El Comit¨¦ Central del PC cubano expulsa al general Ochoa
CARLOS GA?NZA, El general de cuerpo del Ej¨¦rcito Abelardo Colom¨¦ Ibarra, nuevo ministro del Interior cubano tras la destituci¨®n de su anterior titular, Jos¨¦ Abrantes, salud¨® a los oficiales del departamento con la mano libre en la empu?adura del sable. El severo militar guarda en el bolsillo de la guerrera la autorizacion personal de Fidel Castro para desenvainar el arma y ajusticiar a quienes han puesto a la revoluci¨®n cubana en la picota por narcotr¨¢fico y corrupci¨®n. El Comit¨¦ Central del Partido Comunista Cubano (PCC) expuls¨® ayer de sus filas al general Arnaldo Ochoa S¨¢nchez, uno de los dos principales implicados en el esc¨¢ndalo, y al arrestado ministro de Transportes y vicepresidente del Consejo de Ministros, Diocles Torralba.
La destituci¨®n, anunciada el pasado jueves, del general Abrantes como ministro del Inter¨ªor ocupa la atenci¨®n de la clase pol¨ªtica cubana, que no duda de que el presidente Fidel Castro est¨¢ decidido a adoptar otras medidas dr¨¢sticas para recomponer la maltratada imagen de su Gobierno tras el estallido de la crisis.
El pleno extraordinario del Comit¨¦ Central del PCC, presidido por el l¨ªder cubano, consider¨® ayer que "las inaceptables violaciones de los principios ¨¦ticos y pol¨ªticos cometidas por Arnaldo Ochoa y otros hechos constituyen un caso excepcional de deslealtad al pueblo y a la revoluci¨®n".
"Su infamante actuaci¨®n constituye una traici¨®n a la patria y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, un ultraje a nuestros principios, a los limpios compa?eros que han ca¨ªdo en abnegada lucha dentro y fuera de Cuba y a su condici¨®n de militante del partido y miembro del Comit¨¦ Central", a?ade el documento del pleno de los comunistas cubanos.
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Ra¨²l Castro coloca a sus hombres en puestos claves
Viene de la primera p¨¢ginaLa vista oral contra Ochoa y los oficiales del Ministerio del Interior acusados de narcotr¨¢fico deb¨ªa comenzar anoche (esta madrugada, en Espa?a). El fiscal es Juan Escalona, ministro de Justicia y general de brigada. La rapidez en la sucesi¨®n de los acontecimientos y la amplia divulgaci¨®n de sus aspectos m¨¢s espectaculares mantiene insomne la atenci¨®n de un pa¨ªs habituado a una forzosa quietud pol¨ªtica y poco preparado para la digesti¨®n de sobresaltos tan ruidosos. La calle es un expresivo zoco de comentarios, donde Ochoa puede aparecer como el redentor preclaro y necesario, en corrillos ¨ªntimos, o como el bandolero despreciable en el gran escenario p¨²blico. Su descarnada aceptaci¨®n de los cargos imputados en la secuencia televisiva oficial parece haberle deparado en los paseos m¨¢s simpat¨ªas que desestimaci¨®n. El cubano medio, cuya picard¨ªa asombrar¨ªa al Lazarillo de Tormes, aventura estos d¨ªas variadas, y en ocasiones contrapuestas, interpretaciones de los datos suministrados por el Gobierno.
Militantes del partido, distribuidos ayer por las barriadas m¨¢s pobladas de La Habana, anotaban en una libreta las opiniones de los ciudadanos sobre el relevo del general Abrantes y ped¨ªan la edad y ocupaci¨®n del entrevistado. El inter¨¦s de Castro por conocer el juicio de sus compatriotas sobre asuntos de relieve no es nuevo.
Comentaristas locales y diplom¨¢ticos consideran que la llegada a Interior de un estrecho colaborador de Ra¨²l Castro, ministro de las Fuerzas Armadas, significa el reforzamiento del estamento militar sobre el pol¨ªtico, con hombres de Ra¨²l en puestos claves de la Administraci¨®n del Estado. Otro militar en activo, el general Sen¨¦n Casas que sustituy¨® a Diocles Torralba, y Carlos Aldana, responsable de la esfera ideol¨®gica en el Comit¨¦ Central del partido, fue anteriormente secretario del hermano del presidente cubano. Ninguno de estos cambios supone un debilitamiento del comandante en jefe, cuya total autoridad nadie se atreve a cuestionar. Avispados diplom¨¢ticos encuentran en estos movimientos una mayor y l¨®gica participaci¨®n en trabajos de Gobierno, que comenz¨® seg¨²n estos medios a partir del III Congreso del partido en 1985, del hombre designado para suceder a Fidel Castro.
Sin embargo, las verdaderas claves del actual desplazamiento pol¨ªtico del pa¨ªs habitan en el palacio de la Revoluci¨®n de La Habana con Castro y su reducido Sanedr¨ªn, y no son pocos los funcionarios oficiales tan desorientados como los embajadores que deben enviar a sus gobiernos la evaluaci¨®n de los hechos m¨¢s acertada posible. "No sab¨ªan qu¨¦ decirme sobre la crisis. Parec¨ªan confusos", comento un diplom¨¢tico occidental en una recepci¨®n.
Cambios inmediatos
Los cambios en la direcci¨®n del mando del Ministerio del Interior parecen inmediatos, y el general Abelardo Colom¨¦ Ibarra colocar¨¢ en puestos decisivos a compa?eros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Una jefatura que estudiar¨¢ con detenimiento ser¨¢ la del Departamento MC, unidad creada para tratar de romper el bloqueo estadounidense a Cuba y embri¨®n del esc¨¢ndalo, cuyas consecuencias nacionales e internacionales trata de amortiguar el Gobierno. Paralelamente, el vicepresidente Osmany Cienfuegos, cuyo trabajo entre bastidores pocos conocen, prepara para Castro un detallado inventario del funcionamiento, caracter¨ªsticas y titularidad de las 500 corporaciones mixtas registradas.
El control del coronel Antonio de la Guardia, pendiente de juicio, sobre muchas de estas sociedades y la ficticia creaci¨®n de otras, facilit¨® los acuerdos con el cartel de Medell¨ªn, y el trasiego de los 6.000 kilos de coca¨ªna que llegaron a Cuba en envases de computadoras IBM, y fueron reenviadas hacia Estados Unidos en cajas de tabaco. El grueso del alijo fue bombardeado desde el aire y trasladado en lanchas r¨¢pidas hacia Miami.
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