Una larga vulgaridad
Flores / Paula, Parada, Dom¨ªnguezToros de Samuel Flores, bien presentados, cornalones, flojos y manejables. Rafael de Paula: pinchazo hondo perpendicular y cinco descabellos (bronca); estocada corta baja (divisi¨®n). Jos¨¦ Luis Parada: estocada corta escandalosamente baja (silencio); media estocada ca¨ªda y dos descabellos (silencio). Roberto Dom¨ªnguez: pinchazo y bajonazo (aplausos); estocada baja (oreja con protestas).
El Rey don Juan Carlos presenci¨® la corrida desde el palco real, acompa?ado de su madre, la condesa de Barcelona, y de Joaqu¨ªn Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid, organizadora del festejo.
Plaza de Las Ventas, 8 de junio. Corrida de Beneficencia.
La corrida de Beneficencia transcurri¨® larguita... y vulgarcita. As¨ª es la vida. As¨ª es la vida y as¨ª est¨¢ la fiesta: toros de irreprochable presencia, pero flojos; toreros de alicorta inspiraci¨®n, aunque tambi¨¦n irreprochable mente presentados. Rafael de Paula, que es quien mejor se presenta, vest¨ªa ayer terno as¨²-y-jasabache con chaleco bordado en oro, manejaba capotillo de g¨¹ertajasule, y luc¨ªa una impresionan te majestad (con permiso de Su Majestad verdadera, que le con templaba desde el palco) cuando juntaba las zapatillas para citar al natural. En la plaza se hac¨ªa un silencio tenso, un silencio espectante, un silencio de misa mayor en el momento de la consagraci¨®n cuando Rafael de Paula juntaba las zapatillas para citar al natural desde la majestad torera. Luego ven¨ªa el toro, Rafael de Paula pegaba un respingo, dec¨ªa pies para que os quiero, y se desbarataba la solemnidad del rito. Algunos catec¨²menos perd¨ªan entonces la fe.
El cuarto toro de Paula ten¨ªa nobleza cierta, el primero nobleza presunta, y hubo otros dos boyantes, que se repartieron para su uso y disfrute los restantes espadas. Quien mejor us¨® y disfrut¨® su toro noble fue Roberto Dom¨ªnguez y le cort¨® una oreja. Era el sexto de la tarde. Inici¨® la faena con una torer¨ªa arrobadora, ganando terreno hacia los medios mientras ligaba pases por alto y de la firma, e hizo presagiar una faena para el recuerdo. Pero all¨ª se acab¨® la torer¨ªa pura y la faena para el recuerdo, porque despu¨¦s no desgranaba los redondos y los naturales con el ritmo que requer¨ªa la nobleza del toro. Roberto Dom¨ªnguez se limitaba a endosar pases aseaditos sin cargar la suerte, con relativo temple y cierta tendencia a aliviar los remates meti¨¦ndose en los costillares. Toreo bueno, al estilo de los muletazos iniciales, lo cuaj¨® al ligar el natural con el de pecho, instrumentado de cabeza a rabo. Que no es mucho, para tanta esperanza como hizo concebir y para toro tan boyante. Y adem¨¢s, mat¨® de un bajonazo.
El bajonazo es la suerte de moda, de la que tiene hecha especialidad Jos¨¦ Luis Parada. Jos¨¦ Luis Parada pega unos bajonazos hist¨®ricos. A su primer toro -otro de los noblecitos en la tarde- lo mech¨® de un bajonazo lateral m¨¢s cercano al lac¨®n que a las agujas, y debi¨® quedarse tan ancho. Al toro, en cambio, el bajonazo le sent¨® fatal y abandon¨® este mundo vomitando sangre.
"?No le ahogueees!"
Hab¨ªa empezado Jos¨¦ Luis Parada con ayudados y un trincherazo torer¨ªsimos, que tambi¨¦n hac¨ªan presagiar una faena para el recuerdo, y result¨® luego que pegaba pases mediocres, trompicados a veces, con los alivios del pico, suerte descargada y ahogando la embestida. "?No le ahogueees!", ped¨ªan a gritos algunos aficionados. Lejos de hacer caso, le ahog¨®, y despu¨¦s le degoll¨®.
La nobleza del primer toro qued¨® en presunta pues Rafael de Paula le quitaba las moscas desde distancia prudencial. Tercero y quinto estaban tan d¨¦biles que se les simul¨® la suerte de varas por si ejecut¨¢ndola en su cruda realidad deven¨ªan cad¨¢veres, y a¨²n as¨ª ¨²nicamente les qued¨® aliento para tomar los medios pasecitos que Parada y Dom¨ªnguez ensayaron con mucha voluntad y decoro.
Vali¨® que quien m¨¢s y quien menos estaba ayer en el tendido de ga?ote, a los aficionados del siete la feria les hab¨ªa dejado af¨¦nicos, y el nuevo p¨²blico que irrumpe ilusionado en la fiesta ya se est¨¢ acostumbrando a la invalidez del ganado. De manera que todo el mundo soport¨® con santa resignaci¨®n la larga corrida de Beneficencia. Larga y vulgarcita, salvo los toreros pr¨®logos de Roberto Dom¨ªnguez y de Jos¨¦ Luis Parada. Y salvo una ver¨®nica y un pase de la firma de Rafael de Paula, que s¨®lo hizo eso, y de eso sal¨ªa hablando la gente. Las cosas de la vida.
Babelia
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