Para carne
JOAQUIN VIDAL, Aquel casta?o que sali¨® en cuar to lugar, pero sobre todo aquel colorao quinto, parec¨ªan para carne. El pelaje encendido cu briendo los lustrosos lomos y lue go la descastada toponer¨ªa que descubrieron, les daban esa pinta. Y no s¨®lo ese par. Toda la corrida habr¨ªa servido mejor para carne que para lidia. Animalotes trastabillando sin alegr¨ªa ni resuello en el primer tercio, parados en el segundo, modorros en el tercero. Ning¨²n tempera mento para mover m¨¢s all¨¢ de un tranco las flafas chichas; ning¨²n s¨ªntoma que guardara semejanza con la embestida del toro bravo.
Dec¨ªa alguien por el tendido cuando la danza de cojitrancos cuerniburros no hab¨ªa hecho m¨¢s que empezar: "Es que est¨¢n demasiado gordos". Pero mira t¨² por d¨®nde, los dos siguiente eran tama?o birria y muleaban lo mismo. Luego el motivo de que los Pe?ajara trastabillaran y se amodorraran, no ser¨ªan las car nazas. M¨¢s bien ser¨ªa que nacieron moruchos, o acaso ser¨ªa que alguien los zumb¨® y flipaban va cas en pa?os menores.
Pe?ajara / Parada, Campuzano,Oliva
Cinco toros de Pe?ajara, muy desiguales de presencia, flojos, dascastados; 6?, sobrero de Dolores .Aguirre, grand¨®n y de feo estilo. Jos¨¦ Luis Parada: dos pinchazos y media atravesada baja (silencio); golletazo metisaca (pitos y algunas palmas).Jos¨¦ Antonio Campuzano: pinchazo hondo-ca¨ªdo y descabello (silencio); bajonazo descarado (algunas palmas y pitos). Emilio Oliva: tres pinchazos bajos, pinchazo hondo, otro hondo tendido y descabello (silencio); metisaca escandalosamente atravesado, trasero y bajo (protestas). Plaza de Las Ventas, 21 de mayo.Novena corrida de la Feria de San Isidro.
Desde el tendido nada en concreto se pod¨ªa advertir, aunque las sospechas eran muchas y cada aficionado aventuraba la suya. De cualquier forma, no es el tendido sino las altas esferas -que llaman- donde se debe investigar por qu¨¦ en la primera feria del mundo, saltan a la arena cada d¨ªa unos animales que, salvo la fachada, con el toro de lidia no guardan ning¨²n parecido. Traen a la feria las vacas sagradas de la India, y seguro que hacen mejor papel.
Con ese saldo, las posibilidades de triunfo eran nulas, naturalmente. Es decir, que si los espadas,no triunfaron, nadie puede reproch¨¢rselo. Ahora bien, el triunfo no lo es todo en una corrida. Entre triunfo y fracaso la corrida admite m¨²ltiples matices, todos los cuales se valoran si llevan impl¨ªcita la torer¨ªa, y de eso no anduvieron muy sobrados los tres toreros de ayer.
La torer¨ªa se define de mu. chas maneras. Torer¨ªa ser¨¢ afiamencarse pero tambi¨¦n pasaportar en un plis-plas el toro que protesta el p¨²blico. Opinan taurinos que el p¨²blico debe respetar al torero cuando est¨¢ ante la cara del toro y guardarse sus protestas para despu¨¦s. Opinan aficionados, por el contrario, que es el torero quien debe respetar al p¨²blico y no tentarle la paciencia con interminables faenas al toro que est¨¢ protestando, como hizo Oliva en su primero.
El ¨²ltimo toro de Oliva, una mole con m¨¢s de 600 kilos sobre el esqueleto, ten¨ªa una embestida enga?osa. Es decir, que humillaba en par de pases, en los siguientes topaba, y si hab¨ªa m¨¢s, cortaba el viaje. No s¨®lo eso: miraba alto, que es se?al de malauva. Oliva traz¨® la suerte cuando el toro obedec¨ªa al enga?o, se libr¨® como pudo cuando no obedec¨ªa y, en general, estuvo voluntarioso. Igual que sus compa?eros.
Campuzano porfi¨® la embestida tardona y escasa de su primero, y a su segundo le hizo una faena larga, aunque sin poder reinatar las suertes pues al toro se le acababa pronto el recorrido. Tambi¨¦n porfi¨® mucho Jos¨¦ Luis Parada, con la diferencia de que se colocaba pegado a los pitones, ahogando las embestidas -pocas y malas de suyo- con lo que renunciaba de plano a torear. Parada se puso ayer m¨¢s pr¨®ximo al tremendismo que al arte.
De cualquier forma, un torero luce su torer¨ªa en corridas de esta catadura, si domina el g¨¦nero, cuadra, y le da buena muerte. Es decir, al rev¨¦s que los de ayer. Los toreros de ayer ofrecieron una versi¨®n infamante de la suerte suprema. Campuzano, arreando un bajonazo escandaloso, y Parada y Oliva a¨²n peor, pues blandieron a traici¨®n metisacas repugnantes, uno acuchillando por la tabla del cuello, otro por la ri?onada. El ganado valdr¨ªa m¨¢s para carne que para lidia, pero tampoco era como para tirarse a deg¨¹ello.
Babelia
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