'Los cient¨ªficos y la Revoluci¨®n, una exposici¨®n-espect¨¢culo abierta en Par¨ªs
Un montaje teatral muestra desde objetos curiosos hasta las investigaciones del equipo de Napole¨®n
La exposici¨®n Les savants et la R¨¦volution (Los cient¨ªficos y la Revoluci¨®n), que se acaba de instalar en la Cit¨¦ des Sciences et de l?Industrie hasta el 7 de enero de 1990, cuenta las relaciones, no siempre ideales, entre los hombres de ciencia y la reci¨¦n nacida Rep¨²blica, durante los 10 a?os que dur¨® el proceso revolucionario. Gracias a una animaci¨®n teatral muy bien pensada, a cargo de la compa?¨ªa Alain Germain, presenta m¨¢s de 250 objetos cient¨ªficos o curiosos, como una aut¨¦ntica piedra grabada de la Bastilla, "la m¨¢quina de papel continuo", un ¨¢lbum de papel pintado con los motivos revolucionarios, fabricado por Jacquemart-Benard,- un aut¨¦ntico ¨¦corch¨¦ (desollado) realizado por Honor¨¦ de Fragonard y manuscritos y dibujos t¨¦cnicos, como las acuarelas de las artes y oficios de Egipto de Nicol¨¢s Cont¨¦, inventor de la mina de l¨¢piz.
Una muestra eminentemente pedag¨®gica, inteligentemente montada en un amplio espacio que permite una fluida circulaci¨®n pese al numeros¨ªsimo p¨²blico que la visita, y divertida, puesto que adem¨¢s el aliciente excepcional de ser tambi¨¦n espect¨¢culo, en el sentido m¨¢s teatral del t¨¦rmino. Los sucesivos entremeses, son en realidad una gu¨ªa del recorrido propuesto por los objetos, que adem¨¢s complementa la informaci¨®n que ¨¦stos no pueden vehicular. Los actores encarnan a los principales protagonistas, que nos cuentan as¨ª la situaci¨®n y los sentimientos de los cient¨ªficos desde las v¨ªsperas de la Revoluci¨®n hasta el Directorio.Las escenas se desarrollan en la plaza p¨²blica o en el sal¨®n de Sophie de Condorcet, el m¨¢s en boga en la ¨¦poca de los acontecimientos, donde los invitados hablan sobre uno de los grandes proyectos, colectivos de la Revoluci¨®n: la unificaci¨®n del sistema m¨¦trico, que Talleyrand presentar¨ªa a la Asamblea Constituyente de 1790. Adem¨¢s del sal¨®n, la Soci¨¦t¨¦ Philomatique la comunidad cient¨ªfica tras la suspensi¨®n, en 1793, de la Academia de Ciencias, considerada como un nido de arist¨®cratas, y sus miembros, seg¨²n el inequ¨ªvoco t¨ªtulo de la obra de Marat, que los odiaba, como los charlatanes modernos.
El recorrido termina en Egipto, adonde Bonaparte, todav¨ªa general republicano, se hab¨ªa hecho acompa?ar por un eminente equipo de cient¨ªficos, pues, al igual que los enciclopedistas, el futuro emperador estaba fascinado por este pa¨ªs, hasta tal punto que, pese al fracaso de la campa?a, considerar¨ªa el a?o pasado en Egipto como el mejor de su vida.
El espejismo
En un ambiente de gran inseguridad militar que les dificultaba el trabajo, los cient¨ªficos realizaron, sin embargo, interesantes investigaciones m¨¦dicas qu¨ªmicas y ¨®pticas. Fue en Egipto donde Monge redact¨® su memoria sobre el espejismo dando su primera explicaci¨®n f¨ªsica, vigente todav¨ªa hoy.Pero aunque en su mayor¨ªa los cient¨ªficos fueron partidarios de la Revoluci¨®n -en realidad no empezaron a emigrar hasta 1793- e incluso algunos ocuparan puestos en la Asamblea Nacional, la Revoluci¨®n no les dio un trato de favor ni mucho menos, sobre todo bajo el Terror. Entre los ejemplos m¨¢s significativos, tres, el de Bailly, autor de la monumental Historia de la astronom¨ªa, quien hab¨ªa dirigido, como presidente que era de la Asamblea, la sesi¨®n del Jeu de paume; el 20 de junio de 1789, y Lavoisier, aut¨¦ntico creador de la qu¨ªmica como ciencia, ambos guillotinados. Lagrange dir¨ªa del ¨²ltimo, como homenaje p¨®stumo: "Les ha bastado un instante para cortar su cabeza; quiz¨¢ no bastar¨¢n 100 a?os para producir otra semejante".
El tercer ejemplo es el de Condorcet, matem¨¢tico y fil¨®sofo, creador tambi¨¦n d¨¦ un incre¨ªble proyecto de organizaci¨®n de la instrucci¨®n p¨²blica, quien se suicid¨® en prisi¨®n, con un veneno facilitado, al parecer, por el doctor Cabanis, gran amigo suyo.
Sin embargo, pese a todo ello, el per¨ªodo revolucionario fue rico en acontecimientos cient¨ªficos, algunos de ellos sin duda iniciados en la ¨¦poca anterior, bajo la monarqu¨ªa, como la reforma hospitalaria -acompa?ada de medidas de higiene elementales: aireaci¨®n de salas, un enfermo por cama, r¨¦gimenes de comidas o el incre¨ªble desarrollo de las ciencias naturales o la cristalografia. En otros terrenos, tambi¨¦n se llevaron a cabo grandes progresos, como el estudio sobre el tratamiento moral de los alienados, a quienes Pinel, su autor, liber¨® de sus cadenas, y en cirug¨ªa, por ejemplo, comenz¨® a utilizarse el forceps.
Entre los inventos m¨¢s significativos -algunos de ellos realizados a la demanda del Comit¨¦ de Salud P¨²blica, que recurri¨® a los cient¨ªficos para salvar a la Rep¨²blica, acosada por las tropas extranjeras-, la lata de conservas (Appert), la lej¨ªa (Berthollet), las primeras ambulancias de campa?a (Larrey), el gas de luz (Lebon), el tel¨¦grafo (Chappe) o la aplicaci¨®n del globo aerost¨¢tico a las necesidades de la guerra.
Este per¨ªodo vio tambi¨¦n el nacimiento de instituciones que, con el tiempo, dar¨ªan prestigio al pa¨ªs: las primeras escuelas de medicina, el observatorio, la Escuela Polit¨¦cnica o el Museo de Historia Natural, instalado en los jardines reales.
Los magos[Si la exposici¨®n - espect¨¢culo sobre Los cient¨ªficos y la Revoluci¨®n es una de las ¨²ltimas grandes manifestaciones art¨ªsticas que Par¨ªs ha organizado con motivo del bicentenario de la Revoluci¨®n Francesa, la temporada de exposiciones en la capital francesa tiene esta semana otra cita importante en el Centro Pompidou, con la presentaci¨®n, del 18 de mayo al 14 de agosto, de la muestra Magiciens de la Terre (Magos de la Tierra), con la participaci¨®n de un centenar de artistas contempor¨¢neos seleccionados entre culturas diferentes.
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