El franc¨¦s Pelier obtuvo el primer triunfo 'espa?ol'
LUIS G?MEZ, ENVIADO ESPECIAL, Joel Pelier termin¨® 174 kil¨®metros de escapada con rostro de felicidad. "Esto es lo m¨¢s grande que he hecho en mi vida", dijo. A Pelier le esperaban en la meta sus padres, su mujer y su hija. Le vieron ser primero, y el hombre llor¨® de felicidad. Petier administr¨® como pudo hasta 16 minutos de diferencia para escarnio de los sprinters, que no logran sacar provecho de una etapa. Con Pelier, el BH obtuvo su primer triunfo en este Tour. La general no registr¨® alteraciones. Todo parece parado a la espera de las primeras dificultades monta?osas, que este a?o comenzar¨¢n por los Pirineos. El lunes y el martes ser¨¢n los dos grandes d¨ªas.
Pelier trabaj¨® con mucha antelaci¨®n la etapa. Salt¨® en el minuto 85 directo a la meta, donde sab¨ªa que le esperaba su familia. Su madre, por ejemplo, se acercaba a una meta por primera vez en la carrera profesional de este ciclista. El final result¨® feliz aun cuando el corredor mostrara su cansancio en los ¨²ltimos kil¨®metros, mientras el pelot¨®n reduc¨ªa distancias a velocidad de v¨¦rtigo. Pelier lleg¨® a contar con 16 minutos de ventaja y acab¨® con apenas uno y medio. "Me consol¨® pensar que mi familia me esperaba. Ha sido lo m¨¢s grande que me pod¨ªa pasar", declar¨® entre sollozos. "Tambien me ha ayudado mucho Hinault en los malos momentos", confes¨®.?nimos de Hinault
Hinault, desde un coche oficial de la carrera, se acerc¨® en varias ocasiones a Pelier para darle ¨¢nimos. Su tramo final fue ag¨®nico, pero su escapada dio resultado. No ha sido una de las escapadas m¨¢s largas, puesto que el Tour tiene una larga n¨®mina en este sentido. De hecho, sigue vigente como una de las m¨¢s grandes gestas una escapada del espa?ol P¨¦rez Franc¨¦s en 1963, cuando lleg¨® a la meta tras ir en solitario durante 223 kil¨®metros.
La acci¨®n de Pelier signific¨® un respiro publicitario para el equipo espa?ol BH. Fue lo mejor del d¨ªa para este equipo, dado que sus corredores Fuerte y Cubino sufrieron sendas ca¨ªdas sin consecuencias. El BH busca su rentabilidad comercial en el Tour, a pesar de que sus datos internos se inclinen por otorgarle m¨¢s rentabilidad a la Vuelta que a la ronda francesa. Seg¨²n el propio BH, el pasado a?o la Vuelta signific¨® casi dos horas y media de aparici¨®n por televisi¨®n por poco menos de media hora en el Tour. ?Valen lo mismo esos tiempos?... Esa pregunta sigue sin respuesta en el BH.
La escapada de Pelier, por otro lado, ha puesto de manifiesto que el pelot¨®n no domina la carrera. Esta circunstancia ha privado a la prueba de la pugna entre los sprinters, que se presum¨ªa interesante este a?o. Caso significativo es, por ejemplo, el del holand¨¦s Hermans, del equipo Patemina, que se hab¨ªa preparado exclusivamente para el Tour. El Paternina apenas hace acto de presencia en la cabeza del grupo aunque no se sabe si es peor el ejemplo de impotencia que est¨¢n mostrando tanto Panasonic como Superconfex. Ambos equipos han tomado el mando del pelot¨®n demasiado tarde en un par de ocasiones o se han visto desbordados por un salto final en alg¨²n que otro caso.
El Tour, entre tanto, se acerca a los Pirineos y la carrera adquiere color por sus tres protagonistas: Fignon, Lemond y Delgado.
Greg Lemond, un ciclista resucitado despu¨¦s de dos a?os
L. G., La Prensa especializada se ha visto obligada a resucitar la figura del norteamericano Greg Lemond, un hombre que aparentemente acab¨® para el ciclismo el 20 de abril de 1987 a causa de un accidente de caza cuando un disparo le afect¨® a sus pulmones, espalda, hombros, y estuvo a punto de costarle la vida. Hasta ese momento, Lemond hab¨ªa consolidado una biograf¨ªa deportiva casi perfecta. Y pod¨ªa ser considerado el aut¨¦ntico sucesor de Hinault. Su carrera era m¨¢s s¨®lida que la de Fignon, incluso. Era, adem¨¢s, un producto europeo a pesar de su origen.
Esa carrera se detuvo en abril de 1987. De hecho su ¨²ltimo triunfo en una etapa databa de agosto de 1986, en la Coors Clasic. Gan¨® el Tour ese a?o, tras ser segundo en 1985 y tercero en 1984. Gan¨® el Mundial de 1983 y fue tercero en el Giro de 1985. Pocos palmar¨¦s muestran una progresi¨®n tan s¨®lida.
No es extra?o que Lemond declarara el jueves pasado: "Ha sido el final de un largo t¨²nel". Hace tres a?os vio la muerte de cerca: "Llegu¨¦ al hospital casi muerto; hab¨ªa perdido tres cuartas partes de mi sangre y los doctores me llegaron a decir que habr¨ªa podido morir en media hora". A partir de entonces comenz¨® una lenta recuperaci¨®n, no exenta de nuevos accidentes -sufri¨® una rotura de clav¨ªcula- y decepciones.
Lemond tuvo problemas para terminar las grandes pruebas en 1988, cuyos resultados se limitaron a ser 30? en la Vuelta a Flandes, sexto en la Vuelta a Venezuela y cuarto en la Vuelta a las Am¨¦ricas. Su reaparici¨®n esta temporada ha sido algo m¨¢s brillante, pero siempre ante la duda de un gran esfuerzo. Ha sido cuarto en el Crit¨¦rium Internacional y sexto en la Tirreno-Adri¨¢tico. El Giro signific¨® su primera gran prueba, pero termin¨® 39? a 54.23 minutos de Fignon, aunque se dej¨® ver en la ¨²ltima contrarreloj, disputada en Florencia, donde fue segundo.
"Me parece un poco pronto para resucitar a Lemond", dijo Bernard Hinault ayer, quien fuera su jefe y padre espiritual en el Tour. "Falta por comprobar cu¨¢l es su resistencia ante la monta?a". "A¨²n me siento fr¨¢gil ante las cumbres", reconoce el norteamericano. Sin embargo, su figura merece el respeto de la Prensa y de los corredores. Y no s¨®lo porque haya sido un ganador del Tour. Todo el pelot¨®n es consciente de que Lemond ha vivido en un profundo t¨²nel por un desgraciado accidente. El ciclismo no ha podido con ¨¦l. Si de veras resucita Lemond, resucita tambi¨¦n una inc¨®gnita. ?Era el aut¨¦ntico sucesor de Hinault?.
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