Un mal ejemplo
EL ASALTO al Ayuntamiento de Cangas de Morrazo -localidad pontevedresa de unos 23.000 habitantes- por un grupo de vecinos, la retenci¨®n a la fuerza durante 32 horas del alcalde y de varios concejales, la interrupci¨®n del pleno municipal que se estaba celebrando y la consiguiente intervenci¨®n de las fuerzas policiales conforman un cuadro m¨¢s propio de la Espa?a socialmente invertebrada de finales del siglo XIX que de la de estas postrimer¨ªas del XX. Sin embargo, de cuando en cuando estas muestras de explosi¨®n social siguen sorprendiendo a la opini¨®n p¨²blica, lo cual plantea serios interrogantes sobre el grado de desarrollo actual del sentido de la convivencia y la credibilidad de que gozan los cauces institucionales en la soluci¨®n de los problemas. Pero lo sucedido en Cangas de Morrazo es tanto m¨¢s grave cuanto que, seg¨²n todos los indicios, la exacerbada acci¨®n vecinal nada tiene de espont¨¢nea, sino que est¨¢ directamente relacionada con el pulso pol¨ªtico que la oposici¨®n municipal -ocho concejales de diversos grupos de derecha e izquierda- mantiene con la actual corporaci¨®n, de mayor¨ªa socialista -13 concejales- Seg¨²n parece, el objetivo no ser¨ªa otro que forzar la dimisi¨®n del alcalde, lo cual podr¨ªa satisfacer determinados odios o inquinas personales, pero no resolver¨ªa nada pol¨ªticamente, ya que no se alterar¨ªa la actual representatividad de los grupos pol¨ªticos decidida en las urnas.En todo caso, ninguna de las leg¨ªtimas diferencias que pueda haber entre la mayor¨ªa gobernante del municipio y la oposici¨®n justifica -a falta de la capacidad de unos y otros para dirimirlas civilizadamente en el consistorio- que se empuje a los vecinos a realizar acciones vand¨¢licas e incluso delictivas. La deseable participaci¨®n directa de los ciudadanos en la vida pol¨ªtica -aparte de la que delegan en sus leg¨ªtimos representantes- no pasa de ninguna manera por actuaciones de esta ¨ªndole. Por otra parte, fomentar tales pr¨¢cticas desde los propios partidos constituye un juego peligroso que redunda en desprestigio de los mecanismos de representaci¨®n democr¨¢tica y desnaturaliza la aut¨¦ntica expresi¨®n de la voluntad popular. Lo ocurrido en Cangas de Morrazo es un mal ejemplo que no deber¨ªa cundir. Las fuerzas pol¨ªticas y los habitantes de esta localidad deber¨ªan ser los m¨¢s interesados en desterrar cuanto antes tales pr¨¢cticas.
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