Una sociedad al limite de su paciencia
En un momento en el que Polonia, Hungr¨ªa y la URSS tratan (con diversas complicaciones previsibles) de convertir el sistema totalitario comunista en otro m¨¢s democr¨¢tico, el Gobierno checoslovaco se resiste, con u?as y dientes, a seguir este camino. Aunque afirme en voz alta su intenci¨®n de reestructurar y democratizar, en la realidad de los hechos no cambia nada o s¨®lo autoriza peque?as transformaciones forzadas por una presi¨®n desde abajo.Su pol¨ªtica es m¨¢s que comprensible. Este Gobierno fue impuesto por los tanques de Breznev: su oposici¨®n a la reforma se ha convertido en su tarjeta de identidad ideol¨®gica, y la consolidaci¨®n de su poder, cada vez m¨¢s amplio, constituye una pr¨¢ctica cotidiana. Resulta bastante obvio que no quiera cambiar s¨²bitamente las. cosas por temor a cortar la rama sobre la que se encuentra. Sin embargo, esta sociedad, durante mucho tiempo acorralada, acallada y atomizada, est¨¢ empezando, lentamente, a perder la paciencia. 1
Animada por los acontecimientos en los pa¨ªses vecinos -miembros de Solidaridad se sientan ahora en el Parlamento polaco y dentro de un a?o se llevar¨¢n a cabo elecciones multipartidistas en Hungr¨ªa- y, asqueada por la incapacidad del Gobierno para resolver problemas que se multiplican, la sociedad checoslovaca comienza a despertar. La gente empieza a interesarse m¨¢s por los problemas del Estado, a buscar informaci¨®n veraz y a perder el miedo para expresar en p¨²blico lo que realmente piensa.
Gracias a esto, a los llamados disidentes -en otras palabras, personas comprometidas en iniciativas independentistas (de las cuales la m¨¢s antigua y conocida es la Carta de los 77), que no dudan en manifestar libremente sus opiniones sin temer las consecuencias-, ya no se les ve como a un grupo aislado de suicidas y locos que durante muchos a?os fue adn-¨²rado en silencio por el pueblo que, al mismo tiempo, se sent¨ªa incapaz de esperar de ellos cualquier apoyo posible. Enfurecerse contra la polic¨ªa del Estado signif?ca que los disidentes ya no tienen tanto miedo.
Las manifestaciones espont¨¢neas e independientes de agosto, octubre y diciembre de 1988, y los posteriores acontecin-fientos de enero de 1989 -cuando enormes multitudes salieron a las caes de Praga- y todo lo que les sigui¨®, constituyen una clara evidencia de este movimiento.
Al o¨ªr a grandes multitudes gritar "Viva la Carta" o "La Carta ganar¨¢", y m¨¢s tarde, despu¨¦s de pasar cuatro meses en prisi¨®n como consecuencia de las manifestaciones de enero, cuando contemplaba en v¨ªdeo a los j ¨®venes gritar "Libertad para Havel", experiment¨¦ una emoci¨®n profunda y cierta mezcla de sorpresa y satisfacci¨®n. De pronto comprend¨ª que los esfuerzos aislados y pacientes de aquellos suicidas, que pagaron con a?os de c¨¢rcel, no hab¨ªan sido en vano y comenzaban a dar sus frutos.
La culminaci¨®n de este despertar social se ha concretado, hasta ahora, en la petici¨®n Algunasfrases, que se hizo p¨²blica en junio y que no s¨®lo se ocupa de la defensa de la sociedad contra ciertas ?legalidades concretas, sino tambi¨¦n de la autenticidad de su propia expresi¨®n. Los firmantes le dicen al Gobierno que la ¨²nica alternativa al callej¨®n sin salida en que se encuentra Checoslovaquia, y una condici¨®n previa para cualquier democratizaci¨®n del sistema, es un cambio b¨¢sico del clima social, que -con las palabras de la petici¨®n- debe restablecer "un esp¨ªritu de libertad, confianza, tolerancia y pluralisino".
La petici¨®n enumera una serie de exigencias claras y f¨¢ciles de llevar a cabo -tales como la liberaci¨®n de todos los presos pol¨ªticos, liberiad de expresi¨®n, asociaci¨®n y culto-, la concesi¨®n de las cuales har¨ªa posible la creaci¨®n de ese clima social. Aqu¨¦lla surge de la perspectiva bastante l¨®gica de que si los cambios en el sistema no son s¨®lo temporales, parciales, confusos y apresurados, deben estar precedidos por una discusi¨®n realista. Sin embargo, antes es preciso crear las condiciones para que ¨¦sta pueda llevarse a cabo. Ya han firmadoAlgunas frases miles de personas: desde famosos actores hasta trabajadores desconocidos, desde l¨ªderes independientes hasta miembros del partido comunista, desde cat¨®licos hasta antiguos funcionarios comunistas.
La ha firmado gente a lo largo y ancho del pa¨ªs, a pesar de la r¨¢pida y violenta condena por parte de las autoridades, quienes -en el esp¨ªritu estalinista de su deformada manera de pensar- describieron esta pac¨ªfica llamada al di¨¢logo como 11 un intento de confrontaci¨®n". Lo que suceder¨¢ en un futuro pr¨®ximo nadie lo sabe.
Posiblemente estas autoridades, que en el pasado optaron por la confrontaci¨®n, pongan en pr¨¢ctica nuevas medidas de represi¨®n'y traten, una vez m¨¢s, de intimidar a la sociedad (lo que, naturalmente, ser¨¢ cada vez m¨¢s dificil). 0 tal vez ¨¦sta haya sido la primera reacci¨®n emocional, impulsada por el miedo.
Incluso puede ocurrir que dentro de su c¨ªrculo prevalezca el sentido com¨²n y por fin tendremos la esperanza de que tambi¨¦n Checoslovaquia pueda iniciar el camino para liberar su propia conciencia y las crecientes reformas, sin tener que pagar por ellas con miseria, desorden y vidas humanas. Hoy por hoy, c¨¢si todo es posible. La situaci¨®n es m¨¢s abierta de lo que lo fue en cualquier momento de los ¨²ltimos 20 a?os.No escribo esto s¨®lo como una informaci¨®n muy interesante de un peque?o pa¨ªs sin importancia. Lo hago como alguien que se da cuenta de que en este pa¨ªs, nos guste o no, por muchas y diferentes razones (incluso geopol¨ªticas), siemprelas decisiones no s¨®lo nos han involucrado a nosotros, sino a mucha gente m¨¢s. Con cierta frecuencia, desde lo m¨¢s remoto de nuestra historia hasta hoy, varios conflictos europeos, e incluso mundiales, se originaron (?y tambi¨¦n concluyeroffi) aqu¨ª.
Somos un pa¨ªs que, desde tiempo inmemorial, se ha constituido en un lugar de cruce de movimientos pol¨ªticos y espirituales diferentes y en el que, gracias a ello, la pol¨ªtica europea se ha enredado y desenredado. Somos un pa¨ªs donde, en m¨¢s de una ocasi¨®n, se ha decidido la suerte de otros o donde, sin quererlo, se prefiguraron sus destinos. Hoy puede suceder lo mismo.
Tal vez hoy este peque?o pa¨ªs que para algunos no tiene ning¨²n inter¨¦s se convierta nuevamente en el "terreno de pruebas", donde podremos ver exactamente lo que va a suceder. Es decir, si (como lo ha prometido Mijail Gorbachov) el aut¨¦ntico deseo del mundo comunista es pasar por encima de su sombra y darle prioridad a valores universales dejando de lado el poder y el prestigio, o si, a ¨²ltimo momento, el deseo por la libertad y la dignidad humana tendr¨¢n que ceder el paso en la encrucijada de la historia a los dudosos ideales de un imperio monol¨ªtico con su sistema de s¨¢trapas omnipotentes.
No podemos decretar que el destino de Algunasfrases ser¨¢ el de proporcionar la primera indicaci¨®n expl¨ªcita de c¨®mo funciona esta prueba.
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