El m¨²sico en el laberinto
El jazz es un m¨²sico en el laberinto. Conoce la entrada y tiene que buscar la salida a trav¨¦s del camino de la improvisaci¨®n, con un instrumento que intenta dominar como gu¨ªa. Poco de esto hubo en la 24? edici¨®n del Festival de Jazz de San Sebasti¨¢n, clausurada el pasado fin de semana, y, lo que es m¨¢s significativo, los conciertos m¨¢s laber¨ªnticos -protagonizados por The Lounge Lizards y Randy Breckerfueron los de menor asistencia del festival: 800 y 850 personas, respectivamente. "No se pueden analizar los resultados de esta edici¨®n sin ver la dejaci¨®n de la ciudad respecto al festival", declar¨® a este peri¨®dico Santi Ugarte, director t¨¦cnico del certamen, al t¨¦rmino del mismo.Seg¨²n datos proporcionados por Tibur¨®n Concerts, empresa encargada de la programaci¨®n y organizaci¨®n, durante los cuatro d¨ªas de festival, 4.750 personas asistieron a los conciertos de la plaza de la Trinidad y 17.100 a los del vel¨®dromo de Anoeta. Los r¨¦cords de asistencia correspondieron en el ¨²ltimo d¨ªa a Wim Mertens, que llen¨® la Trinidad con 2.000 aficionados a su estilo cercano a la m¨²sica cl¨¢sica, y a Rub¨¦n Blades y los cantantes brasile?os, con 5.400 asistentes en Anoeta. "Si hay d¨¦ficit, ser¨¢ m¨ªnimo. Incluso puede haber un ligero super¨¢vit", afirma Ugarte. "Hemos doblado la cifra de abonos del a?o pasado y diversificado el p¨²blico. Estamos contentos con el resultado final y somos conscientes de nuestras equivocaciones. S¨®lo hemos tenido tres meses para prepararlo. Ha sido muy duro".
Batalla contra el d¨¦ficit
El Festival de Jazz de San Sebasti¨¢n recientemente clausurado ha sido una batalla para no repetir el d¨¦ficit de 30 millones de pesetas de la edici¨®n de 1988 y superar la cifra media de 1.000 espectadores por concierto del pasado a?o. Con un presupuesto de 40 millones de pesetas, 16 grupos han pasado en esta 24? edici¨®n por los dos auditorios (Trinidad y Anoeta), correspondiendo a Manhattan Transfer la contrataci¨®n m¨¢s costosa, con 6,5 millones de pesetas.
Art¨ªsticamente, el resultado ha sido desigual. Junto a decepciones como las de Stanley Jordan, Desmond Dekker y Ramsey Lewis, la ausencia de m¨²sicos espa?oles y del jazz de grupos no profesionales, perfectamente asimilables en una programaci¨®n tan abierta como la de este a?o, los conciertos m¨¢s interesantes para el aficionado al jazz estuvieron protagonizados en la plaza de la Trinidad por The Lounge Lizards, Yellowjackets y Randy Brecker. Los tres fueron excelentes y deficitarios. La programaci¨®n nocturna en tres bares donostiarras tambi¨¦n ha sido positiva para apoyar la afici¨®n al jazz -"se han llenado con p¨²blico muy diverso", afirma Santi Ugarte-, y la recuperaci¨®n para el festival de la plaza de la Trinidad, sede de las primeras ediciones, ha sido vista con simpat¨ªa por los aficionados.
La audiencia pop, m¨¢s joven y menos exigente, llen¨® el vel¨®dromo de Anoeta para escuchar a Johnny Clegg and Savuka, Manhattan Transfer y Rub¨¦n Blades. Esta dualidad, contrastada en otros festivales internacionales, puede ser una soluci¨®n para la supervivencia del festival en San Sebasti¨¢n, una ciudad que hoy no respalda al jazz puro. Que los beneficios obtenidos con los conciertos de estrellas del pop sufraguen las p¨¦rdidas de la programaci¨®n estricta de jazz no parece un desatino. En definitiva, significa que la m¨²sica de mayor¨ªas subvenciona a la de minor¨ªas y puede contribuir a resolver el problema que afecta a otros festivales de jazz: el del m¨²sico en el laberinto.
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