Cifras inquietantes
CUANDO EL Gobierno acaba de anunciar una importante revisi¨®n de la pol¨ªtica seguida hasta ahora para impedir un recalentamiento de la econom¨ªa y, como consecuencia, un nuevo repunte de la inflaci¨®n, las cifras del ¨ªndice de precios al consumo (IPC) correspondientes al mes de abril han vuelto a sembrar una cierta inquietud. Es cierto que, despu¨¦s del enorme susto del mes de marzo, la subida del 0,3% del mes pasado no es un dato tan alarmante. Pero no puede dejar de preocupar si se tiene en cuenta que el a?o pasado el crecimiento de los precios en ese mismo mes fue negativo exactamente en el mismo porcentaje en que este a?o es positivo.La subida acumulada para el primer cuatrimestre del a?o se sit¨²a as¨ª en un punto por encima de la del mismo per¨ªodo del a?o pasado (un 2,25,5o, frente a un 1,3%), y la interanual (la de los ¨²ltimos 12 meses), en un 6,7%; es decir, tambi¨¦n un punto por encima de la inflaci¨®n del a?o pasado. Otro dato negativo del IPC de abril es que esa subida se ha producido a pesar de que descendieron los precios de los alimentos, lo cual indica que la inflaci¨®n subyacente (la que prescinde de las variaciones en los precios de alimentos y productos energ¨¦ticos) es a¨²n m¨¢s alta de lo que muestra esa cifra. El mayor aumento durante abril correspondi¨® a la vivienda. La ponderaci¨®n existente para valorar los gastos en vivienda dentro del IPC general impide conocer el peso real que para las econom¨ªas familiares representa el progresivo y desmesurado aumento de los precios de una casa. Pero aun as¨ª es significativo que ese cap¨ªtulo -un aut¨¦ntico drama familiar para una inmensa mayor¨ªa de espa?oles- aflore como un elemento determinante de la inflaci¨®n.
As¨ª y todo, el ¨²ltimo IPC tampoco es para rasgarse las vestiduras. Lo cierto es que una proporci¨®n importante de la subida es atribuible al propio crecimiento de la econom¨ªa, estimado, seg¨²n las ¨²ltimas cifras, en un 4,5% anual. Se trata de un fen¨®meno general en todas las econom¨ªas occidentales, algunas de las cuales, como la italiana y la brit¨¢nica, est¨¢n en cifras de inflaci¨®n muy pr¨®ximas a los dos d¨ªgitos. De manera que, pese a todo, el diferencial de inflaci¨®n respecto a la media de la Comunidad Europea -del que dependen en buena medida las expectativas exportadoras- es actualmente el menor de los ¨²ltimos a?os. En todo caso, la situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola, con un d¨¦ficit por cuenta corriente galopante, una demanda interna incontrolada y una inflaci¨®n que no acaba de ser dominada, conoce una etapa delicada tras el fuerte crecimiento de los ¨²ltimos a?os.
Especialmente si se tiene en cuenta que la tasa de desempleo sigue situada por encima del 18%. La ¨²ltima encuesta de poblaci¨®n activa (EPA), correspondiente al primer trimestre de 1989, y cuyos resultados tambi¨¦n fueron difundidos ayer, indica que, si bien la poblaci¨®n ocupada se hab¨ªa incrementado en 84.000 personas, el paro s¨®lo hab¨ªa decrecido en unas 3.000 personas. Ello es consecuencia del aumento de la poblaci¨®n activa, que fue en el mismo per¨ªodo de unas 81.000 personas. Lo cual se debe, a su vez, a que es caracter¨ªstico de las fases de crecimiento que numerosas personas que hab¨ªan dejado de buscar trabajo por haber perdido la esperanza de encontrarlo modifiquen su actitud. Con todo, los 84.000 empleos creados entre enero y abril suponen mantener, por tercer a?o consecutivo, un ritmo de casi 1.000 puestos de trabajo nuevos diarios: m¨¢s del doble de la media de los pa¨ªses de la Comunidad Europea. Y si es cierto que en estos a?os se ha producido, como denuncian los sindicatos, una precarizaci¨®n del empleo -uno de cada cuatro trabajadores tiene contrato eventual-, no lo es menos que con casi tres millones de desempleados, con un fort¨ªsimo componente juvenil, la prioridad absoluta sigue siendo la incorporaci¨®n al mercado de trabajo de esas personas.
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