Carme L¨®pez
Una ugetista que lucha por dignificar el trabajo de la limpieza
"El otro d¨ªa, en la manifestaci¨®n de Barcelona por el convenio de la limpieza, mucha gente se re¨ªa de nosotros. Nuestra profesi¨®n no est¨¢ dignificada, no nos tratan en pie de igualdad con otros trabajadores", cuenta Carme L¨®pez, dirigente de UGT y miembro de la comisi¨®n negociadora del convenio. Carme L¨®pez particip¨® en la huelga de empresas de limpieza barcelonesas que termin¨® anteayer. Se meti¨® a limpiar porque "a mi edad, y con mi formaci¨®n, una mujer no puede aspirar a otra cosa".
Carme L¨®pez, de 62 a?os, casada y con tres hijos, empez¨® a trabajar por mera necesidad econ¨®mica en una empresa de limpieza en 1979. De joven hab¨ªa trabajado en un laboratorio farmac¨¦utico y en una empresa qu¨ªmica. Despu¨¦s de casarse se estableci¨® con su marido en un negocio de un pueblo de Tarragona. En 1979 entr¨® en crisis, y la familia tuvo que emigrar para buscar trabajo en Barcelona. Ya entonces era militante ugetista, sindicato en el que mantiene su militancia y al que ha representado en las negociaciones de un convenio que se firm¨® a las 4.45 del martes.Empez¨® en la limpieza por casualidad. Una amiga suya iba a pedir trabajo en la empresa CLES. Carme L¨®pez la acompa?¨®, habl¨® con la encargada y a las dos semanas la llamaron. "Quiz¨¢ de haber sido hombre hubiera tenido otras posibilidades", dice. Desde el principio, trabajar de chacha le acarre¨® problemas. "A mi marido nunca le ha gustado que trabajara, y menos a¨²n en esto. Y hay parte de mi familia que ni siquiera lo sabe. No es que lo oculte, pero a veces, si no es necesario, es mejor no hablar de ello". Carme L¨®pez asegura que en la sociedad hay una valoraci¨®n negativa de las labores de limpieza.
La mala imagen social de su profesi¨®n hasta ha tenido consecuencias en su familia. "Tengo una hija que trabaja en una compa?¨ªa de seguros", explica Carme L¨®pez. "Ten¨ªa un novio que estudiaba medicina, y cuando se enter¨® de mi profesi¨®n le sent¨® muy mal. Luego mi propia hija se dio cuenta y cort¨® toda relaci¨®n con ¨¦l".
La separaci¨®n entre los trabajadores de limpieza y los empleados de los locales donde limpian es tajante, casi clasista. "Una vez el encargado me vio hablando con trabajadores de las oficinas. En pocos d¨ªas me cambiaron de planta para que no pudiera tener ese contacto directo, y no logr¨¦ que me restituyeran al puesto de trabajo".
Carme L¨®pez cobra 62.000 pesetas al mes, incluyendo pluses de transporte, vestuario y antig¨¹edad. Su salario base es de s¨®lo 52.000 pesetas, levemente superior al m¨ªnimo interprofesional. Ese nivel de salarios es general en el sector. - Un d¨ªa cualquiera, Carme L¨®pez empieza a trabajar a lastres de la tarde. Hasta las siete, mientras hay oficinistas, va limpiendo despachos aprovechando los momentos en que est¨¢n vac¨ªos. Cuando entra alguien tiene que abandonarlo. A partir de las siete, cuando el edificio queda libre, hace la limpieza general hasta las diez de la noche. Cada d¨ªa cuando termina es consciente de una cosa: "Estoy atrapada. No hay posibilidad de encontrar nada m¨¢s". Pero s¨ª de mejorar las condiciones.
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