Las elecciones argentinas enfrentan al liberalismo radical con una indefinida 'revoluci¨®n productiva'
Los principales contendientes electorales argentinos, el partido radical, cuya lista est¨¢ encabezada por Eduardo Angeloz, y el justicialista, con el candidato Carlos Menem, ventilan en la antesala de las elecciones sus programas econ¨®micos. Mientras los radicales ofrecen con mucha nitidez un programa econ¨®mico de corte liberal, los peronistas han hecho de la revoluci¨®n productiva y el salariazo sus lemas electorales. Sin embargo, dentro del justicialismo, cada fracci¨®n interpreta estos esl¨®ganes a su gusto y se desata una lucha de fieras por quien tendr¨¢ a su cargo el despliegue de la pol¨ªtica econ¨®mica.
Los radicales, tras los estrepitosos fracasos econ¨®micos sufridos -el m¨¢s reciente fue el del plan primavera que lo ¨²nico que logr¨® reverdecer fue la hiperinflaci¨®n- han cedido el testigo a los asesores econ¨®micos de Angeloz que suponen la Escuela Liberal Argentina. El modelo que propone el candidato a presidente radical se basa en el recorte del gasto presupuestario, mediante el traspaso al sector privado de los servicios. Transportes y comunicaciones deben ser cedidos a la iniciativa privada mientras el Estado se concentra en educaci¨®n y salud. La reducci¨®n de la actividad estatal redundar¨ªa en una mayor eficacia de la Administraci¨®n y en reducir gastos.Los cerebros de esta operaci¨®n, los economisas Adolfo Sturzenegger, Ricardo L¨®pez Murphy, Roberto Mezzadri y Jorge Caminotti, han dise?ado adem¨¢s una reforma fiscal quepermita ampliar la base impositiva. La idea esbozada por Angeloz es la de presupuesto ceroLos economistas radicales no involucrados en la campa?a electoral se?alan, por su parte, que el retraso y el deterioro del equipamiento del Estado en sanidad y educaci¨®n hacen -a¨²n en el caso de la preconizada revoluci¨®n liberal- ut¨®pica la posibilidad de equilibrar ingresos y gastos. A?os de expolio han destruido la infraestructura sanitaria y educacional.
Privatizaciones
La privatizaci¨®n de las empresas del Estado que engloban sectores como el n¨²cleo de la explotaci¨®n petrolera, tel¨¦fonos y telecomunicaciones, metro, ferrocarriles y l¨ªneas a¨¦reas son el principal objetivo de esta pol¨ªtica. Un programa de esta naturaleza, muy en l¨ªnea con la experiencia europea m¨¢s reciente,choca contra la tradici¨®n estatista del nacionalismo argentino. Pero, sobre todas las cosas, lo que subsiste es el escepticismo sobre el ¨¦xito de la f¨®rmula. La idea de un presupuesto cero suena ex¨®tica.El exotismo surge, adem¨¢s, de la plena conciencia de que el retraso salarial del Estado ha bloqueado por completo la posibilidad de contar con personal calificado en la Administraci¨®n y en los servicios que se consideran que deben permanecer en la esfera oficial.
Mientras, en el terreno justicialista el programa econ¨®mico es tierra de nadie. Los esl¨¢ganes publicitarios fueron inspirados por una corriente de pensamiento econ¨®mico que basa su acci¨®n en la demanda interior de bienes y servicios basada en un nivel salarial capaz de incentivarla y desembocar en fuertes incrementos de la producci¨®n. Este pensamiento parece reflejar - la postura de los fabricantes de bienes de consumo duraderos, sector de la industria argentina en franco quebranto. Por otra parte, nadie explica c¨®mo se compagina esta pol¨ªtica con una balanza comercial sana.
Pero detr¨¢s de los r¨®tulos se enfrentan diversas corrientes, no todas fieles al c¨¢ntico electoral. Eduardo Bauza, socio privado M candidato Mencm en alguna actividad empresarial pasada, es un exitoso hombre de negocios que representa de alguna manera la idea de? incentivo a la producci¨®n por la v¨ªa de la inyecci¨®n salarial. Pero en su entorno se mueven hombres como Roberto Lavagna y Horacio Pericoli, m¨¢s ecl¨¦cticos y que no carecen de aspiraciones privatizantes. Distante de esta bisagra est¨¢ Domingo Cavallo, un hombre que no procede de? peronismo pero a quien Menem escucha.
Cavallo est¨¢ dispuesto a interpretar la revoluci¨®n productiva sobre la base de la capitalizaci¨®n de la deuda externa y la privatizaci¨®n. Pero, de todas formas, un Menem que ha comprometido su pol¨ªtica econ¨®mica en la l¨ªnea del respeto a la inversi¨®n extranjera y la propiedad privada en el seno de la oligarquia agraria argentina, la sociedad rural, ser¨¢ v¨ªctima de las corrientes de inter¨¦s dentro del justicialismo. La fuerza del peronismo deriva inexcusablemente del apoyo de los sindicatos a su candidatura. Y entre los sindicatos, los que engloban a los trabajadores de las empresas estatales son puntales del movimiento obrero argentino. Cualquier pretendida desnacionalizaci¨®n de la econom¨ªa chocar¨¢ con los sindicatos.
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