cuando est¨¢n", dice Elena Barber¨ªa, "la vida va en un sentido y no vuelve". Ella se ha dado prisa: personaliza una situaci¨®n doblemente nueva. Es la primera catedr¨¢tica en toda la historia de la odontolog¨ªa espa?ola en el primer departamento creado especialmente para atender la salud dental de los ni?os.
Peque?ita y aparentemente dura, Elena Barber¨ªa naci¨® hace 39 a?os en Pamplona. Su vida jalonada de muchos hitos concretos, parece que en un principio no tuvo un norte definido: la ni?a que le¨ªa todo lo que se le pon¨ªa en las manos no sabe por qu¨¦ se decidi¨® a estudiar medicina: "Bueno, quiz¨¢ fue mi padre, que proyect¨® sobre m¨ª un deseo frustrado de ser m¨¦dico". Fue una universitaria "regular" en Navarra, y para ella, la pasi¨®n empez¨® con la estomatolog¨ªa, cuya especialidad coron¨® en Madrid en 1977, tras renunciar a ser psiquiatra infantil.No abandon¨® a los ni?os, sin embargo: un a?o m¨¢s tarde ten¨ªa el t¨ªtulo de odontopediatr¨ªa en el bolsillo. Decidi¨® entonces quedarse en Madrid, renunciar al primoroso consultorio que sus padres, all¨¢ en Pamplona hab¨ªan preparado para ella, e iniciar su carrera acad¨¦mica. Desde entonces, los 600 pacientes que examina cada curso acad¨¦mico son ni?os, y en la escuela de Estomatolog¨ªa, destinada a graduados m¨¦dicos, y posteriormente, en la nueva facultad de Odontolog¨ªa, ense?a la manera de cuidar la lamentable salud, bucal de los cr¨ªos de este pa¨ªs, en la que la caries, con una incidencia cercana al 100%, hace estragos.En un apretado curr¨ªculo de medio centenar de p¨¢ginas se agolpan nombramientos, trabajos de investigaci¨®n, cursos, comunicaciones a congresos y estancias en universidades extranjeras. En todo el material se lee frecuentemente la palabra prevenci¨®n. Hace unos d¨ªas, y "tras un a?o de esfuerzo", aprob¨® la oposici¨®n de la c¨¢tedra de Odontopediatr¨ªa de la facultad de Odontolog¨ªa, "una consecuencia l¨®gica" de una carrera en la que todas las zancadillas, seg¨²n dice, Ias he recibido de las mujeres". Sue?a con hacer una cobertura preventiva de todos los ni?os "a base de fluorarlas aguas o utilizar colutorios en los colegios". Su departamento se dedica ahora a dise?ar un modelo de atenci¨®n a los ni?os que, "con el menor n¨²mero de recursos, consiga la mejor salud bucal infantil".
Ella, soltera, "estabilizada" y reticente a dar pistas sobre su vida fuera de los consultorios, no tiene ni?os, pero le gustan entre los tres y cinco a?os, "que son espont¨¢neos y tienen mucho encanto". Emplea, adem¨¢s de la anestesia, t¨¦cnicas conductales para que sus peque?os pacientes se relajen y se sientanc¨®modos. "Y, claro, si son peque?itos, incluso se duermen...".
Rechaza la atribuci¨®n de su maestro y decano de Odontolog¨ªa, Juan Pedro Moreno, quien la considera una altruista, un ¨¢ngel de la salud: "No, si acabar¨¦ siendo una monja...". Pero s¨ª se siente feliz y privilegiada, .,,con todo un camino por delante". Cuando no trabaja, duerme desordenadamente, lee varios libros a la vez, cose o se dedica a una actividad que describe con suma delectaci¨®n: "No hacer nada, sentada en un sill¨®n".
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