Misi¨®n imposible

Lo que no puede ser no puede ser, y adem¨¢s es imposible. El baloncesto no es una ciencia exacta, pero casi. Y el libro dice que un equipo privado de su l¨ªder y del mejor lanzador de media y larga distancia, tiene todas las papeletas para perder. Sin contraataque ni tiro exterior s¨®lido resulta complicado ganar, sobre todo teniendo en frente un equipo tan completo y compacto como los Pistons.Lakers lo intent¨®. Quiso negar la evidencia desde el principio. Pat Riley sac¨® de ti tular a Magic Johnson inten tando jugar una baza psicol¨®gica. Dur¨® cinco minutos. Apoyado por su bronceado p¨²blico, luch¨® contra su circunstancia, y tuvo nuevamente opci¨®n al triunfo. Pero, al igual que en el segundo partido, falt¨® la batuta m¨¢gica para dirigir al equipo en los instantes definitivos. Ni Jabbar -en el probablemente ¨²ltimo gran partido de su carrera- ni Worthy pudieron suplirle en esta faceta. No estaba claro qui¨¦n, c¨®mo y cu¨¢ndo se ten¨ªa que jugar el bal¨®n. As¨ª, la jugada clave final fue puesta en manos de Rivers, jugador con pocos minutos a su espalda.

Mientras tanto, Detroit sigue haciendo lo justo. Ganar, que no es poco. Ante un equipo desesperado y desestabilizado por las bajas, se basta con mantener un cierto control, sabedor de su superioridad en los momentos definitivos. Cuenta con los dos jugadores menos llamativos y m¨¢s efectivos de la Liga -Dumars y Rodman- y su front court -l¨ªnea de atr¨¢s- est¨¢ resolviendo con claridad. Adem¨¢s, ha dominado el rebote en todos los encuentros.

La ¨²nica posibilidad de lograr algo efectivo teniendo en contra la estad¨ªstica, es con hombres que llevan su aportaci¨®n m¨¢s all¨¢ de los n¨²meros. El mejor exponente de este tipo de jugadores es Magic Johnson.