"Regalar no es contribuir al desarrollo"
El pr¨ªncipe Sadruddin ag¨¢ Jan, consejero del secretario general de la ONU, es partidario de un nuevo modelo de ayuda humanitaria
, Tiene la elegancia de un gentleman brit¨¢nico, la sobriedad gestual de un hombre de negocios suizo y la exquisitez cultural propia de un pr¨ªncipe. Encorsetado en su traje gris, a primera vista podr¨ªa pasar por uno de los tantos miembros del alto establishment del gran monstruo de la ayuda humanitaria que es la ONU, con la que colabora desde hace m¨¢s de 20 a?os. Sin embargo, Sadruddin ag¨¢ Jan, hijo de su alteza el ag¨¢ Jan III, tiene una visi¨®n cr¨ªtica y poco conforme con lo que hasta ahora ha sido la filosof¨ªa de la ayuda al Tercer Mundo: "Durante a?os nos equivocamos de planteamiento; regalar es f¨¢cil y c¨®modo, pero no sirve para nada, o, lo que es peor, contribuye a nuevas cat¨¢strofes".
El pr¨ªncipe Sadruddin ag¨¢ Jan no es contrario a las ayudas internacionales al Tercer Mundo. Pero no comparte la filosof¨ªa de las donaciones indiscriminadas y desinteresadas que han impregnado las actuaciones de las grandes agencias humanitarias desde los a?os sesenta. Actual responsable de los programas de repatriaci¨®n de refugiados y asistencia para la reconstrucci¨®n de Afganist¨¢n, consejero del secretario general, Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, Sadruddin, de 56 a?os, viaj¨® el domingo a Madrid para, entre otras cosas, presentar el informe en el que se exponen estas tesis que ha elaborado la Comisi¨®n Independiente sobre Asuntos Humanitarios Internacionales, con sede en Ginebra, de la que forma parte junto a personajes de renombre, como Susanna Agnelli, Robert Mac Namara, Desmond Tut¨², Simon Veil o Leopold Senghor.Pregunta. ?Los aires de distensi¨®n que planean sobre el mundo van a contribuir a una disminuci¨®n de los refugiados?
Respuesta. Por ahora, los avances sobre desarme s¨®lo afectan a Europa, EE UU y la URSS y a sus arsenales nucleares. Pero las armas convencionales circulan cada vez con mayor facilidad y mantienen vivos los conflictos regionales que asfixian al Tercer Mundo. Pero, adem¨¢s, nos encontramos con otros fen¨®menos, como son la desertizaci¨®n o las sequ¨ªas que estimulan Los ¨¦xodos masivos de gente que tiene que abandonar sus hogares para poder sobrevivir. C¨®mo clasificar a estas gentes: ?refugiados econ¨®micos? ?Refugiados ecol¨®gicos? Los Gobiernos aprovechan las lagunas existentes en torno a la legislaci¨®n del refugiado para imponer tesis restrictivas y rechazar estos huidos a los que consideran emigrantes. Cerrar las fronteras no va a cortar este flujo Sur-Norte. La ¨²nica soluci¨®n es atajar el problema en sus ra¨ªces contribuyendo, de verdad, a la autosuficiencia econ¨®mica de los pa¨ªses subdesarrollados.
P. Tras a?os de ayudas al Tercer Mundo, sin embargo, la frustraci¨®n ha comenzado a cundir entre la opini¨®n p¨²blica...
R. En parte, llevan raz¨®n, porque, durante muchos a?os, hemos estado aplicando un modelo equivocado de ayuda. Se intent¨® impulsar el desarrollo econ¨®mico empezando la casa por el tejado, dirigiendo las econom¨ªas hac¨ªa los monocultivos -sujetos a desastrosas oscilaciones de precios- y la producci¨®n industrial en lugar de incentivar su autosuficiencia alimentar¨ªa. Por no hablar de las donaciones de alimentos, que s¨®lo deber¨ªan ser un recurso temporal, pero que han acabado por destrozar los circuitos comerciales de muchos pa¨ªses y obligado a los campesinos a abandonar la agricultura. Porque, ?qui¨¦n puede competir en los mercados con los bajos precios de los productos subvencionados por la ayuda extranjera? Adem¨¢s, las ayudas alimentar¨ªas aportan unas modificaciones en los h¨¢bitos de comida de los afectados que, a la larga, tambi¨¦n se han demostrado desastrosas. Se acostumbra a comer trigo o arroz a pueblos que no lo producen; al consolidarse su consumo no tendr¨¢n m¨¢s remedio que incluir estos productos en su partida de importaciones y, por tanto, a agravar su situaci¨®n econ¨®mica. En algunos casos, la culpa es de la ignorancia o ineficiencia de los bur¨®cratas que planifican la ayuda desde sus despachos; pero otras no hay duda de que tambi¨¦n tiene una alta carga de premeditaci¨®n.
P. ?Quiere decir que las ayudas son m¨¢s perjudiciales que beneficiosas?
R. S¨ª, pueden serlo. Para los pa¨ªses industrializados es f¨¢cil descargar sobre el Tercer Mundo sus excedentes agr¨ªcolas, pero con ellos se condena a estos pa¨ªses del Tercer Mundo a la eterna dependencia, a la vez que se incentivan nuevas cat¨¢strofes naturales. Porque no hay que olvidar que, tras una sequ¨ªa o la desertizaci¨®n, est¨¢ la mano del hombre. Esa mano que est¨¢ expoliando sin piedad la selva amaz¨®nica, por ejemplo.
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