Cara y cruz
Como si existiera una extra?a y fatal correspondencia, cada esperanzadora irrupci¨®n del presidente sovi¨¦tico en la escena pol¨ªtica internacional es contestada en el interior con nuevas y graves dificultades que alimentan el escepticismo de muchos sobre el proceso de reformas en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y sus posibilidades de ¨¦xito. En esta ocasi¨®n, las casi dos decenas de muertos y m¨¢s de un centenar de heridos con que se han saldado, hasta el momento, los graves incidentes raciales ocurridos durante el fin de semana en la ciudad de Sujumi, los sucesos que tuvieron lugar en la ciudad tayika de Churkii y las multitudinarias manifestaciones de apoyo a los mineros siberianos en huelga han oscurecido el significado del mensaje enviado por Mijail. Gorbachov a los dirigentes de los siete pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo, reunidos durante el pasado fin de semana en Par¨ªs.El s¨¢bado, el presidente sovi¨¦tico hab¨ªa tomado la iniciativa sin precedentes de ofrecer a los jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los Siete, congregados en la capital francesa, la participaci¨®n plena de su pa¨ªs en la econom¨ªa mundial, al tiempo que ped¨ªa una urgente armonizaci¨®n de los procesos econ¨®micos internacionales. Mijail Gorbachov no ha obtenido una respuesta directa de los estadistas m¨¢s representativos del mundo occidental, pero la satisfacci¨®n de ¨¦stos al hacer p¨²blico el mensaje del jefe del Estado sovi¨¦tico era m¨¢s que evidente.
La misiva del presidente de la URSS supone de hecho un reconocimiento de que la maltrecha econom¨ªa sovi¨¦tica -los verdaderos pies de barro de toda la reforma sovi¨¦tica- s¨®lo tiene posibilidades de recuperaci¨®n a trav¨¦s de su integraci¨®n en un orden internacional. Y dirigiendo su iniciativa a los m¨¢s destacados dirigentes del mundo capitalista, Gorbachov viene a admitir que ese orden debe conformarse seg¨²n las leyes econ¨®micas que han hecho de esas econom¨ªas las m¨¢s pr¨®speras del planeta. Pero hasta llegar a la colaboraci¨®n propugnada por el l¨ªder sovi¨¦tico queda a¨²n un largo camino que recorrer, y gran parte de ese camino -establecimiento de niveles de productividad competitivos, una pol¨ªtica de precios y salarios m¨¢s conforme con el mercado, privatizaci¨®n de sectores productivos, desburocratizaci¨®n de la gesti¨®n, establecimiento de un aut¨¦ntico mercado de capitales, etc¨¦tera- lo tendr¨¢n que recorrer los sovi¨¦ticos solos.
Y tendr¨¢n que hacerlo adem¨¢s en unas condiciones de extrema dificultad. Porque muchas de las medidas necesarias para la adecuaci¨®n de la econom¨ªa sovi¨¦tica a los par¨¢metros occidentales ser¨¢n digeridas con dificultad por una poblaci¨®n que est¨¢ sufriendo ya el des abastecimiento y la penuria. Las huelgas de estos d¨ªas en las cuencas del carb¨®n de Siberia, organizadas por comit¨¦s de f¨¢brica constituidos al margen de los sindicatos oficiales, pueden ser s¨®lo el comienzo de un movimiento reivindicativo de largo alcance con un potencial desestabilizador al menos tan grande como el de los enfrentamientos nacionalistas. As¨ª lo indica el hecho de que centenares de miles de personas se hayan echado a la calle en las principales ciudades mineras en apoyo de las huelgas. De ah¨ª a situaciones como las de Venezuela o Argentina puede haber s¨®lo un paso.
Por si fuera poco, el end¨¦mico conflicto entre nacionalidades conoce en estos meses de verano un peligroso recrudecimiento. No es ¨²nicamente el problema de la multiplicaci¨®n de los incidentes, sino que poco a poco ¨¦stos est¨¢n experimentando una escalada cualitativa importante. En los registrados el mes pasado en las rep¨²blicas del Asia Central han aparecido grupos armados organizados no se sabe muy bien por qui¨¦n. En los que han tenido lugar este fin de semana en la Rep¨²blica Aut¨®noma de Abjasia, dentro de Georgia, se han utilizado tambi¨¦n las armas de fuego. As¨ª las cosas, hay que preguntarse cu¨¢ntos muertos podr¨¢ soportar todav¨ªa una situaci¨®n dom¨¦stica tan delicada antes de que el comit¨¦ central -cuyo pleno especial sobre el problema ha sido repetidamente pospuesto- o el nuevo Soviet Supremo aborden resueltamente el problema de la organizaci¨®n territorial del antiguo imperio zarista.
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