Lenguaje sulfatado
Gracias, se?ora Rosa Conde, ministra portavoz del Gobierno, por la magistral lecci¨®n de buen hablar que nos da usted cada vez que se asoma a la ventanita tonta. Ese estao, encontrao, colocao y un variado surtido de aos nos coloca a los televidentes al borde de la diarrea mental, y lo verdaderamente genial es que por mucho contenido que tenga su mensaje queda sabiamente sulfatado y diluido en el paroxismo gramatical al que usted nos transporta. Gracias, muchas gracias.- Jes¨²s Gonz¨¢lez Rodr¨ªguez. Madrid.
A mediados del pasado mes de abril, Marta Pomes Ortega sosten¨ªa en una carta publicada en EL PA?S que la expresi¨®n en olor de multitudes es incorrecta, ya que debe decirse en loor de multitudes. Discrepo totalmente de tal aseveraci¨®n y he quedado estupefacto al ver que la da por buena el editorial de EL PA?S del 30 de mayo de 1989: "Eltsin fue elegido en loor de multitudes al Congreso de los Diputados de la URSS". Aparte de que loor es una palabra en desuso, los arque¨®logos aficionados de la lengua, al desempolvar una momia ling¨¹¨ªstica, deber¨ªan evitar enredarse en los vendajes. Loor es alabanza, y en la frase cursi en loor de multitudes la alabanza vaPasa a la p¨¢gina siguienteViene de la p¨¢gina anteriordirigida a las multitudes, no proviene de ¨¦stas. En el Quijote, I-52, hay un soneto en loor de Rocinante, y no creo que fuera el cuadr¨²pedo el que se deshac¨ªa en loas "del caprichoso y discret¨ªsimo acad¨¦mico de la Argamasilla", sino al contrario, y conste que nada m¨¢s lejos de mi ¨¢nimo que establecer comparaciones odiosas, ni siquiera entre las dos palabrejas de marras. Tampoco creo que las trovasen loor de la Virgen fueran escritas por ella en alabanza de los trovadores.La cosa es mucho m¨¢s simple y se le alcanza a cualquier persona medianamente instruida: en olor de multitudes es un calco desafortunado del dicho morir en olor de santidad (cfr. Quij, Madrid, Rivad., 1927, Cl¨¢s. Cast., segunda parte, p¨¢gina 423), basado en la creencia popular de que las llagas purulentas de las personas virtuosas exhalaban un olor perfumado al morir ¨¦stas, y eso les otorgaba fama de santidad. Ignoro los efectos ambientadores de aquellas p¨²stulas, pero he percibido alguna vez el olor de multitudes, que en mi pueblo le dicen llanamente olor a oveja. Es curioso y lamentable que expresiones sin pies ni cabeza desplacen a dichos con solera, hasta borrarlos. ?Ser¨¢ as¨ª como surgen los idiotismos en los idiomas? La pescadilla que se muerde la cola -?por qu¨¦ no la rodaja de calamar?- mand¨® al ostracismo al c¨ªrculo vicioso.A falta de..., que implica siempre algo sustitutivo, ha adquirido de repente una connotaci¨®n temporal, que le hab¨ªa sido ajena hasta ahora, por mor de los radiadores deportivos, que est¨¢n abrasando la lengua: "A falta de cinco minutos para que finiquite el partido...". Y no digamos la curiosa mezcolanza que hace ?ngeles Espinosa (EL PAIS, 13 de marzo de 1989, p¨¢gina 9) entre un dicho y su interpretaci¨®n: "... Los gobernantes del islam (sic) se ven obligados a optar por la espada o la pared".. Da la impresi¨®n de que a veces los periodistas y los pol¨ªticos usan palabras cuyo significado exacto desconocen. Vaya unos ejemplos: "... Una p¨¦rdida de credibilidad de los ciudadanos en los partidos pol¨ªticos" -Su¨¢rez dixit y Xos¨¦ Hermida lo recalca en los titulares (EL PA?S, 31 de mayo de 1989, p¨¢gina 16)-. Son los partidos y los pol¨ªticos quienes han de tener credibilidad, y cuando la pierden, los ciudadanos dejan de creer en ellos. Plausible, usado en sentido posible, probable, cuando su significado es digno de aplauso, de aprobaci¨®n. Deleznable, usado como sin¨®nimo de despreciable, miserable, cuando su significado es fr¨¢gil, quebradizo, perecedero. Y un largo etc¨¦tera- Arcadio Castillejo Benavente. Gin¨¦s, Sevilla.
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