Karl Popper recoge hoy en Barcelona el Premi Internacional Catalunya
El fil¨®sofo anglo-austriaco Karl Popper (Viena, 1902) recoger¨¢ hoy personalmente en Barcelona, en el curso de un acto en el Palau de la Generalitat, el Premi Internacional Catalunya, dotado con 100.000 d¨®lares (unos 12 millones de pesetas). Este galard¨®n, que se concede por primera vez y que auspicia la Generalitat a trav¨¦s del Institut Catal¨¤ d'Estudis Mediterranis, premia, de acuerdo con las bases, a personas que hayan contribuido con su trabajo a desarrollar los valores culturales, cient¨ªficos y humanos en todo el mundo. Popper manifest¨® ayer en Barcelona su alegr¨ªa por el galard¨®n y se defini¨® a s¨ª mismo como un hombre que se dedica "a considerar problemas concretos".Karl Popper es una persona reservada a la que incomoda en grado sumo hablar de generalidades para el gran p¨²blico. A sus 87 a?os, los rasgos de su rostro se han marcado profundamente componiendo una verdadera m¨¢scara de pensador. Su sordera, m¨¢s patente en cuanto que luce un audi¨®fono tras una de sus c¨¦lebres grandes orejas, contrasta con una mirada penetrante, de un azul clar¨ªsimo.
"Es mucho m¨¢s dif¨ªcil encontrar una buena pregunta que una buena respuesta", dice el fil¨®sofo, que encuentra insoportables muchas de las cuestiones que se le plantean, como personaje p¨²blico, fuera de los c¨ªrculos especializados. Sin embargo, Popper se?ala que la filosof¨ªa est¨¢ considerada algo poco popular a causa de que muchos fil¨®sofos "creen en la tradici¨®n y no en el entendimiento". "La gente habla para impresionar, y no para presentar sus ideas; eso hay que hacerlo de una manera clara y precisa".
Popper no cree que sea posible definir la filosof¨ªa, ni su filosof¨ªa, "eso no conduce a ninguna parte", explica el pensador.
El autor de La miseria del historicismo y La sociedad abierta y sus enemigos, obras escritas en el exilio tras la invasi¨®n de Austria por los nazis, posee una visi¨®n poco triunfalista de las democracias: "Ninguna forma de gobierno es totalmente satisfactoria, y la democracia es tan s¨®lo la menos mala de las clases de gobierno; hay demasiada gente, con demasiados intereses".
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