Regresa el bicho m¨¢s espeluznante

Una pel¨ªcula de terror tiene su tempo. Las dos de la madrugada es de veras su hora. El pellizco cunde m¨¢s. El terror que se asienta en la boca del est¨®mago, a esa hora, despejado el tr¨¢fico de la calle, los ruidos del vecino y la intromisi¨®n de la ensalada, tiene ya su raz¨®n de ser. El terror naci¨® para la noche, para no dejar vivir ni dormir. Ultimamente el g¨¦nero se lleva mucho y ah¨ª deben estar los soci¨®logos prestos a dar una explicaci¨®n acorde con sus sueldos. Lo que est¨¢ claro es que buen terror hay poco, dos o tres filmes, cuatro a lo sumo -de entre los cientos que en cine o v¨ªdeo nos son dados a conocer- por a?o. Ninguno, en estos ¨²ltimos 10, como Alien, que, adem¨¢s osa confundirse con la science-fiction -como ahora se dice- y ser cumbre del cine fant¨¢stico.Alien redimensiona el terror m¨¢s all¨¢ del vulgar susto de un brazo saliendo de detr¨¢s de una chirriante puerta, crea iconograf¨ªas nuevas y da, por fin, como diera 10 a?os antes Kubrick con 2001: una odisea del espacio, un acento adulto, culto, al g¨¦nero fant¨¢stico, que as¨ª accede a la categor¨ªa de mayor tras lustros de, si no desprecio -que tambi¨¦n-, s¨ª por lo menos indiferencia.

A todo ello no es ajeno el boom del comic ni la radical afirmaci¨®n del dise?o como fuente de sabidur¨ªa intelectual y placer est¨¦tico.

Bienvenida sea, pues, una vez m¨¢s esta obra maestra de Ridley Scott, un filme hermoso, tenebroso, tenso, angustioso cuento g¨®tico de horror por cuyas arterias y espeluznantes pasillos corren fantasmas de Conrad y Lovecraft. Es el suspense sobrecogedor, el m¨¢s sobrecogedor de los ¨²ltimos tiempos.