Informe no grato
EL INFORME del Comit¨¦ Econ¨®mico y Social de las Comunidades Europeas sobre Espa?a ha sido acogido con un relativo desd¨¦n por las autoridades espa?olas, actitud que contrasta fuertemente con la satisfacci¨®n que produjo la reciente nota del Fondo Monetario Internacional (FMI). Lo notable del caso es que, en los aspectos econ¨®micos, ambos informes no difieren sustancialmente -el del FMI se centra en el corto plazo, mientras que el de la CE aborda los problemas con una perspectiva m¨¢s amplia-, pero los dos recomiendan una utilizaci¨®n menos intensa de la pol¨ªtica monetaria. Lo que parece que ha suscitado las iras de la Administraci¨®n es el aspecto social del informe, el que se discutan cuestiones como las desigualdades de la sociedad espa?ola, las tendencias hacia la dualizaci¨®n del mercado de trabajo o el ingente proceso de acumulaci¨®n de riqueza, que ha beneficiado mucho a unos pocos y s¨®lo un poco a la mayor¨ªa.Aparentemente, al Gobierno espa?ol no le gusta discutir estos temas. Hace a?os que el Instituto Nacional de Estad¨ªstica ha dejado de publicar su informe sobre la distribuci¨®n de la renta, lo cual no contribuye, ciertamente, al conocimiento de las desigualdades que se producen entre los espa?oles. La ausencia de los responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica en el momento de la entrega oficial del documento no hace sino reforzar esta impresi¨®n. Por este camino no se recuperar¨¢n las relaciones con los sindicatos ni se avanzar¨¢ por la v¨ªa de la concertaci¨®n social, que es algo que, como muy justamente se se?ala en el informe, marc¨® decisivamente las primeras etapas de la transici¨®n en Espa?a.
El abandono ulterior de la misma -fundamentado, primero, en argumentos ideol¨®gicos tomados de una lectura apresurada y superficial de las tesis del liberalismo, y luego; en disputas y querellas demasiado personalizadas- ha provocado un aumento de las tensiones sociales y, sin duda, un innecesario incremento de la inflaci¨®n, que de otra manera podr¨ªa haber sido controlada con mayor eficacia.
El informe muestra su preocupaci¨®n por "lo que parece un avance hacia la dualizaci¨®n de la sociedad espa?ola, que la crisis y las formas que ha adoptado su recuperaci¨®n se han encargado de profundizar". Mientras que un colectivo importante de la sociedad se ve abocado a la marginaci¨®n, "se observa un crecimiento espectacular de determinadas rentas que ha propiciado el auge de los mercados especulativos, inmobiliarios y burs¨¢tiles, y comportamientos en una estrecha -pero influyente- franja de la sociedad ba sados en la ostentaci¨®n de las nuevas riquezas as¨ª obtenidas". El que el Gobierno rechace analizar estos problemas, s¨®lo puede llevar a su aislamiento de la realidad; sin embargo, resulta perfectamente comprensible que el Consejo Econ¨®mico y Social de la CE, en el que est¨¢n representados empresarios y sindicatos, haya querido plantearlos.
En su ¨²ltima parte, el informe insiste de manera detallada sobre la conveniencia de reiniciar de nuevo un proceso de concertaci¨®n social que podr¨ªa contribuir de forma decisiva a vertebrar la sociedad espa?ola y a obtener un crecimiento equilibrado de la econom¨ªa. El esquema propuesto consta de un doble mecanismo: por una parte, preconiza una negociaci¨®n general, en la que estar¨ªa presente la Administraci¨®n, sobre los grandes temas econ¨®micos y sociales que preocupan a las partes que intervienen en la negociaci¨®n; por otra parte, y paralelamente, propugna descender al terreno de lo concreto, a la negociaci¨®n en las f¨¢bricas, realizada al amparo de las grandes directrices acordadas en la negociaci¨®n general. Asimismo, el informe insiste en la necesidad de ampliar el contenido de la negociaci¨®n a aspectos tales como la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas, productividad, formaci¨®n y otros.
Se trata, en definitiva, de un informe bien construido, que podr¨ªa servir de punto de partida para una reflexi¨®n sobre los grandes problemas a los que deber¨¢ hacer frente la sociedad espa?ola en los pr¨®ximos a?os y que, contrariamente a lo que algunos parecen creer, no se agotan en el control de las magnitudes monetarias de la econom¨ªa.
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